viernes. 19.04.2024

Quo vadis izquierda?

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Resulta extremadamente difícil en los tiempos actuales realizar una reflexión que dure no ya unos días sino ni siquiera unos minutos. Menos aún en un tiempo líquido, con política líquida y políticos del mismo estilo muy alejados de los estadistas que el país merece.

Ahora parece que sólo se batalla por quién domina el relato, por intentar echar la culpa al “otro” del fracaso. Porque quizás produzca en algunos protagonistas un temblor de piernas, al mirar a esa fatídica fecha del 10-N al que en el momento de escribir estas líneas parecemos abocados.

No les falta razón a Pedro y Pablo, Pablo y Pedro, monta igual, monta tanto, con temblar ante unas nuevas elecciones, porque la sensación es que si esta gresca entre las izquierdas acaba en fracaso y la derecha continúa poniéndose de acuerdo, en concreto en Murcia y Madrid, pueden ganar las próximas elecciones y por lo tanto gobernar.

Habría que recomendarles que vuelvan a escuchar los discursos de Abascal y Rivera, para intuir a qué pueden condenar a este país y a su izquierda si la traicionan, si no son capaces de ponerse de acuerdo.

La tensión vivida el pasado lunes 22 pone en peligro esa posibilidad, pero hay que confiar en que se rectifique. Resulta muy curioso que las intervenciones más sensatas hayan sido las de un renovado Gabriel Rufián por ERC y la del representante del PNV Aitor Esteban. Pero no sólo ellos también Joan Baldoví, o Mertxe Aizpurúa, o sea 191 diputados.

Un mensaje común desde ambos, casi un grito desgarrador que coincide con el que estoy seguro están enviando en estos instantes miles y miles de votantes del PSOE y Podemos; poneros de acuerdo, no traicionéis nuestra confianza, no nos pongáis bajo los caballos de la tríada de derechas.

Si Sánchez continúa escuchando a un psicópata como Redondo no sólo puede acabar con su futuro, también con el de la izquierda en su conjunto. Muchos el 22 nos sentimos engañados, traicionados y nos planteamos seriamente no participar en esas elecciones si su empecinamiento nos lleva a ellas.

¿Cuántos? ¿Unos pocos o miles? La intuición es que muchas y muchos. Un incremento importante de la abstención en la izquierda daría la victoria gratis a la derecha y nos tendríamos merecido las políticas que podrían poner en marcha.

¿Tan difícil es Sánchez, que una vez que Podemos renuncia a que esté su líder, que renuncia a coger los ministerios denominados de Estado, ceder en la propuesta para satisfacer sus pretensiones? ¿Y Pablo, tan difícil es ceder en algunas peticiones quizás excesivas para buscar puntos de encuentro?

¿Tan difícil es Sánchez, que una vez que Podemos renuncia a que esté su líder, que renuncia a coger los ministerios denominados de Estado, ceder en la propuesta para satisfacer sus pretensiones? ¿Y Pablo, tan difícil es ceder en algunas peticiones quizás excesivas para buscar puntos de encuentro? Creo que el país y la izquierda se los merecen y necesitan.

Quo vadis izquierda? ¿A dónde vas izquierda? No hagáis que como en la famosa película la respuesta sea; “A Roma, la ciudad que tú abandonas, para hacerme crucificar de nuevo” y acabéis abrasando en el fuego de Nerón a todas las gentes que os apoyaron.

Pasar a la historia como un traidor y un cobarde es muy duro. Que muchas de nuestras gentes intuyan que las presiones del IBEX 35, la gran banca y la patronal, sumado a un personalismo estéril sean las causantes de este fracaso puede resultar terrible.

Hoy Pedro Sánchez podía tener esos 191 votos y se ha quedado en apenas los suyos. Tienen tiempo de rectificar y de hacer los deberes. Por cierto espero que si no los acaban no les veamos a uno en el Parque Nacional de Doñana y al otro quién sabe dónde, plácidamente de vacaciones, porque sería de muy poco vergüenza.

Casualmente o no, ese fracaso coincide con el triunfo de otro nuevo siniestro personaje, Boris Johnson, que va a imponer el Brexit salvaje al Reino Unido. A la triada Trump-Salvini-Bolsonaro se le une ahora Johnson. Malos tiempos para la lírica si no espabilamos.

Por eso compañeros en la izquierda, si no sois capaces de conseguir un acuerdo os juro que os maldeciré hasta el último de mis días y desde luego olvidaros de mí para votaros.

Quo vadis izquierda?