jueves. 28.03.2024

La precariedad mata o enferma

Existen mil y una evidencias empíricas y científicas que relacionan precariedad con siniestralidad laboral. Sea cual sea el país, el sector productivo, el tipo de empresa o el ciclo económico.

 

Existen mil y una evidencias empíricas y científicas que relacionan precariedad con siniestralidad laboral. Sea cual sea el país, el sector productivo, el tipo de empresa o el ciclo económico.

Basta ver como se comportan los índices de siniestralidad en función de la modalidad contractual, la antigüedad en la empresa o la formación del trabajador o trabajadora.

Pero no todas las formas de siniestralidad emergen a simple vista como los accidentes laborales. Muchas otras formas de siniestralidad permanecen ocultas y por eso suponen un mayor riesgo. Al no detectarse su existencia o no relacionarse la enfermedad con el riesgo de origen profesional son más peligrosas, difíciles de evitar y combatir en sus efectos

España vivió hace 20 años un avance significativo con la Ley de Salud Laboral, expresión de una profunda preocupación del movimiento sindical que la situó entre sus prioridades, en un momento en que ya se intuía la borrachera de la burbuja y su capacidad para taparlo todo. Pero en esta, como en muchas otras cosas, ni las leyes lo son todo, ni los avances son nunca definitivos.

Nuestro modelo productivo, que basa su supuesta competitividad en un uso intensivo y precarizador  de la fuerza de trabajo, es en si mismo el primer riesgo para la salud de las personas trabajadoras. Y lo es mucho más en momentos de crisis, cuando se precarizan aún más las condiciones de trabajo y la prioridad es subsistir en un mercado de trabajo que se convierte en una verdadera jungla.

Eso ha pasado de nuevo en esta crisis, con niveles de paro descomunales e ingobernables y una Reforma Laboral, de PP y CIU que ha supuesto una autopista de 10 carriles por la que circula la precariedad y sus consecuencias, las evidentes y las ocultas. También el aumento de la siniestralidad que no son solo accidentes de trabajo.

Entre estos efectos colaterales de la crisis y de la Reforma Laboral, uno de los menos visibilizados y por ello más peligroso es el aumento de los riesgos de origen profesional. Entre ellos los riesgos psico-sociales, que cuesta identificar con las condiciones de trabajo o de desempleo de la persona. Y que cuando aparecen o ya es tarde o el Sistema Nacional de Salud y la red de salut laboral no suele relacionarlos.

Por eso hoy, 28 de abril, día internacional de la Salud Laboral, indigna comprobar que el Gobierno del PP no ha tenido durante toda la legislatura una sola iniciativa relacionada con la salud laboral. A pesar de que el camino esta bien trazado por la Estrategia Europea de Salud Laboral que, con sus limitaciones, constituye un buen horizonte en el que referenciarse.

Hoy, una vez más, el Grupo de la Izquierda Plural (IU, ICV-EUiA, CHA) presenta en el Congreso de Diputados una Proposición no de Ley, que nace del dialogo con las organizaciones sindicales y de sus reivindicaciones para forzar al Gobierno a que se comprometa y ponga en marcha políticas para avanzar en esta estrategia europea. 

Sinceramente no tenemos muchas esperanzas de que el Gobierno nos escuche. 

Nuestras esperanzas están puestas en los trabajadores en su condición de ciudadanos. Tenemos esperanzas de que la ciudadanía en el momento de votar relacione su voto con sus derechos, su pérdida de derechos con sus verdugos, sus esperanzas de recuperar estos derechos con su voto. 
 

La precariedad mata o enferma