jueves. 28.03.2024

¿Un gobierno de centro-izquierda?

También deberíamos pensar que en ese inevitable esquema de centro-izquierda, puede ser el momento de echar un cable al que se está ahogando

Todos los grupos políticos que se esfuerzan en colaborar para que se pueda formar un gobierno congruente y estable van a tener que hacer de la necesidad virtud. Pablo Iglesias ya ha advertido a sus militantes que van a tener que aceptar algunas renuncias. Y no solamente porque gobernar es darse de bruces con la realidad, que casi siempre te hace entender que lo mejor es enemigo de lo bueno, y a veces hasta de lo “regular”: léase situación económica real y obligaciones con Europa, por ejemplo. Sino porque se necesita allegar apoyos de partidos y grupos que, sin identificarse con las derechas, tampoco tienen posiciones de izquierdas. Y hay que pactar con ellos un programa básico que permita gobernar e iniciar el camino de las reformas necesarias.

Imagino que la negociación con PNV -que es clave- no solamente se limitará a reivindicaciones para Euskadi, sino que obligará a templar algunas medidas que ayuden a tranquilizar al empresariado, por ejemplo. Algo parecido puede ocurrir con la Coalición Canaria.

Hace falta mucha cintura para establecer ese programa básico que genere los apoyos en positivo. Y no hay que discurrir mucho para entender que el resultado tendrá mucho que ver con un planteamiento de centro-izquierda al que, una vez definido, se pueda tratar de sumar al máximo de fuerzas capaces de identificarse con ese espectro..

Ahora estamos todos muy pendientes de lo que se pueda negociar con ERC de cara a obtener no su apoyo, sino su abstención. Que no deja de entrañar un riesgo de inestabilidad, posiblemente en cuanto haya que negociar los presupuestos de 2021. Y, por supuesto, hay que intentar abrir una vía de diálogo con ERC, porque de inmediato hay que tratar el problema real de la cohesión territorial, en la que el tema de Cataluña tiene un peso importante. Y hay que echarle mucha finura a nuestra gobernabilidad, intentando romper cualquier combinación de bloques.

Y ya puestos a pensar en ese camino de centro-izquierda ¿por qué no imaginar que ese vuelco positivo podría tener consecuencias para cambios políticos en Madrid (Comunidad y Ayuntamiento), Andalucía, Murcia y Castilla y León?

Pero también deberíamos pensar que en ese inevitable esquema de centro-izquierda, puede ser el momento de echar un cable al que se está ahogando.

Ciudadanos también necesita en estos momentos aplicarse lo de hacer de la necesidad virtud. La deriva que le ha llevado al fracaso electoral y político ha sido la de inscribirse en una política de bloques con tanta pasión que ha catapultado a sus propios votantes hacia la derecha y hacia la extrema derecha. Y ahora se debate entre la irrelevancia y la búsqueda de una identidad perdida. Identidad que, por lo que estamos viendo, le cuesta mucho encontrar.

La irrelevancia la tiene asegurada si mantiene el lastre ideológico que le ha dejado Rivera, con su extremismo cerril y su intolerancia absolutista. La irrelevancia se la garantiza el seguir atado al carro de sus alianzas con PP y Vox, porque por muchos cargos que tengan en algunos gobiernos autonómicos y municipales, ya vemos que no van ellos a marcar las pautas. Y menos después de su fracaso político y electoral. Mientras tanto, la identidad sólo va a poder encontrarla buscando el centro.

Y a lo mejor, una vez que ese programa básico que mencionábamos esté elaborado o avanzado, podría no venirle mal a Ciudadanos echarle un vistazo, porque puede ser su trampolín para saltar hacia el centro. Porque puede ser que encuentre en él algo cercano a lo que ya firmó hace tres años y pico con PSOE en aquel otro intento de formar gobierno. Vamos, que a lo mejor le puede venir muy bien, para centrarse, “hacer un Manuel Valls” y sumarse en positivo a apoyar un gobierno de centro-izquierda.

Naturalmente, en ese contexto tendría que esforzarse en quitarle a su oposición al independentismo toda la visceralidad en la que les metió Rivera. Y ciertamente, para eso no sirve la tendencia, que parece hegemónica, a ser liderados por Arrimadas. Pero están en un punto en el que necesitan una reflexión rápida y objetiva para evitar un camino por el que no han hecho más que darse tiros en los pies…

Es una reflexión que podría serles útil a ellos (a los de Ciudadanos), pero que también podría servir para todos los que están en positivo queriendo construir el gobierno estable que necesitamos. Imagínense: si Ciudadanos se sumara a ese camino, si las cuentas no me fallan, podría haber un gobierno con el apoyo de 179 diputados. Sin que eso impida la delicada negociación de la posible abstención de ERC.

Y ya puestos a pensar en ese camino de centro-izquierda ¿por qué no imaginar que ese vuelco positivo podría tener consecuencias para cambios políticos en Madrid (Comunidad y Ayuntamiento), Andalucía, Murcia y Castilla y León?

Iniciativas más complejas y hasta inconcebibles se adoptaron en la Transición, y gracias a ello llevamos cuarenta años de democracia plena, a pesar de todos los pesares. Porque para hacer política real y concreta hay que aplicar mucha creatividad, mucho coraje, mucha finura y mucha gestión.

¿Un gobierno de centro-izquierda?