jueves. 28.03.2024

Fase 1: Así no! Así vamos al abismo

nenuz

Ha comenzado el pasado lunes 11 la fase 1 de la desescalada para el 51% del país, de manera desafortunada y peligrosa.

Observando lo ocurrido reflexiono que esta pandemia ha sido capaz de sacar lo mejor y también lo peor del ser humano.

Nos ha mostrado un sector de gentes que se están dejando el pellejo, incluso arriesgando sus vidas, por cuidarnos. Sanitarios, trabajadores de la alimentación, F.C.S.E., bomberos…, que llegan exhaustos a sus casas a veces con el miedo de haber sido contagiados.

No resulta nada extraño el mensaje de los sanitarios cuando enfadados señalan: “no sigáis respondiendo de manera insensata, porque como provoquéis un repunte cogeremos la baja y os curaréis solos. Ahhh y os metéis los aplausos de las 20 h por donde os quepan”.

El efecto de lo que está pasando estos días, la irresponsabilidad, el individualismo egoísta de algunos, se verá en los próximas semanas

A ellos y ellas mi respeto, agradecimiento y cariño. Desde luego el mejor homenaje que les podemos dar es cumplir las normas, fortalecer el sector público y no despedirles cuando esto vaya acabando.

Existe también una inmensa mayoría de ciudadanía que está cumpliendo admirablemente con las normas establecidas.

Pero también se nos ha colado el monstruo socialmente, apareciendo jaurías rabiosas que, especialmente en las redes sociales, se dedican a intoxicar, mentir, calumniar sin ningún tipo de pudor.  

Persiguen y atacan con las peores armas, a todo aquel que osa discrepar sobre cualquier cuestión relacionada con el coronavirus. Intentan acallar cualquier voz que discrepe de su pensamiento único.

El estilo  de intransigencia de VOX también está siendo una pandemia, por mucho que algunos se disfracen de abertzales aquí, independentistas catalanes, de derecha “civilizada” allí, e incluso algún perdido militante de la izquierda clásica.

Es el estilo “fake news”, el “calumnia que algo queda”.

Por último existe otro sector minoritario pero potente,  que ha perdido el miedo al virus e infringe constantemente las normas establecidas.

Son aquellos que con su insensatez e irresponsabilidad están poniendo en peligro lo que los demás, la mayoría, está haciendo con tanto esfuerzo.

Con ellos solo cabe el reproche social y el control institucional.

Quizás esta reacción se haya producido por los erróneos mensajes que se lanzaron al principio de la crisis, cuando para no alarmar a la ciudadanía se dijo, que el coronavirus no afectaba a los niños, muy poco, o casi nada, a los jóvenes y que se cebaba sobre todo en los mayores de 65 años y más concretamente aquellos que padecían ya enfermedades respiratorias, hipertensión, o diabetes.

De aquellos polvos estos lodos, porque han creado una falsa sensación de impunidad, de “no tenemos peligro” que ahora es muy difícil de cambiar.

A las y los jóvenes transmitirles que es probable que tengan menos peligro que nosotros los mayores y por tanto la repercusión sanitaria sea para ellos menor, pero si estropean lo hecho hasta ahora les va a afectar y de manera extrema en el empleo, en la posibilidad de conseguir un trabajo digno.

Con esa compleja situación nos queda realizar el tránsito más difícil hacia una normalidad que en ningún caso será la de antes. Sin pausa pero sin prisa.

Como decía Marcelino Camacho referido a la lucha obrera, se debe caminar con dos pasos hacia adelante y si hace falta uno hacia detrás, porque así se garantiza ganar uno, intentar dar tres de manera rígida te puede lanzar veinte para atrás. Era muy sabio el veterano luchador.

Por eso de que acertemos en las decisiones depende que sea posible volver a esa normalidad atípica cuanto antes. Debemos ser conscientes de que sería una irresponsabilidad fiarlo todo a la madurez y la sensatez, porque como se está viendo una mayoría la practica pero esa otra minoría más numerosa de lo que se comenta, tiene la capacidad de echar por tierra el trabajo del resto.

La fase 1 va a ser muy difícil, casi imposible de controlar. Poner sólo dos ejemplos, los controles de policía ahora van a ser mucho más complicados, cuando se puede ir a visitar familiares, a la segunda vivienda, a tomar café con un máximo de 10 personas, incluso que los jóvenes (los más insensatos) pueden mezclarse y es un error en los horarios de los más mayores y vulnerables, sólo con estar en grupo de menos de 10.

Sobre este tema va a resultar imposible poder saber si en un comedor que guardando las normas de seguridad cabrían 3 o 4 personas (la mayoría de los domicilios) están el doble, o más del doble. Tampoco si son familiares o amiguetes, salvo que se ponga policía en las puertas de cada edificio.

El efecto de lo que está pasando estos días, la irresponsabilidad, el individualismo egoísta de algunos, se verá en los próximas semanas.

Pero por lo que hemos visto estos días, así no!

Podría pasar que no pasara nada, que no hubiera repunte lo que indicaría que, o bien la naturaleza nos ha echado una mano, o que la “inmunidad de rebaño” es superior a lo que se pensaba.

Ojalá sea así y no tengamos que rectificar, porque eso sería malo para la salud y catastrófico para una economía que quedaría moribunda.

En esta encrucijada nos queda apostar por la esperanza,  por el temor o quizás mejor por una esperanza sin perder el temor al monstruo.

Veremos……..

Fase 1: Así no! Así vamos al abismo