jueves. 28.03.2024

¿Cambios políticos en la Comunidad de Madrid?

La sucesión de acontecimientos políticos que han tenido lugar en España en la mañana del 10 de marzo puede tener consecuencias importantes para algunas Comunidades Autónomas y también para toda la política nacional. Todo comenzó en Murcia con el anuncio del acuerdo PSOE–Ciudadanos para presentar mociones de censura en la Asamblea Regional y en el Ayuntamiento de Murcia. Varias horas después, se celebró un Consejo de Gobierno en Madrid, en el que la Presidenta regional sometió a debate la disolución de la Asamblea de Madrid y la celebración de nuevas elecciones. Tras este anuncio, los Grupos Parlamentarios Socialista y de Más Madrid en la Asamblea de Madrid presentaron sendas mociones de censura.

En este artículo podríamos hacer un análisis jurídico de la situación embrollada que ha provocado la Presidenta Díaz Ayuso, pues el Estatuto de Autonomía de la Comunidad de Madrid otorga a su Presidente la facultad de acordar la disolución anticipada de la Asamblea y aclara que el Presidente no podrá acordar la disolución de la Asamblea, entre otros supuestos, “cuando se encuentre en tramitación una moción de censura” (artículo 21 del Estatuto).

Por eso, no sería impertinente preguntarse si tienen preeminencia en el tiempo el Decreto presidencial de disolución de la Asamblea o los actos de presentación de las mociones de censura. Pero posiblemente sea un ejercicio inútil, pues hay muchas posibilidades de que el Gobierno de la Comunidad de Madrid imponga la preeminencia del Decreto de convocatoria, aun cuando dos normas centrales de la Comunidad (el artículo 2º de la Ley 5/1990, de 17 de mayo, reguladora de la facultad de disolución de la Asamblea de Madrid por el Presidente de la Comunidad, y el artículo 8º de la Ley 11/1986, de 10 de diciembre, Electoral de la Comunidad de Madrid) establecen que los Decretos de disolución de la Asamblea entran en vigor en el momento de su publicación, esto es, un día después de empezar la tramitación de las mociones de censura.

Dicho de otra manera, es bastante posible que los servicios jurídicos del Gobierno de la Comunidad impongan cualquier interpretación que justifique que la convocatoria de elecciones se produjo antes de la presentación de las mociones de censura.

Parece, pues, que habrá elecciones en la Comunidad de Madrid a principios de mayo. ¿Un ataque de pánico de Díaz Ayuso ante la noticia de la moción de censura de la Región de Murcia? ¿Un gesto oportunista, pero frío y hasta meditado, para aprovechar el mal momento del Presidente del Partido Popular, Casado, y tratar de imponerse ulteriormente sobre el dirigente nacional del partido conservador?

La respuesta es indiferente. Se trata de un acto criticable, porque en medio de la pandemia la Comunidad de Madrid (con un quince por ciento de la población española aproximadamente) necesita un Gobierno que dirija la Administración especialmente sanitaria. El caso es más grave por el tremendo nivel de confrontación que Díaz Ayuso sostiene con el Gobierno de la Nación, siendo de temer que en las semanas prelectorales el Gobierno de Madrid acentuará su enfrentamiento con el del Presidente Sánchez.

Si estuviéramos hablando de la conducta de una persona particular diríamos que se trata de una inmensa frivolidad. Aplicado a una gobernante y a un Gobierno no es frivolidad, es irresponsabilidad, porque la disolución anticipada del Parlamento autonómico:

  • debilitará la gestión sanitaria y social de la lucha contra la pandemia por tratarse de un Gobierno en funciones;
  • provocará posibles gestos espasmódicos del Gobierno madrileño para hacerse notar ante los electores;
  • acentuará las medidas de relación social para hacerse valorar por los ciudadanos, es decir, incitará a los madrileños a hacer vida social en la calle, los espectáculos, la hostelería, etc.;
  • en el momento más álgido de la vacunación, la Administración sanitaria no tendrá dirección política;
  • podría ocurrir que tardara mucho tiempo en constituirse un Gobierno, pues Díaz Ayuso fue elegida en agosto de 2019 cuando las elecciones se celebraron en mayo.

Cuando la firmeza del Ministerio de Sanidad ante los comportamientos sociales, más los lentos efectos de las vacunas, empiezan a bajar el nivel de contagios, es de temer que la Comunidad Autónoma más contagiada, con la política que más favorece la difusión de la pandemia, entre en una espiral de contagios imparable, pues Díaz Ayuso necesita el voto de empresarios, grandes y pequeños, de autónomos y de los jóvenes que no entienden lo que significa el confinamiento.

Dicho lo cual, a la izquierda no debe asustarle concurrir a las elecciones.

Como apuntamos la semana pasada, la Comunidad de Madrid necesita cambiar de Gobierno (“Políticas autonómicas homogéneas… o decisiones políticas atrevidas”, Sistema Digital, 3 de marzo de 2021) y en la opción de un Gobierno de coalición con Ciudadanos (muy lastrado por su colaboración en las políticas ultraliberales de Díaz Ayuso) y una confrontación electoral, la izquierda (especialmente el PSOE) ha de presentar su programa y el ejemplo de su gestión sanitaria, como ha ocurrido en Cataluña.

El discurso de la Presidenta donde anunciaba la disolución (y especulaba falazmente sobre un acuerdo PSOE–Ciudadanos) es el discurso más ideológico, más trumpista y más rancio (de guerra fría) que se ha dado en España desde hace mucho tiempo. Por eso, conviene situar a Díaz Ayuso antes sus fraudes (Hospital Isabel Zendal, apertura de la región a todo el mundo, atracción de turistas extranjeros, mala gestión de la vacunación) y ante sus acciones más ideológicas (apoyo a la enseñanza concertada, depauperación de la enseñanza pública), pues la comparación favorecerá a la izquierda.

¿Cambios políticos en la Comunidad de Madrid?