martes. 23.04.2024

¿Qué está pasando realmente?

sanchez consejo europeo 26

Uno de esos sospechosos habituales de haber dicho una frase célebre (Napoleón, Churchill, Einstein, etc) dijo una vez que no debías odiar a tu enemigo porque evitarías llegar a conocerle.

Y, es que, cuando el cerebro no está bien regado debido a una congestión producida por la ira contenida, no es capaz de analizar la realidad, cuyo ejercicio comienza por apreciarla tal como es. Esto es lo que pasa cuando las filias y la fobias, la ideología en general, son el único soporte para analizar cualquier situación. Es un proceso que describe muy bien Daniel Kahneman en su libro "La falsa ilusión del éxito" y que consiste en despreciar los elementos de la realidad que no coinciden con el objetivo inicial del "análisis", que es demostrar lo que previamente ya se tiene por verdad inmutable.

Y, ahora, vayamos al análisis de como se está gestionando (quedémonos en España) la crisis del Covid19.

Desde la vuelta a la política de Pedro Sánchez, después de octubre de 2016, las "dos Españas" se dividieron a partir de él como charnela. Tanto en la izquierda como en la derecha. No es preciso recordar cómo los militantes del PSOE debieron elegir entre él y Susana Diaz, con Patxi López como outsider residual, y cómo esa división se hizo a partir de criterios dudosamente ideológicos.

Pero es que, para la derecha, Pedro Sánchez se convirtió en el enemigo a batir por tierra, mar y aire. Cuando la derecha se tuvo que confrontar con el PSOE liderado por Sánchez, expresó su repulsa a que llegara al gobierno con ayuda de los populistas, de los separatistas y de los amigos de los terroristas. Pero esta mentira cayó por su propio peso cuando pudieron evitarlo y no lo hicieron, primero con la dimisión de Rajoy antes del voto de censura y, más tarde, absteniéndose en la investidura de Sánchez para propiciar un muy débil gobierno monocolor del PSOE en 2019. Porque, a quien no querían en el Palacio de la Moncloa era a Pedro Sánchez ni aunque hubiera contado con el apoyo de Teresa de Calcuta. ¿Qué digo de Teresa de Calcuta?, ni con el del mismísimo Rafa Nadal.

Pero, a partir de esa inquina de la derecha y de su forma de expresarla día a día, bajo toda circunstancia y aprovechando cualquier aspecto de la realidad, la izquierda se ha reposicionado: los partidarios de Sánchez de la primera hora lo siguen siendo y una gran parte de los que no, se han hecho sanchistas por simple reacción. Esto lo explicó Newton en su Tercera ley del Movimiento varios siglos antes de que Sánchez viniera al mundo. Incluso los antiguos adversarios de Podemos, ahora son aliados por motivos obvios.

Con lo cual, y aunque la explicación pueda parecer muy simplista (y en realidad lo es), ya tenemos España perfectamente dividida en dos partes: o estas con Sánchez o estas contra Sánchez. O, al revés. Y ello con cuantas honrosas excepciones quieran ustedes confirmar esta regla.

Pero, vuelvo a preguntarme lo mismo que cinco párrafos antes: ¿Y cómo se está gestionando, realmente, la crisis del Covid19 en España? Difícil saberlo ya que, dependiendo de quien tenga que explicarlo, podemos estar ante el hecho de que Pedro Sánchez sea la X de la autoría final de los miles de muertos o que, todo lo contrario, esté evitando la desaparición de todo vestigio humano en España. Y es natural si lo que se pretende no es explicar qué está pasando, sino confirmar lo que previamente unos y otros tienen establecido en el ADN de su posición. Pero evita que podamos creernos todo, todo, lo que dice el Gobierno, a pesar de que, disciplinadamente, lo cumplamos o algo de lo que dice la oposición que, probablemente, tenga razón en parte.

Entre tanta polvareda, estoy seguro de que alguien debe estar explicando, racional, sosegada y desideológicamente, lo que está ocurriendo, pero vete a poder diferenciarlo de tanta opinión como en los medios, estos sí que libres e independientes, se está volcando. Debería haber en estos medios una sección, junto Nacional, Internacional, Deportes, etc., que dijera Neutralidad. Claro que, posiblemente, tendría pocos lectores.

Y, sin embargo, deberíamos, en algún momento, llegar a saber qué se ha hecho bien, qué regular y qué mal. ¿Para tomar decisiones políticas?. Pues sí, por supuesto. Pero, sobre todo, para progresar como sociedad porque en eso consiste el progreso, en avanzar a partir de la experiencia anterior. Si pudieran listarse, realmente, los aciertos y los errores cometidos, eso constituiría la base de la tecnología necesaria para afrontar la próxima crisis parecida.

Y se hará, estoy seguro, aunque habrá que escudriñar pacientemente entre tanta invectiva como ayer, hoy y mañana, ocupe nuestra atención. Solo espero que, quien tenga la responsabilidad de hacerlo, lo haga.

¿Qué está pasando realmente?