martes. 16.04.2024

Fairtrade: Comercio Justo y consumo con valores

Roberto Ballester, presidente Fairtrade Ibérica

Acabamos un año marcado por la situación de crisis sanitaria global que estamos viviendo. Son varios los aprendizajes que podemos sacar de este momento, pero quisiera centrarme en algunos de ellos que me parecen relevantes para enfrentar el futuro de manera más sostenible.

En primer lugar, esta epidemia ha significado volver a poner delante de nuestros ojos que el mundo en el que vivimos es global. De ahí que podamos considerar esta crisis sanitaria como pandemia, pues, como dice nuestro diccionario de la Real Academia, estamos ante una enfermedad epidémica que se extiende a muchos países, por no decir a todos.

Esta perspectiva global ha hecho que seamos más conscientes que nunca que el mundo está conectado y, por tanto, que lo que ocurre a miles de kilómetros nos afecta de manera concreta y directa. Esto no es nuevo, pero seguramente la intensidad que ha adquirido ahora sea mayor que nunca.

Bajo esta visión de globalidad, vemos de manera más radical si cabe que el mundo en el que vivimos es interdependiente y, por tanto, que es difícil que nos vaya bien solo a una parte de la población mientras una parte del planeta sufre en primera persona las desventajas de este mundo global e interdependiente.

En este sentido, el comercio y el consumo son dos ejemplos muy claros, por un lado, de cómo nuestro mundo se comporta de manera global e interconectada y, por otro lado, del estrecho vínculo que existe entre ambos aspectos. Un Comercio Justo necesita de un consumo con valores y, al mismo tiempo, un consumo con valores requiere y exige un Comercio Justo.

Esta relación entre el Comercio Justo y el consumo con valores es lo que propone Fairtrade, el sello de Comercio Justo que trabaja a nivel internacional para la sostenibilidad de las personas y el planeta.

La propuesta de Fairtrade hace posible que muchas empresas puedan comercializar productos que incorporan criterios de justicia social, económica y ambiental y, al mismo tiempo, da el poder a las personas para que lleven a cabo un consumo en el que se integren sus valores.

Por otro lado, también la situación actual nos ha hecho ser más conscientes que nunca que detrás de los números, las estadísticas, etc., siempre hay personas concretas. Ponerle rostro humano a nuestro mundo es, desde mi punto de vista, otro de los aprendizajes que podemos extraer de esta situación de pandemia.

En esta línea, sería buena cosa darnos cuenta de que detrás de nuestro consumo existen personas que trabajan día a día para hacer llegar los productos que necesitamos al mercado. Aunque parezca un contrasentido, necesitamos humanizar el mundo y darnos cuenta de que nuestras decisiones, en definitiva, afectan a la vida de las personas; que llevar a cabo un consumo que incorpore valores de justicia hace posible que personas con nombres y apellidos puedan vivir de una forma más digna y pueda pensar en un futuro mejor para él y los suyos.

Se acercan fechas en las que, más allá de las creencias religiosas, los valores de justicia y el compromiso ético adquieren una mayor presencia y en Fairtrade tenemos el firme compromiso de dar el poder a las personas para que sus celebraciones navideñas sean más sostenibles. Es decir, que tengan la capacidad de elegir que sus compras y su consumo ayuden a generar un futuro más esperanzador y justo para todos.

Solo construyendo un mundo en el que la globalización, la interconexión y la interdependencia beneficie a todos, podremos de verdad tener un planeta más sostenible.

Fairtrade: Comercio Justo y consumo con valores