viernes. 19.04.2024

En el ojo del huracán

Lo que menos necesitaba Navarra era desde luego el triste espectáculo que se está viviendo con todo el tema de las dietas de la Caja de Ahorros de Navarra (CAN), que encima, para más “coña” hace de volcán lanza fuegos cuando ya no existe. No sé cuál es el grado de responsabilidad de nuestros políticos en el engendro de Banca Cívica; que fue la antesala de la desaparición forzosa de Caja Navarra.

Lo que menos necesitaba Navarra era desde luego el triste espectáculo que se está viviendo con todo el tema de las dietas de la Caja de Ahorros de Navarra (CAN), que encima, para más “coña” hace de volcán lanza fuegos cuando ya no existe.

No sé cuál es el grado de responsabilidad de nuestros políticos en el engendro de Banca Cívica; que fue la antesala de la desaparición forzosa de Caja Navarra. Pero al parecer eso está en vía judicial y con los ritmos de la “injusticia española” algo llegarán a saber de ello nuestros hijos.

Lo de ahora, el huracán desatado por la extinta Caja Navarra, resulta que es por las dietas que se pagaban, al parecer “sin ton ni son”, puesto que cuando han transcendido las cifras y datos de las mismas, han corrido a anunciarnos su devolución. Se me ocurre que nadie devuelve un salario sufrido y sudado con horas de trabajo. Pero las dietas de la CAN eran o se convirtieron en un dispendio; en un complemento del sueldo oficial de algunos políticos navarros para poder decir aquello de que “en la universidad estaría ganando más” como aseveró nuestra presidenta Yolanda Barcina, a sabiendas de que no era verdad porque nos ocultaba el “petate” que se llenaba con las dietas dobles y triples que le llegaban vía Caja de Ahorros de Navarra.

Y claro, además, todo esto ha llegado en plena “guerra fratricida” por el poder en el seno de Unión del Pueblo Navarro, el partido que sustenta al gobierno en minoría en la Comunidad Foral. Lo que está haciendo que, cada fracción, trate de capear el temporal pensando solo en sus intereses más inmediatos: en ganar en el congreso del partido al precio que sea.

Se están escuchando agresiones verbales y descalificaciones impensables en la UPN de hace poco tiempo. Y si, como anuncian las estimaciones extraoficiales, el resultado del congreso va a estar muy apretado, mucho me temo que habrá ruido para rato en la derecha Navarra; y que el PP va a estar ahí agitando la marea aunque solo fuera por aquello de que, “a río revuelto ganancia de pescadores”. Porque es cierto que llevaban mucho tiempo intentando revolver las aguas de UPN con el tema de la CAN.

Y de momento lo dejo ahí y cambio de tercio.

Se pide la dimisión de la presidenta Yolanda Barcina (que les recuerdo está en minoría parlamentaria) por parte de la mayoría del Parlamento. Lo cual me suena a un auténtico brindis al sol de cara a la galería. Y la vana pretensión de querer señalar que ante el escándalo montado por el tema del cobro de dietas dobles y triples, o incluso el cobro de dietas sin ni siquiera acudir a las reuniones (como se ha conocido recientemente) se le quiera señalar como único chivo expiatorio pidiéndole que dimita…

Pero miren, en la vida parlamentaria, cuando alguien quiere pedir la dimisión de en este caso la presidenta en minoría parlamentaria, sabe que si no son fuegos de artificio, debe presentar una moción de censura proponiendo un candidato/a alternativo. Por lo que al no hacerlo me cabe concluir que estamos en el ruido por el ruido, y en desgastar (muchos pensarán ¡más todavía!) al gobierno de UPN y de Barcina. Seguramente es que ninguno de ellos se siente libre tampoco del pecado de los cobros injustificados como para “tirar la primera piedra”.

Pero es que cobrar dietas por reuniones a las que no se asiste, como se van conociendo varios casos y lo que es más grave, que estaba contemplado que se hiciera el pago aunque no se asistiera; en cualquier país democrático sería motivo de dimisión. Caiga quien caiga y salga el sol por donde salga.

Cuando alguien está en la política institucional (especialmente), no solo tiene que ser honrado si no que además debe parecerlo. Premisa que en estos momentos queda a una enorme distancia de algunos de nuestros políticos en Navarra y fuera de Navarra.

O vuelve la ética como primer y principal valor de la actividad política, o el menosprecio y el descrédito seguirán alejando a la ciudadanía más valiosa de la actividad política institucional.

En el ojo del huracán