viernes. 29.03.2024

¡Oh, Bendito Trump!

Bendito Trump, bienaventurado tú eres porque abres los ojos de los ciegos y despejas las dudas de las almas apocadas. La transparencia de tu personalidad es una bendición para todos aquellos que sospechando una inconfesable alianza entre el poder político, el poder económico y el entramado militar, nunca nos atrevimos a mencionarlo, por tanto a denunciarlo y finalmente combatirlo. Pero tu Donald, en tú lúcida interpretación de salvador del mundo, revelas los entresijos y las retorcidas relaciones de poder que los marxistas de toda la vida denunciaron  como la superestructura del poder que ahoga la emergencia social y que muchos silenciaron por considerarlo sólo una metáfora analítica y no una realidad palpable. Por tanto, bendito Trump que despejas la inexactitud de las medias verdades y, al regodearte en las mentiras, las connotas como la esencia del poder omnímodo.      

Tu desenvuelta incontinencia verbal revela que el poder en la cúspide es siempre una cuestión personalista. Que se puede ser admirable y sofisticado como tu antecesor Obama o un ridículo patán del Tejas como Bush, lo cierto es que ambos dos, y todos los demás, actúan siguiendo un patrón marcado por el capricho, Calígulas de entretiempo al fin.

Tu “América primero” revela una descomposición del capitalismo que la globalización había encubierto. El capitalismo original, inclinado al riesgo, la aventura, la innovación y la conquista comercial le debe su esencia a gente como Magallanes y Elcano, quienes comprendieron que el mundo era uno todo y que tras circundarlo, sus fronteras ya no tenían sentido. Pero las fronteras sinsentido se han mantenido siglos para garantizar beneficios de clase ligados a la explotación de las elites locales en torno a bobadas como la nación o la patria. La globalización bientemperada por parte del FMI no deja de ser una artimaña para reunir en el mismo puzzle beneficios globales sin atentar contra la extracción selectiva de la riqueza por parte de las oligarquías nacionales en base al fuero vernáculo.

Tu desinhibida carencia de estrategia de política exterior y acción diplomática revela a las claras que ambas dos no son sino un juego de birle birloque para disfrazar el que ciertas acciones de fuerza se asuman como realpolitik, impuestas de manera no cuestionable, y otras en cambio se desechen por configurar fantasmagorías populista o revolucionarias destinadas al fracaso. Ahora todo está claro, la acción exterior es una derivada de la capacidad de intimidar e imponerse por la fuerza para beneficio propio. A qué viene tanto teatro y tanta cursi mesura de las cancillerías. Tú lo tienes claro y ahora todos lo tenemos, la política exterior y la diplomacia no son sino la guerra (quizá de clases) ejecutada por otros medios (Klausewitz dixit)  

Gracias Trump por poner de manifiesto sin tapujos que las élites no son abstracciones sino que tienen nombres y apellidos y que éstos pueden y, según tu ideario, deben estar en los consejos de estado y en los consejos de administración simultáneamente. En una sociedad de la comunicación como la actual el valor de la información es enorme ¿por qué perder potencial informador en los comités que enlazan poder político y poder económico? Es absurdo, es mucho más racional y más eficiente que sean unas y las mismas personas quienes tomen las decisiones en uno y otro lado del mismo despacho. El riesgo de pérdida de “data” es muy superior al de que se produzca contradicción de intereses entre fracciones de la élite, pero para eso, para resolver esas pequeñas fricciones es para lo que sirve el estado, para diluir en expedientes y tribunales los efectos y las compensaciones a que todo actor de la elite tiene derecho adquirido.  No te desmoralices Donald si en algún momento tu razón negociante se sobrepone a tu condición de animal político y tergiversas un poquito la relación comercial de un distribuidor amigo con la marca de una de tus hijas, esto es compresible y lo corregirás en dos tardes. Lo que importa es que tú orientas el destino.

Y si bendito tú eres por aportarnos claridad en las relaciones del poder político, el poder económico y el entramado administrativo y militar, cómo no venerarte por tu definitiva clarificación de las políticas medioambientales. Tú has sabido comprender que tanto éstas como el panel intergubernamental para el cambio climático y el acuerdo de Paris no han sido sino una especie de juego del gato y el ratón, que te pillo, que te pillo, pero nunca le pillarás. Basta de mojigaterías, todo ello responde a un acto propagandístico de China o quizás aún peor a un diletantismo capitalista snob al que se le está yendo de las manos la cosa. Pero que tontería es esta del cambio climático ¿es que no hay suficientes fábricas de electrodomésticos para proveerse de refrescantes splits de aire acondicionado? Pues se traen de México y ya tenemos empleos de paso.

Soy o no soy un puto genio ¡cómo no vais a adorarme!

¡Oh, Bendito Trump!