jueves. 28.03.2024

¿Batas blancas y lapiceros o porras y pistolas?

La fotografía de Sánchez y Díaz Ayuso delante de 24 banderas ha sido una clara declaración de guerra.

El mensaje es claro. En la Comunidad de Madrid no va a haber inversión pública en medios sanitarios, ni rastreadores, ni contratación de personal para la sanidad, ni inversión en educación o en mejoras necesarias y urgentes del transporte público para evitar aglomeraciones, ni tan siquiera en refuerzos de los servicios sociales de urgencia para atender la emergente pobreza, que galopa de barrio en barrio, entra en las casas humildes y devora los estómagos de los más vulnerables a medida que los efectos de esta crisis sanitaria se transforma en crisis económica de consecuencias impredecibles.

En Madrid, y a la vista de lo que sucede, la verdadera urgencia es de más policías y militares, porque está demostrado científicamente que un virus como este, como mejor se termina con él es con porras, con pistolas y extendiendo multas. No en vano el propio Alcalde Almeida ya ha gastado 600.000 mil euros en la compra de pistolas táser -dispositivos de descarga eléctrica-, por lo que pueda venir. 

Primero se confina por sectores, y qué casualidad que son los barrios trabajadores los que quedan confinados para el ocio, pero no para acudir a trabajar. Investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid han determinado en un reciente estudio que el 86,5% de los residentes en zonas ‘confinadas’ se desplazan a trabajar a zonas ‘no confinadas’. Y de esos, el 45% va en transporte público. Cabe preguntarse, ¿para qué sirven estas medidas de confinamientos parciales?, ¿contendrán la expansión del virus?...¡No!… según este gobierno trifascista madrileño para contener el virus ya tenemos a la policía, porque las porras, las pistolas táser y las multas todo el mundo sabe que son lo más efectivo que se conoce para atajar una emergencia como esta.

Estas medidas son cosméticas y peligrosas. Constituyen un riesgo social, son desestabilizadoras y dividen por clases de forma tan evidente, que el Gobierno del PP, C,s y Vox en Madrid está consiguiendo que la gente recupere un sentimiento de clase que estaba dormido.

¿Qué pretende la derecha? ¿Son tan torpes? No lo creo. Llevan 26 años aplicando la ‘doctrina del shock’ en Madrid

La siguiente pregunta que me hago es, ¿qué pretende la derecha con estas acciones?, ¿son tan torpes? No lo creo. Llevan aplicando su programa político y económico máximo en Madrid durante 26 años. Largos años de recortes en sanidad, educación, transporte, de recursos sociales básicos, de apropiaciones indebidas de lo público con traspaso de fondos a “sus” empresas privadas, de privatizaciones de servicios esenciales, de ventas a fondos buitre (en los que los agentes y primos del trifachito tienen acciones) de vivienda pública a precios irrisorios, para luego subir alquileres y especular. Llevan 26 años aplicando la ‘doctrina del shock’ en Madrid. Ha llegado un momento en el que la pandemia ha colmado todos los vasos y está provocando que se rompan todas las costuras, dejando en evidencia que las políticas neoliberales extremas aplicadas no sirven para trabajar por el bien común, no sirven para salvar a las personas, al menos a la mayoría de las personas.

¿Y qué es lo que ha decidido el gobierno trifascista en Madrid? Hacer honor a su ideología y sacar las porras y las pistolas. Están dispuestos a pelear su hegemonía de clase en las calles, con los instrumentos de coerción que tienen, sin olvidarnos de que además manejan el emisor de los mensajes. La mayoría de los medios de comunicación en Madrid pertenecen a las derechas y a sus intereses económicos. Estamos bien jodidas. La exagerada presencia policial en los barrios obreros y las cargas policiales en las protestas vallecanas lanzan un mensaje inconfundible, un mensaje retransmitido por todas las cadenas y los medios posible, el mensaje del miedo y de la represión. La policía reprime con saña en los barrios obreros, mientas se permitió que en los barrios ricos salieran los cayetanos a golpear mobiliario urbano y armar bulla en lo peor de la pandemia, con estado de alarma incluido, entre “abrazos” de las fuerzas del orden, o que los negacionistas llenaran Colón de mentiras prefabricadas por la ultraderecha. Así no.

Oposición al Gobierno

Madrid, además, es el bastión de oposición al Gobierno de coalición de España. La derecha trifascista lo está usando como herramienta de confrontación en todos los tableros que hay en juego: el de los presupuestos, el judicial, el de la negociación colectiva, el territorial y el más sensible, el sanitario-covid.

La fotografía del presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, delante de 24 banderas era una clara declaración de guerra. Y se está comprobando. Ella usó la comparecencia para colocar su mensaje. Él intentó todo el tiempo el diálogo. El “buen rollo” y el “entendimiento” por parte del Gobierno trifascista de Madrid no ha durado ni cinco días. El Gobierno de la Comunidad de Madrid no acepta las recomendaciones del Ministerio de Sanidad, y sigue a su bola, poniendo en riesgo la salud de la ciudadanía sin cumplir ninguna de las peticiones y recomendaciones que el Ministro Illa se vio obligado a verbalizar en una rueda de prensa improvisada. Advirtió que el Gobierno de España recomienda aumentar las restricciones y aplicarlas a todo Madrid para contener la curva creciente de la pandemia. Una curva que alarma por su evidente descontrol.

Acudiendo a conversar con Ayuso en su propia casa, la Moncloa lanzó el mensaje del diálogo, del “por nosotros que no quede”, de la moderación, el mensaje del apoyo, que quede claro que el Gobierno está ahí y que está ahí diciendo lo que se tiene que hacer.

Pero el mensaje de Ayuso era y sigue siento otro.  La derecha trifascista en Madrid no escucha y continua con su política de confrontación abierta. Porque eso es lo que buscan confrontación sin tregua.

Mientras tanto, continúan unas políticas en Madrid que causan sufrimiento y muerte: el sistema sanitario está entrando en el colapso, sigue sin atenderse la emergencia sanitaria, en atención primaria, en hospitales, en rastreadores, que es básica, que es lo verdaderamente básico para que todo vuelva a remontar. Sin salud no hay repunte económico posible, sin salud se da a los comunes por perdidos.

El Gobierno de coalición de España tiene una tarea muy complicada. ¿Hasta dónde piensa la derecha trifascista tensar el pulso?, ¿llegará al punto de forzar las cosas para obligar al Gobierno de España a intervenir Madrid?

La derecha española es una anomalía en Europa. Históricamente han sido capaces de todo, de los perores extremos por salvaguardar sus intereses de clase rentista, obtusa y feudal. Lo hemos visto. No dialogan, son ellos o el caos. El Gobierno trifascista de Madrid representa lo peor de la derecha española y europea. Son predemocráticos, siguen instalados en defender sus antiguos privilegios de clase rentista. Ante las peores consecuencias económicas y sociales de una pandemia como esta, el Gobierno trifascista de Madrid ha propuesto bajar impuestos, cuando lo que hace falta en inversión pública para salvarnos a todas, ellos siguen con su mantra. ¿Se puede de dialogar con ellos? ¿Se puede dialogar con gente que solo piensa en continuar con políticas que se ha demostrado que siegan vidas?

En esta comunidad, además de ser el polo financiero y económico más fuerte, se concentra la actividad ministerial, todas las dependencias del gobierno están aquí. ¿El Gobierno va a permitir que esta derecha desleal y profundamente corrupta, que solo sabe jugar sucio, ponga en jaque el propio funcionamiento de las instituciones del Estado?

Y todo esto sucede mientras se negocian unos presupuestos del Estado vitales, mientras el Ministerio de Trabajo mantiene una negociación abierta sobre la continuidad de los Ertes y cómo seguir, mientras las negociaciones en la judicatura siguen bloqueadas por el PP, mientras la institución de la Monarquía hace aguas por todas partes y se revela cada vez más insostenible… pero sobre todo, y esto es lo más preocupante, el virus de la covid -19 sigue avanzando y cobrándose vidas con la insistencia de la peor de las gotas malayas, desgastando la confianza de la población.

Siento una profunda indignación y no me conformo con lo que sucede. Quiero servicios públicos de calidad, batas blancas y lapiceros, no más porras ni pistolas. Quiero paz, reparto de la riqueza, pan y rosas.

¿Batas blancas y lapiceros o porras y pistolas?