jueves. 28.03.2024

Necesitamos un pacto por un cambio profundo

Cuatro de los partidos y coaliciones que pretenden ser elegidos el próximo día 20 de diciembre propugnan modificar la Constitución.

Cuatro de los partidos y coaliciones que pretenden ser elegidos el próximo día 20 de diciembre propugnan modificar la Constitución.

Es evidente que esa sola alternativa no supone un programa de gobierno. De lo contrario caeríamos en el error que hemos criticado a los secesionistas catalanes. Pero es previsible que entre todos alleguen un volumen de votos que se acercará mucho a las mayorías requeridas para el cambio constitucional.

En este contexto imagino que habrá equipos en cada partido (y si no los hay deberían crearlos) trabajando en la búsqueda de los puntos de consenso, analizando los temas de imposible acuerdo y señalando aquellos en los que podrían ir buscándose aproximaciones.

Si son consecuentes con sus postulados -y sea cual fuere la opción de gobierno que salga de las elecciones- ése debe ser uno de los trabajos imprescindibles desde el primer momento de la legislatura. De lo contrario, todos ellos estarán mintiendo en la presente campaña.

Es más: daría mucha tranquilidad a la ciudadanía el candidato que propugnara, como una acción prioritaria de gobierno y de ejercicio parlamentario, la búsqueda del consenso suficiente para el reforzamiento constitucional de nuestro Estado Social de Derecho.

El cuatrienio negro de Rajoy ha deteriorado principios básicos de ese Estado. Y garantizar que esos principios no solo se van a recuperar, sino que van a quedar blindados, con obligaciones concretas y prácticas de los poderes públicos, constituye un elemento de tranquilidad frente a futuras aspiraciones regresivas. Léanse los derechos al trabajo, a la vivienda, a la Sanidad, a la Educación, a la asistencia a dependientes y a las pensiones.

Los elementos negociables de ese Acuerdo constitucional pueden marcar las bases para un Programa consensuado de gobierno.

No es previsible y -dadas las circunstancias- no sería deseable una mayoría absoluta. La obsesión de Rajoy y sus seguidores de que gobierne la lista más votada no tiene nada que ver con nuestro sistema proporcional. Incluso aunque esté previsto, un gobierno de mayoría simple -si ésta no es suficientemente amplia- no es más que un calvario de inestabilidad.

Por eso es deseable que se conforme una mayoría consistente y amplia basada en un programa de legislatura. Haya o no pacto de gobierno. Pero un Programa reúne las condiciones de un Compromiso con la Sociedad, establece la hoja de ruta de los cuatro años de legislatura y de gobierno, y ayuda a que tanto el Parlamento como la Ciudadanía puedan examinar continuamente al gobierno Y puedan, si su incumplimiento es manifIesto, hacerlo caer, con la utilización de los mecanismos y procedimientos previstos en nuestro Sistema Democrático.

No, no son cuatro que se reúnen para cabildear: esa interpretación poco bien intencionada del argumentario de Rajoy/Arriola es radicalmente falsa. Son unos legítimos representantes del pueblo que establecen un proyecto en el que confluyen las aspiraciones y los votos mayoritarios del pueblo.

Si además a lo largo de la legislatura son capaces de consensuar esa modificación constitucional de la que comenzábamos hablando, pues referéndum, y a comenzar una nueva andadura.

Y habremos logrado reconvertir el desesperanzado desastre que el cuatrienio negro de Rajoy pretende dejarnos como herencia.

Por cierto: con los cálculos económicos que están presentando precisamente los partidos que preconizan el cambio constitucional, les garantizo que hay capacidad económica para un Programa de gobierno progresista, y para una sustancial reforma de nuestra Constitución. Si no lo hacen, sus proclamas electorales se habrán convertido en un acto fallido, y nos habrán hecho dar un traspiés difícilmente recuperable.

Necesitamos un pacto por un cambio profundo