jueves. 28.03.2024

14 de abril de 2018 o los enemigos actuales de la República española

republica catalana

En esta hora la idea de República se ha utilizado pues como una escarapela y un carenaje vacío para dar cobertura y apariencia democrática a un mero escenario de poder y reparto unilateral de herencias comunes

“Un sistema político no es bueno simplemente porque los principios en los que están basados sean buenos, sino en la medida en que se muestre capaz de resolver, de manera rápida y eficaz, los problemas políticos y económicos con los que se enfrenta un país” Henry Buckley, “Vida y Muerte de la República Española” (del prólogo del autor escrito en diciembre de 1939).

Dentro de poco se repetirán como cada año las referencias al 14 de Abril de 1931 cada vez mas ilustradas por memes telemáticos plenos de colorido. Como contraste, y tal como discurren los acontecimientos españoles y europeos contemporáneos, parece más necesario releer la obra de Buckley que casi sería de obligado cumplimiento para las nuevas generaciones de españoles. Testigo que fue de los acontecimientos de un decenio clave de la historia española, desde 1929 a 1939, dejó un testimonio que es casi una clarificadora acta de defunción del último periodo republicano español y probablemente uno de los más brillantes análisis forenses de sus causas.

En ese mismo prólogo Buckley se preguntaba si alguien podía poner en duda, las buenas intenciones, preparación, inteligencia y calidad humana de las personas que tomaron el poder tras la caída de la monarquía, para afirmar más tarde que “Estaban todos ellos –o casi todos ellos- imbuidos de las ideas liberales del siglo XIX, dispuestos a que España por primera vez en su historia, tuviera un verdadero régimen democrático. Desde el mismo momento en que llegaron al poder, organizaron elecciones, crearon un parlamento representativo, diseñaron una nueva constitución para el país… ¡Qué duda cabe que aquellos 470 hombres, a pesar de las diferencias de educación, de clase social y de ideas, supieron trabajar juntos formando –aún con todas las discrepancias que podía haber entre ellos- un solo cuerpo, preparando, en definitiva, el futuro de la nación!”.

¿Qué falló entonces si se partía de tan fantásticas premisas? A debatir sobre esta cuestión se han consumido no pocos esfuerzos y esta no es ni puede ser la pretensión de estas líneas. Sin duda que agentes poderosos la hicieron fracasar pero ya es un axioma que sus debilidades internas ayudaron bastante y no es el caso ahora  enumerarlas. Por aquello de situarse en el presente con el conocimiento de la historia imprescindible pero sin su peso abrumador, para que el pesimismo de la inteligencia no destroce lo que queda de nuestra no poco quebrada voluntad. Pero es un hecho reconocido que algunos los peores enemigos de la 2ª República anidaron en su propio seno.

Tal vez por ello, para los que todavía pensamos que el sistema político republicano es el mejor de cuantos se conocen desde el punto de vista democrático, los acontecimientos que vivimos hoy dañan brutalmente cualquier esperanza de poder defender con éxito el ideal republicano como sistema de convivencia y cohesión civil en la España actual. Muy al contrario, los que de manera mendaz se han apropiado, en estos tiempos de cólera, de la formal nominación republicana como expresión de su particular, iluminada y secesionista organización política del estado, han consolidado con mucha más eficacia que las armas guerracivilistas y la represión del franquismo la especie de que la 2ª República Española era sinónimo de división, separatismo, violencia social e institucional y empobrecimiento del país.

Y lo hacen precisamente entre esas nuevas generaciones que no han conocido por fortuna la dictadura del periodo 1939-1977.  A no ser que en sus particulares delirios piensen que sus parciales y fundamentalistas postulados nacionalistas son compartidos por la mayoría de esos españoles. No dice eso la realidad, ni tan siquiera en los territorios en que se implantan actualmente a la manera conservadora, reaccionaria y antiliberal del viejo Carlismo foralista del XIX Español del que son herederos directos. ¿Qué tiene que ver la República como forma de estado con eso? Nada. Sin embargo hoy para una gran mayoría de los españoles en una sociedad donde los medios de comunicación y las redes sociales determinan buena parte de la conciencia colectiva el mal está hecho. Enorme y difícilmente reversible a medio plazo. Si yo fuese monárquico no dudaría en proponer la concesión del Toisón de Oro a no pocos de estos autodenominados republicanos de nuevo cuño. Al tiempo, como nos iluminó Lampedussa en su inefable “Gatopardo”, habrá “Don Gigios” sobrados que se presten a recibirlos sin rubor.

En esta hora la idea de República se ha utilizado pues como una escarapela y un carenaje vacío para dar cobertura y apariencia democrática a un mero escenario de poder y reparto unilateral de herencias comunes. Todo trufado de los más espurios intereses económicos propios de viejos y postmodernos terratenientes, de ambiciones políticas desmedidas, de empleo público para iluminados, oportunistas o visionarios y de un atajo de concepciones reaccionarias e ignorancias varias contrarias a los derechos solo residenciables en los seres humanos conforme a cualquier idea de naturaleza verdaderamente republicana.

Hoy la palabra República se ha manipulado para separar y no para unir. Se habla en su nombre de democracia sin el menor proyecto común vulnerando los derechos de las mayorías sociales. Se ha concebido como instrumento de marketing político y pura propaganda neofascista  y nacionalista dando carácter de proyecto de estado a una mera escisión separatista de carácter conservador. Y se le ha dado una cobertura de izquierda para rematar la faena con los siempre inevitables compañeros de viaje. Increíble. Si, en este 14 de Abril de 2018 estos son los modernos enemigos de la República Española. Entonces y ahora. Tan antiguos… Tan dañinos.

14 de abril de 2018 o los enemigos actuales de la República española