viernes. 29.03.2024

23F: 32 años despues

Hace tan solo 32 años, que un grupo de fascistas, de fanáticos, de enemigos de todos los españoles, aunque se les llenara la boca de “España”, intentaron quitarnos la libertad, y devolvernos a las catacumbas, al miedo, a la represión.

Hace tan solo 32 años, que un grupo de fascistas, de fanáticos, de enemigos de todos los españoles, aunque se les llenara la boca de “España”, intentaron quitarnos la libertad, y devolvernos a las catacumbas, al miedo, a la represión. Militares y civiles, nostálgicos del poder absoluto y de los 40 años de franquismo, intentaron segar por la fuerza de las armas, por la violencia, el camino que habíamos iniciado hacia la libertad y la democracia. Pero no lo lograron. El pueblo español y sus instituciones democráticas, aunque con el Parlamento secuestrado, impidieron que el intento de Golpe de Estado triunfara.

Y hoy, cuando se clausura el X Congreso de CC.OO., la mayor organización social y sindical de este país, la que siempre ha estado comprometida de forma clara y nítida con la libertad, la democracia y la defensa de los trabajadores, no podemos por menos que reafirmarnos en nuestro compromiso con ellas, pese a los seguros e importantes errores habidos y a lo duro y difícil que está resultando esta crisis para todos, especialmente para sus gr-andes victimas: los trabajadores. La libertad, la democracia con mayúsculas, no pueden estar en cuestión, ni tampoco sus instituciones, ni sus organizaciones sociales. Debilitar a las organizaciones sociales, como se está haciendo, desde las instancias del poder que hoy nos gobiernan o desde aquellos medios de comunicación mucho más cercanos a las ideas de los golpistas que a la Constitución es debilitarla.

Han pasado 32 años desde aquel intento de frenarla en seco, suficientes para que hayamos visto de lo que es capaz de lograr el pueblo español en libertad y en democracia. Hemos visto como el país avanzar y desarrollarse en cotas de libertad, de derechos civiles, de bienestar, de progreso económico, desconocidos. Negarlo es negarnos a nosotros mismos y a nuestra propia historia.

El cambio, el avance se consiguió por ese compromiso colectivo, de sindicatos, de empresarios, de instituciones que siempre han buscado antes el acuerdo a través del dialogo que la confrontación, aunque esta haya sido necesaria en muchas ocasiones. El diálogo social ha estado en el eje central de esa importante transformación , siendo los sindicatos de clase, CC.OO. y UGT fundamentales, y los que, con toda seguridad, más han puesto para hacerlo posible.

Por eso, hoy observamos indignados, si indignados que ese el Dialogo Social, clave en las grandes transformaciones del país, el Gobierno del PP lo está eliminando en su forma de hacer y entender la acción política, imponiendo uno tras otro recortes sobre el marco de derechos laborales y sociales que hemos construido entre todos, estrangulando la economía real y con ello condenando al paro y a la desesperanza a 6.000.000 de ciudadanos, al 50 por ciento de los jóvenes, recortando las pensiones, la sanidad, la enseñanza, los servicios sociales y a su vez se entregando miles y miles de millones euros a los auténticos responsables de la crisis, a los bancos o privatizando la sanidad o la enseñanza; y sin olvidar que la corrupción está aflorando a borbotones, afectando presuntamente a personas allegadas a la Jefatura del Estado, a la cúpula del PP, a la cúpula de la patronal, etc. La sociedad española ante todo ello no puede por menos que decir: BASTA YA.

32 años después de aquel fallido Golpe de Estado, la mejor forma de afrontar de verdad el futuro, es como entonces hizo la sociedad española, hacerlo desde el compromiso y el dialogo y pactar una serie de cambios en profundidad que nos permitan a todos recuperar la credibilidad en las instituciones, en la política y en los políticos, en lo público. Es evidente que esto no se logra ni a través de la mentira o el engaño, ni esperando a que escampe, como está haciendo el SR. Rajoy y la Sra. Cospedal en el caso Barcenas.

No se puede negar algo tan esencial como el Dialogo Social; ni empeñarse en desprestigiar o ningunear a los sindicatos presentándolos como antiguallas , ni de seguir por ese camino de recortar y recortar, en solo reducir el déficit público, ni empeñarse en defender la inmutabilidad de la Constitución, cuando la sociedad española no es la misma que la de hace 40 años.

Por eso el mejor homenaje que podemos hacer a la sociedad española en un día como hoy, es recuperar aquella ilusión, aquel compromiso colectivo de defender la democracia y la libertad y hacerlo mediante el dialogo y el acuerdo, y mientras esto no se produzca seguir saliendo a la calle a manifestarnos, como se viene haciendo, para defender el modelo de sociedad nacido con la Constitución, frente a aquellos que, con otros métodos a los del 23F, pero con consecuencias similares, la está poniendo en peligro.

23F: 32 años despues