sábado. 20.04.2024

Cinco años sin Justicia y sin decencia política

alvia

Te estábamos esperando, Carla, aquella tarde-noche en la estación de Compostela. Todos os esperábamos a todos los que no pudisteis llegar ni siquiera en ambulancia. Y cinco años después, mientras os recordamos, seguimos esperando.

Esperamos una Justicia que no termina de llegar. Y esperamos una decencia política que brilla por su ausencia.

En cuanto a la Justicia que esperamos, nos da miedo –mucho miedo- de que haya jueces que presumiendo siempre de independientes sean sin embargo miedosos y timoratos, que es una manera vergonzosa de no ser independientes. Que en cinco años, con tantas vueltas y revueltas, con tantos titubeos, no se haya dilucidado aún nada sobre las responsabilidades reales, después de que el juez Aláez dejó más que rectamente enfocada la causa, dice muy poco de nuestro Sistema de Justicia. Y tal vez diga demasiado de la larga mano de muchos que van por la vida de poderosos, y que son intocables cuando su poderosa vida ocasiona muerte y desgracia.

Y tal vez diga demasiado –en cuando a la decencia política- de un Sistema que nació vigoroso y esperanzado, y que quieren ahogarlo muchos que se llevan a casa (no digo “se ganan”) el pan a base de ineficacia burocrática.

Un sistema que permite que cinco años después de un terrible accidente siga sin haber ni siquiera resuelto los problemas de seguridad que lo ocasionaron. Un sistema que permite que no se diluciden las responsabilidades que –en mayor o menor grado- tuvieron muchas personas en la escala de mando. Penales y políticas.

Un sistema que ha necesitado ¡cinco años! para que se pueda constituir una comisión parlamentaria que estudie las responsabilidades políticas y técnicas.

Un sistema en el que hay muchos agazapados tras los “puestos”, los nombramientos, los ascensos, las excusas… Muchos irresponsables y muchos cínicos que, por cierto, viven del Erario Público.

Un Sistema que tenemos la obligación de cambiar profundamente, si no queremos que descarrille nuestro Estado de Derecho, y que mueran con él todas nuestras esperanzas de convivencia y libertad, como murieron, a causa de él, nuestros viajeros en Angrois.

No nos merecemos a ninguno de los que han sido causantes de que nuestro Sistema Democrático y de Convivencia haya llegado a estos niveles de irresponsabilidad, cobardía e ineficiencia. Y tenemos que sacarlos de los puestos de una responsabilidad que no supieron y que no saben asumir.

Cinco años sin Justicia y sin decencia política