jueves. 28.03.2024

¿Quo vadis popular?

Carta abierta al Sr. Saracho

Hace apenas una década el Popular era el Banco más rentable de Europa. El pasado viernes su capitalización bursátil se acercó a los 1.700 millones de euros desde los más de 17.000 que valía por aquellos tiempos. Su acción, que llegó a alcanzar entre los 16 y 22 euros, ha bajado de los 0,50. Con todas las alarmas encendidas ya no es tiempo de análisis sesudos o llamadas a la calma. No queda mucho tiempo. Sin embargo, todavía lo hay si se toman decisiones valientes y urgentes.

En la línea de mi intervención en la penúltima Junta (por cierto, gracias a cuantos me aplaudieron y mostraron su apoyo) como jubilado y pequeño accionista le insisto en varias medidas que le sugerí..

Reducción del sueldo de los altos directivos hasta la tercera parte

Opinaba que no debería fichar a los “Messi y Ronaldos” de la banca internacional, sino apoyarse en los directivos que tiene el Banco. Parece que no ha sido así y se ha inclinado por lo más fácil: grandes fichajes con sueldos astronómicos lejos de aquella diferencia salarial de 1 a 10 del Banco de los años 70 cuando ingresé. Comprendo la remoción de la anterior cúpula directiva visto los resultados. Y, aunque son pocos meses desde su llegada a la Presidencia, esos grandes sueldos mandan un mensaje negativo (el de “llevárselo crudo”) a empleados, accionistas y al mercado. Porque si en tan breve espacio de tiempo hubieran sacado el Banco adelante resultaría comprensible. No lo es en la situación actual.

Sin conocerles, supongo que ninguno de ustedes necesita esos dineros para comer. Si aceptaran la propuesta mandarían un mensaje nítido de que están por levantar el Banco y sería un mensaje de adrenalina para los empleados. Por si no lo sabe, la mayoría de ellos vagan por las oficinas como si fueran zombis sin saber a qué atenerse puesto que no se les envía una línea clara que no sea la de aguantar. Obvio referirme a los accionistas porque de éstos seguro que tendrá más información.

Convoque una gran reunión de todos los directivos. Y después, con los sindicatos y accionistas.

En la situación en la que estamos no valen las frías líneas de una carta. Convoque una reunión masiva de todos los directivos. Conviértase en su líder y convénzales con datos y argumentos de que el Banco puede sobrevivir. Salga de la ambigüedad en la que se encuentra y marque una línea clara: ampliación, venta o la que usted crea mejor. Lo mismo con los sindicatos y grupos de pequeños y medianos accionistas.

Cuando salta una crisis lo peor que puede ocurrir es la incertidumbre. El mercado, los empleados y los accionistas necesitan urgentemente una directriz clara.

Y vuelva a la línea de los hermanos Valls

Como expresé en la Junta usted conocerá mejor que yo la experiencia de Lehman Brothers. No cometa sus mismos errores. Huya de las recetas neoliberales que han hecho caer tantas empresas. Recupere la línea de los hermanos Valls. Reduzca la pirámide organizativa al mínimo: sucursales, direcciones regionales agrupadas en zonas, consejero delegado, comisión ejecutiva y consejo de administración, con las oficinas administrativas como unidades de apoyo, no por encima de las sucursales.

Para constituir una “taula de cambi” se necesitan accionistas, empleados y clientes. Hágase cercano a ellos. No mantenga la distancia de banquero de frac y chistera como la sensación que nos dio a muchos su salida de la Junta donde se le nombró con tres o cuatro supermercedes como si fuera el séquito del presidente norteamericano.

Y esas tres patas de la taula darían lugar a la más importante: la confianza palabra clave sin la cual no hay banca posible. Tal como parece no hay mucha últimamente en el Banco Popular y así van los resultados.

Para terminar, creo que sería una buena idea llamar y reunirse con algunos de los miembros de la Alta Dirección que rodeaban a D. Luis Valls. Si ellos aceptaran, es seguro que podrían ayudarle a tomar las mejores decisiones para salvar el Banco, que es lo que todos deseamos.

Si estas líneas llegan a su mesa, gracias por molestarse en leerlas. Por la cuenta que nos tiene le deseo mucho éxito en su trabajo y, humildemente, quedo a su disposición para lo que fuera menester.

¿Quo vadis popular?