sábado. 20.04.2024

¿Será difícil apearse del candelero…?

guerra

Sorprende que el compañero Guerra rechace que el PSOE se haya plantado frente a los dos partidos de la derecha española en un tema de tanta importancia

Días atrás algunos medios recogieron unas declaraciones de Alfonso Guerra sobre temas de actualidad política innegable; así habría afirmado que "los movimientos y cambios de posición" del PSOE sobre la prisión permanente revisable "no son razonables". Según el compañero Guerra “la cuestión de la prisión permanente revisable es una cuestión "difícil" y ha manifestado que hay dos teorías de las penas de cárcel, la que las contempla "desde la óptica de la reinserción y la que lo hace desde el castigo".

“Por tanto –según las informaciones periodísticas- ha conminado a esperar a que el Tribunal Constitucional se pronuncie y diga "si es rehabilitante o castigante" añadiendo que "en la Constitución se establece la pena de muerte para casos de guerra, por lo que supongo que eso lo tendrán en cuenta también".

En principio no habría nada objetable en su razonamiento excepto que endilgue al PSOE “movimientos y cambios de posición” y ponga el énfasis en que hay que esperar al pronunciamiento del Tribunal Constitucional, cuando esa es exactamente la posición de la actual dirección del Partido. El PSOE elevó dicha ley, impuesta con velocidad y alevosía por la mayoría absoluta del PP, al Tribunal Constitucional y ahora, cuando el propio PP pretendía hacer un fraude legislativo mediante una reforma de la Ley cuestionada, el PSOE, lógicamente, votó contra la reforma impidiendo que por la puerta trasera se pusiera en marcha una ley agravada mientras aquella se mantiene bloqueada hasta la resolución del TC.

Lo que más preocupa de las declaraciones del compañero Guerra, no es su posible deficiente información. Lo que sorprende es que el compañero Guerra rechace que el Partido se haya plantado frente a los dos partidos de la derecha española en un tema de tanta importancia, en vez de votar con ellos en la búsqueda de un “máximo consenso” con PP y Ciudadanos.

¿Porque, adónde nos conduciría a todos la concreción de ese “máximo consenso“ que parece ser hoy la aspiración de Alfonso Guerra para nuestro partido?

¿Se habrá preguntado sobre la magnitud de los “movimientos y cambios” que propone? ¿Abandonar el actual esfuerzo de la dirección del Partido y de la inmensa mayoría de los militantes para constituir una alternativa de la izquierda real a la derecha azul-naranja? ¿Pasarse al carro del adversario y provocar un impacto desolador en una gran parte de la ciudadanía, los militantes y simpatizantes del Partido?

Pues no seamos ingenuos; un éxito de las derechas en el tema que venimos comentando podría abrir la puerta a un sendero de agravamiento de penas, abandono del principio de reinserción y a un posible nuevo pelotazo del siglo: la privatización del sistema penitenciario que haría las delicias de las empresas de la seguridad privada.

Pero Alfonso Guerra, con la locuacidad que lo distingue, no se quedó ahí nomas:

Es un partido (Ciudadanos) coherente que va a ser premiado en toda España” y agrega: “después de su postura política en Cataluña,”

“Los otros estuvieron en un ten con ten con los nacionalistas, y no van a ser premiados.”

Retengamos dos conceptos: Coherencia y Premio.

Según sus declaraciones, parece que solo atribuye coherencia, en Cataluña, a Ciudadanos, pero ¿coherencia con qué? Con un españolismo castellano parlante producto del obligado esfuerzo del inmigrante y la resistencia consiguiente a la integración efectiva en la nueva realidad sociocultural en que vive, en Cataluña. Y el españolismo centralizador negacionista de la diversidad histórico, cultural y lingüística; en España.

¿Coherencia con una concepción étnico-lingüística aislacionista, contrafigura del nacionalismo catalán segregador que conducirían ambos –de imponerse– a la misma estación de llegada: una sociedad partida en dos? En el mejor de los casos a la belga y en el más grave a la ucraniana o yugoslava: enfrentamiento civil larvado, soterrado, dispuesto a detonar a la primera. Y a mantener el conflicto de Cataluña en España sin vías de solución.

Es sorprendente, se podría decir injusto, que no haya sido capaz de reconocer otra evidente muestra de coherencia; la del Partido de los Socialistas de Cataluña. Coherencia en defender y llevar a la práctica durante los cuarenta años de democracia el Catalanismo progresista e integrador: En lo interno, a partir del reconocimiento de la pluralidad cultural y lingüística de la sociedad catalana. Y en el conjunto de España mediante la superación de la actual estructura del Estado avanzando hacia una forma federal que garantice el autogobierno, la igualdad y la libertad de todos los ciudadanos.

Coherencia del PSC y del PSOE con las declaraciones de Santillana del Mar y de Granada, el acuerdo de Valencia y las resoluciones de los Congresos partidarios. Coherencia tradicional de los socialistas con sus principios y decisiones democráticas.

Una escueta alusión a los “premios”. De acuerdo con la literalidad de las citas precedentes parece ser que, últimamente, Alfonso Guerra concibe la lucha política como los concursos de Antena 3. Si contestas con la “coherencia” simpática al tribunal obtienes premio, si te descuidas y eliges una coherencia que no acepte el tribunal te darán carbón. Porque aquí de lo que se trata es ver cómo –el con qué o con quién es lo de menos-, la finalidad es ganar el premio a cualquier precio. Total, como Groucho siempre se tienen a mano principios de recambio.

Una compañera me decía en un WhatsApp: “Hay a quienes les cuesta aprender a envejecer ¿Por qué nos han tocado tantos a nosotros?".

¿Será difícil apearse del candelero…?