viernes. 29.03.2024

Emergencia social y emergencia democrática

Para construir alternativas, confluir no es suficiente, pero es una condición imprescindible...

Vivimos instalados en una situación de emergencia social, que se presenta en forma de desempleo masivo, exilio de jóvenes, aumento del paro de larga duración entre mayores de 45 años, salarios a la baja, contratos precarios, incremento de los desahucios y niveles de pobreza para los que se acaban los adjetivos (energética, infantil).

Lo que hace más explosiva la situación es que la emergencia social va acompañada de emergencia democrática, con un goteo permanente de casos de corrupción. Que se produce de manera no generalizada, aunque sí sistémica, en las instituciones políticas.

Casos oportunamente denunciados por los medios de comunicación que están jugando un papel clave. Y que se producen también, incluso con mayor gravedad, en las empresas y la economía. Casos oportunistamente camuflados por los mismos medios, cada vez más condicionados por el control que sobre ellos ejercen los grandes grupos económicos.

En este contexto, el Pleno del Congreso de esta semana irrumpe de lleno en lo que son las principales preocupaciones de la ciudadanía. Esta semana el país real y el Congreso cruzan sus caminos.

Comparecerá el Gobernador del Banco de España, que aún nos debe una explicación de las razones por las que, después de 140.000 millones de euros de ayudas directas o indirectas a la Banca, ésta continúa sin cumplir su función de facilitar crédito a familias y empresas. Y las razones que justifican que España se esté convirtiendo en uno de los paraísos de la Banca en la sombra y la pista de aterrizaje de los Fondos buitres.

También comparecen el Presidente del Consejo General del Poder Judicial y el Fiscal General para presentar sendas memorias, en las que se pone de manifiesto la falta de inversiones y medios para la persecución de los delitos de cuello blanco y de corrupción. Una falta de medios endémica que, junto a un procedimiento penal del siglo XIX, convierten la acción de la Justicia en papel mojado. Porque la Justicia que llega tarde, si llega, es todo menos Justicia. Y además propicia la impunidad.

En nombre de Izquierda Plural volveré a interpelar al Gobierno sobre el incremento de los desahucios, el fiasco de las leyes aprobadas por el PP y su menosprecio total al derecho a la vivienda. En nuestra retina aún golpean las imágenes de una anciana de 85 años, Carmen, lanzada de su casa y obligada a abandonar su hogar. Y unos poderes públicos que, en vez de enviar a los servicios sociales para ofrecer una vivienda, le enviaron a la policía para desalojarla. Toda una declaración de intenciones que se produce tanto en Vallecas, como en Nou Barris. Y recordaremos a la Vicepresidenta del Gobierno sus promesas incumplidas del Fondo Social de Vivienda, y su obsceno ejercicio de marketing político, un escándalo en toda regla.

En medio de esta jungla de conflictos sociales y democráticos el Pleno del Congreso de esta semana también tratara de lo que posiblemente sea la causa última de todos estos desmanes. La pérdida de soberanía política de los ciudadanos, frente a unos mercados globales de capital que han usurpado el poder político real a las instituciones democráticas.

Y este dilema democrático tendrá una imagen muy nítida. Mientras Izquierda Plural planteará la reforma del articulo 135 CE, que supuso la pérdida de soberanía fiscal del Parlamento y el sometimiento a los mercados de capitales y sus intereses, el Partido Popular nos propone que se aceleren las negociaciones sobre el Tratado Trasatlántico entre EUA y la Unión Europea, mal llamado de Libre Comercio.

El TTIP, un gran desconocido para la ciudadanía, porque el oscurantismo de las negociaciones es total y la falta de transparencia absoluta. Cuando aún no nos hemos recuperado de una crisis, que ha tenido en la falta de control político del sistema financiero global una de sus causas, los grandes poderes económicos plantean la creación de una gran área económica sin gobierno político o lo que es peor, con mecanismos de arbitraje privados que van a condicionar y mucho la soberanía de los Estados. En definitiva un paso más, decisivo, en un modelo de globalización económica sin reglas, ni gobierno político, lo que significa sin derechos.

Quienes estén preocupados por la soberanía real de la ciudadanía, harían bien en situar las negociaciones del TTIP en el centro de sus prioridades.

Para terminar esta semana intensa, el jueves comparecerá Rajoy. Como siempre, tarde, a remolque y haciendo trampas. Nos volverá a presentar por enésima vez su programa de regeneración democrática. El mismo que ha sacado a pasear tantas veces como le han explotado casos de corrupción en su partido. El mismo que no cumple, porque no tiene autoridad moral ninguna.

En cualquier país democráticamente maduro no continuaría ni un minuto mas de Presidente del Gobierno el que al mismo tiempo es el Presidente de un partido carcomido por la corrupción.

En este contexto de emergencia social y democrática, ha irrumpido un sentimiento ciudadano de ira, legítima, que para ser útil debería comenzar por asumir que la ciudadanía no ha sido ajena a lo sucedido, ni lo es en relación al futuro.

Es imprescindible que este sentimiento de ira, que entre algunos sectores sociales ha devenido esperanza, pueda materializarse. Para ello, tan importante como provocar una ruptura nítida con las causas de esta situación de emergencia social y democrática, es no caer en la trampa de pensar que hay soluciones mágicas.

Reconstruir los espacios de soberanía de la ciudadanía no será fácil y es una batalla que no se juega solo en Catalunya o España. Por eso es importante que se produzcan procesos de confluencia de sectores sociales y políticos empeñados en afrontar lo que es el gran reto del siglo XXI. Nadie por si solo tiene las soluciones ni la fuerza para ello.

Para construir alternativas, confluir no es suficiente, pero es una condición imprescindible.

Emergencia social y emergencia democrática