jueves. 25.04.2024

Dichos populares

Estaba S.M. el rey Alfonso XII en una cena de gala en el palacio imperial de Viena cuando, para sorpresa de todos, mojó el pan en la salsa...

«Estaba S.M. el rey Alfonso XII en una cena de gala en el palacio imperial de Viena cuando, para sorpresa de todos, mojó el pan en la salsa, y alguien le dijo: Majestad, eso no está bien. A lo que Alfonso XII replicó: Pues en España lo hace hasta el rey». ─Leyenda popular.

Ahora y siempre, dejar una bicicleta en la calle sin encadenar a un lugar seguro supone quedarse sin ella en menos de media hora.

Hay que buscar el porqué de las cosas; por qué somos así; por qué obramos así. Y para ello es imprescindible contextualizar las acciones y analizar la moral social (que, nos guste o no, es la misma para todos); especialmente los principios inamovibles de esa moral. Pienso en dos de esos pilares, en apariencia inocuos y sin mayor transcendencia, que han demostrado ser nefastos: el polinomio: arte+lujo+santidad. Y el mensaje: “Ganarás el pan con el sudor de la frente”, como el castigo de una sentencia. (Los dos juntos forman un cóctel sibilino y explosivo que conlleva a una vida en pos de la grandeza material con artes, cuando menos ocultas, en las que casi siempre uno pierde y otro gana). Del ‘polinomio’ nacieron el respeto y admiración a quien viste chaqueta y corbata, conduce un coche de lujo y tiene una casa soberbia con algunos cuadros de valor incalculable; aunque resulte ser un ladrón de guante blanco, un canalla y un sinvergüenza de escándalo. Y del ‘mensaje’ algunos dichos populares como: “Nadie se hace rico trabajando”.  

Pero los tiempos cambian. Y el mundo, aunque con altibajos, evoluciona a mejor.

Hace quinientos años era moralmente aceptable la esclavitud. Hoy, no.

Hace doscientos años era moralmente aceptable la tortura. Hoy, no.

Hace cincuenta años era moralmente aceptable la pena de muerte. Hoy, no.

El cambio del Tiempo Nuevo que nos toca vivir traerá la Transparencia (prima hermana de la Verdad), y puede que el lujo deje de brillar tanto, el arte sea solo arte y la santidad se viva descalzo. Puede que, en el Tiempo Nuevo que nos toca vivir, el trabajo sea una bendición del cielo; y trabajar (como empresario u obrero) una especie de orgullo parecido al de ese otro dicho: “El trabajo dignifica al hombre” (añadiré: y a la mujer).

Puede que haya quienes quisieran tener esclavos, pero ya no los pueden tener.

Puede que haya quienes torturarían a un terrorista para sacarle información, pero ya no se puede hacer.

Puede que haya quienes condenarían a muerte a un violador asesino, pero ya no es posible.

Creo que hay mucha gente corrupta o potencialmente corrupta que no tiene conciencia del bien común. Creo que hay mucha gente que evade impuestos, especula, soborna y roba impunemente. Pero creo que, muy pronto, no lo podrán hacer.

Creo que en el Mundo Nuevo que está por venir ganará en valor ese otro dicho: “No es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita”. Y el muy simple y profundo nacido de las enseñanzas de Séneca; ese que dice: “Acostumbrase a lo bueno es malo”.

Para entonces, ni el rey sopará en la salsa. No porque no haya rey, no haya pan o no haya salsa, que es muy posible, sino porque el Tiempo, el único que de verdad puede hacerlo, lo habrá cambiado todo.

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