jueves. 28.03.2024

Inquietantes preguntas del CIS

PUERTA SOL 750

Inquietud y perplejidad. No hay otra forma de describir lo que sentí ayer cuando leí el barómetro del CIS, el primero que se hace sobre la COVID-19 con llamadas telefónicas a los ciudadanos en estado de confinamiento y que plantea muchas cuestiones, algunas loables, otras ciertamente discutibles.

Valoremos estas últimas. A la pregunta de si, ¿estaría Ud. de acuerdo con que en España no se permitiese salir a la calle y que las medicinas y suministros alimentarios se llevaran a las casas por personal especializado, como se ha hecho en China?, el 57,7% de los españoles lo respalda, frente a un 38,6 que se muestra en contra.

No sé si me inquieta más la pregunta que la respuesta. Desde luego, de haber sido yo la entrevistada engrosaría la fila de los ‘no estoy de acuerdo’ y me pregunto: ¿por qué el CIS nos plantea una cuestión similar? Inocente no es. Lo primero que me vino a la cabeza fue una de las últimas advertencias lanzadas por Pedro Sánchez en su comparecencia del domingo 12 de abril, cuando de forma taxativa avisó de que si no se producía una mejora sustancial de la situación “mantendremos o reforzaremos las restricciones”. Bueno, de momento lo que se ha hecho es levantarlas. El lunes siguiente acabó lo que conocimos como periodo de “hibernación”.

Lo peor -a mi juicio- de esta pregunta, no es conocer si la mayoría de los españoles estarían dispuestos a hacer un sacrificio mayor para frenar esta escalada diaria de muertes. Es obvio que sí, estaríamos dispuestos. Lo peor, es que se introduzca como ejemplo a China, el país en el que se originó la epidemia y sobre el que se ciernen serias dudas de su transparencia informativa por su férrea censura, en primer lugar, por su baja cifra de fallecimientos declarados. Al respecto, es interesante consultar algunas denuncias formuladas por Reporteros Sin Fronteras que llegan incluso a plantear que, si en China hubiera habido libertad de expresión y el régimen no hubiera ocultado al mundo mucha información valiosa sobre el coronavirus, podría no haberse convertido en pandemia. Palabras mayores, sí, pero que es sano valorar. El CIS podría haber sido más amable y preguntarnos lo mismo sin dejarnos en la retina la imagen de esa China enclaustrada y secuestrada.

Pero hay más en este CIS de confinamiento, y toca de lleno a la libertad de expresión y al derecho a la información. Pregunta el organismo: ¿Cree Ud. que en estos momentos habría que prohibir la difusión de bulos e informaciones engañosas y poco fundamentadas por las redes y los medios de comunicación social, remitiendo toda la información sobre la pandemia a fuentes oficiales, o cree que hay que mantener libertad total para la difusión de noticias e informaciones? El 66,7% de los entrevistados responde que sí, que hay que controlar las informaciones y establecer una sola fuente oficial, (algo similar a lo que pasa en China, ¿no?). Pregunta “tramposa”, tal y como la han calificado algunas asociaciones de prensa. Resulta evidente que la mayoría de los ciudadanos vamos a rechazar los bulos y las fake news y más en momentos de tanta gravedad social, pero de ahí a situar en el mismo cesto a redes sociales y medios de comunicación va un abismo. No es lo mismo y buena parte de la prensa está dando muestras de profesionalidad y objetividad. A veces, incluso, hay que realizar acrobacias para obtener datos fiables y declaraciones concluyentes de esas mismas ‘fuentes oficiales’ tan fiables.

Habrá que encontrar otros mecanismos para combatir estas noticias falsas porque es muy fina muy fina la línea que separa la libertad de expresión de la censura. Además, esta pregunta presupone que los ciudadanos no tenemos criterio ni razonamientos suficientes para determinar las mentiras y que son ellos quienes tienen que guiarnos. 

Estas dos cuestiones del CIS me llevan a una conclusión fatal que empeora mis pesadillas: un mayor confinamiento físico y un mayor confinamiento mental. Esperemos que no.

Inquietantes preguntas del CIS