viernes. 19.04.2024

El color de Podemos

Podemos es el resultado de unos movimientos sociales alejados y enfrentados a las izquierdas tradicionales...

Podemos es el resultado de unos movimientos sociales alejados y enfrentados a las izquierdas tradicionales

(A modo de retales a disposición del sastre para que los enhebre)

A estas alturas nadie duda de que Podemos, en los próximos comicios, dará un aldabonazo. La cuestión en litigio es hasta dónde. Sea como fuere se me ocurre una arriesgada explicación del predicamento que está teniendo esta nueva organización.

1º retal.- Una parte considerable del electorado de izquierdas y un amplio sector de la izquierda sumergida podrían entender que Podemos tiene una característica distintiva que no ven en otras organizaciones: su capacidad de intimidación. Es más, quienes así lo piensan perciben, además, que las fuerzas políticas -lo reconozcan o no-  se sienten intimidadas por Podemos. Que esa capacidad de intimidación ofrezca resultados políticos sostenibles es cosa que se irá viendo en el tiempo. Pero, en todo caso, lo que se avecina traerá muchos quebraderos de cabeza a las izquierdas tradicionales, incluida Izquierda Unida.

Por otra parte, percibo que Podemos tiene otro sello distintivo: ha sabido, como diría Gramsci, establecer «una conexión sentimental con la gente». Lo que, en cierta medida, había ocurrido -durante muchos años- en el territorio de las izquierdas tradicionales. Y cuando se vio que el color rojo del «programa» se iba destiñendo, un considerable abanico del personal empezó a darle calabazas. Por supuesto, la conexión sentimental no es suficiente, pero es indudable que sin ella no hay aproximación entre dirigentes y dirigidos.

2º retal.-  Una segunda pista de la esperanza puesta en Podemos es que todas las izquierdas han visto impotentes que los grandes poderes han roto de manera unilateral las reglas del juego, desde el centro de trabajo hasta la sociedad en su conjunto, que se habían pactado de manera directa o implícitamente en torno al llamado Estado de Bienestar. No seríamos justos, sin embargo, si ignorásemos las grandes movilizaciones que se han hecho en España y Europa contra esa desforestación de derechos democráticos, especialmente desde el sindicalismo confederal y los movimientos sociales. En todo caso, tan importantes movilizaciones que, en algunos casos, han impedido algunos estropicios (todavía no suficientemente valorados y analizados) no han sido capaces, hasta el día de hoy, de romper la agresión al «ciclo largo» de conquistas que hablábamos en La parábola del sindicato. Así las cosas, una parte de la esperanza en la nueva organización puede arrancar ingenuamente de ese razonamiento: es una certeza que las izquierdas tradicionales no han sido capaces de frenar esta devastación; vamos a ver, si como hipótesis, Podemos puede levantar una nueva ilusión de que es posible romper el curso de las cosas. Lo que no es tanto un argumento a favor de Podemos como una desautorización de las izquierdas tradicionales. O quizá sea la desmesurada ilusión que siempre se pone en aquellos movimientos o partidos que surgen como lo ha hecho Podemos: directamente proporcional a la desafección de lo que es considerado como viejo.

3er retal.- Más claves: desde que surgió en la arena Podemos y su audiencia fue contabilizada matemáticamente no ha habido explicaciones creíbles desde el PSOE ni la Izquierda Plural. De una parte, los socialistas se atrincheraron en el cambio de fotogenia, siguiendo sus más repetidas costumbres; de otra parte, Izquierda Plural no ha ofrecido a sus parciales ni a su tradicional electorado cómo es posible que su incremento electoral en las europeas no estuviera a la altura de su compromiso contra la política de recortes y privatizaciones: ¿cómo es que su color rojo se ha visto interferido por el color de Podemos? Ahora bien, quizá la pregunta más inquietante sea ésta: ¿está Izquierda Plural en condiciones de dar esa respuesta? Francamente, lo ignoro.

Sin embargo, me parece que las izquierdas tradicionales no han valorado algo de cierta envergadura: Podemos es el resultado de unos movimientos sociales, alejados y –en no pocos casos—enfrentados a las izquierdas tradicionales. Y estas no escarbaron en ese torbellino que se iba gestando en la moderna ciudad del trabajo y del conocimiento. Ni siquiera la Izquierda Plural, que estaba cerca de todo ello, tuvo sensores para averiguar de qué iba la historia. Hubo un momento, hace ya tiempo, que pudo hacerlo: en una movilización contra los desahucios Cayo Lara es recibido, con toda seguridad injustamente, al grito de «no nos representas». A partir de ahí, nadie de sus allegados se le ocurrió dar una explicación de un recibimiento tan descortés. 

4º retal.-  No parece que el color de Podemos augure buenas relaciones con las izquierdas. De las declaraciones de los dirigentes de la nueva organización se desprende que hay algo más que la disputa por un espacio electoral determinado. Hay razones políticas de fondo, explicadas de manera laica, todavía no ideológica. Ya veremos en qué queda todo esto: aunque parezca sorprendente, tengo para mí que todavía es pronto para saber si entre unos y otros habrá conllevancia, comedimiento o vaya a saber usted qué. Todavía estamos en el primer acto.

El color de Podemos