martes. 16.04.2024

Méndez y la unidad de acción sindical

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Foto: Europapress

Candido Méndez deja un amplio bagaje de logros, de buenas practicas, por lo que merece el reconocimiento y el agradecimiento de las clases trabajadoras de nuestro país

Candido Méndez deja la Secretaría General de UGT con un amplio consenso de sus afiliados por el buen y difícil trabajo realizado. No es fácil desempeñar un puesto de tanta responsabilidad durante tantos años, nada menos que 22 y no dejar detrás conflictos y críticas.

Tres datos a tener muy en cuenta. Candido asumió la Secretaria General siendo joven, 42 años, sucediendo a un dirigente tan carismático para la UGT (y con un carácter tan difícil) como fue Nicolás Redondo y en un momento tan delicado como fue la crisis de la cooperativa de viviendas de PSV, que creó tremendas dificultades económicas al sindicato, además de un severo desgaste en la opinión pública.

Me interesa subrayar lo de la edad, porque el posible sustituto con al parecer más posibilidades tiene ya 60 años y lleva en la Secretaria General de UGT de Cataluña la friolera de 26 años. Y tampoco es un chaval el otro candidato mejor situado, Cilleros, (53 años). No se trata de penalizar a los mayores de 50 años, pero difícilmente se puede asociar renovación con dirigentes, muy respetables y experimentados, pero que llevan muchísimos años en funciones de dirección.

Candido tuvo que afrontar retos trascendentales, tanto hacia dentro de la organización como en la actuación de la UGT en las relaciones laborales, la negociación colectiva y la concertación social.

Quizás el aspecto mas positivo de su largo mandato haya sido el impulso y fortalecimiento de la unidad de acción sindical con CCOO, tarea nada fácil, después de frecuentes tensiones durante los mandatos de Nicolás Redondo y Marcelino Camacho. Es muy posible que en esa construcción de la unidad de acción haya influido mucho el talante abierto, afable, dialogante de Cándido, que facilitó el entendimiento con los dirigentes de CCOO, Antonio Gutiérrez, José María Fidalgo y sobre todo Ignacio Fernández-Toxo. Pero por encima de todo ha sido una decisión de política sindical de largo alcance, en la que estoy convencido debió superar importantes resistencias en sectores tradicionales de UGT (y también de CCOO).

La unidad de acción sindical permitió afrontar juntos la llegada de la derecha neoliberal del PP al gobierno de España y la presencia en la cumbre patronal de personajes que después han terminado en la cárcel o inmersos en tramas de corrupción o de negocios oscuros. La unidad de acción ayudó a solventar diferencias de criterios entre ambos sindicatos a la hora de afrontar la concertación social en la segunda legislatura de Aznar, como fue el Acuerdo de las Pensiones del año 2001. Y sobre todo la unidad de acción contribuyó a hacer frente a los efectos de la crisis económica y a las políticas de recortes, primero de Rodríguez Zapatero y después de Rajoy.

Sin esa unidad de acción hoy la situación de l@s trabjador@s, parad@s y pensionistas de nuestro país, sería muchísimo peor.

Candido Méndez, al igual que Fernández-Toxo, han tenido que afrontar una sostenida y poderosa campaña contra los sindicatos, magnificando y manipulando errores que sin duda ambos sindicatos hemos cometido en estos años. El que a pesar de los ataques, la unidad de acción no se haya resentido, también es un elemento muy positivo a resaltar.

Una unidad de acción que no ha sido formal, sino resultado de un proceso de acercamiento, de encuentro entre culturas y prácticas sindicales diferentes. CCOO se acercó a UGT y UGT se acercó a CCOO, todo ello sin dejar de lado su pasado, sus señas de identidad, sus afinidades ideológicas…etc. Esta aproximación ha permitido afrontar juntos complicados procesos de concertación con la patronal, con los gobiernos y con ambos, así como hacer llamamientos conjuntos a la movilización social, incluyendo varias huelgas generales, nada fáciles de hacer en el marco de una profunda crisis económica y un contexto político claramente hostil.

Ambos sindicatos, a partir del positivo revulsivo que supuso el 15-M, diseñaron un camino de acercamiento a los nuevos ámbitos de organización y movilización, las mareas; impulsando las Cumbres Sociales, novedoso instrumento de encuentro y trabajo en común del sindicalismo de clase tradicional y los nuevos movimientos sociales.

Por tanto, Candido Méndez deja un amplio bagaje de logros, de buenas practicas, por lo que merece el reconocimiento y el agradecimiento de las clases trabajadoras de nuestro país. Desde luego quienes pertenecemos a CCOO, así se lo debemos expresar y sin duda le echaremos mucho de menos.

El ultimo esfuerzo de Candido podría ser facilitar una profunda renovación en UGT, preparar al sindicato ante los difíciles retos que tiene y va a tener en los próximos años. En mi modesta opinión no sería bueno plantearse este Congreso como un Congreso de trámite y una dirección transitoria. Hay que agarrar el toro por los cuernos y apostar decididamente por savia nueva, aunque no tenga tanta experiencia, ni tanto respaldo orgánico. Al igual que ha sucedido en las principales fuerzas políticas, es el tiempo de los que andan entre los 30 y los 40 años. Los sindicatos debemos dar claras muestras de fomento de la renovación. UGT ahora y en el próximo año CCOO; nadie entendería las resistencias a la renovación, aunque conlleve riesgos y eventuales errores.

En todo caso, además de ese agradecimiento a Candido, como afiliado a CCOO espero y deseo que la prioridad de la nueva dirección ugetista siga siendo el mantenimiento de la unidad de acción sindical, porque lo vamos a necesitar y mucho.

Méndez y la unidad de acción sindical