sábado. 20.04.2024

Distancia

Creo que la palabra de moda -post COVID19- podría ser “distancia”, pues es la palabra que utilizamos para sentirnos seguros ante aglomeraciones o en la nueva vida cotidiana, cambiada -precisamente- por la distancia. De seguridad en muchos casos, de precaución en muchos otros, de relación social, finalmente.

Distancia es un término, que, utilizado en el sentido de la nueva normalidad, hace referencia al espacio, al que debemos dejar entre unos y otros para que la vida siga fluyendo. Sin embargo, distancia, también quiere decir alejamiento, desvío y desafecto entre personas. Y así es como me siento cuando veo que nuestro comité de ética ha decidido una sanción “ejemplar” para nuestra alcaldesa de Móstoles, Noelia Posse.

Por último, distancia…parece que quiere coger el Rey Emérito, que de no serlo -y estuviéramos hablando de un ciudadano-, la distancia la tendría en la cárcel de Soto del Real, donde van las figuras ilustres del robo constante a las arcas públicas

No tengo nada personal ni privado en contra de esta alcaldesa, no conozco su vida privada ni a lo que dedica el tiempo libre, no es de mi incumbencia -como dice mi madre-. Mi distancia se produce por desafección, y seguramente no con ella, sino con quien ha decidido que esto ocurra de esta manera. Lamentable, un suma y sigue, en nuestra mochila frente a la ciudadanía de Madrid.

De este asunto, puedo decir dos cosas. La primera, que antes o después terminará sabiéndose la verdad (si no, que se lo pregunten al Rey emérito) y quien haya estado trabajando entre bambalinas para hacer posible este “acuerdo” terminará sabiéndose, para demérito propio y para sus beneficiarios. En segundo lugar, que la política hace rato que está cambiando; hay dos máximas que importan hoy -a diferencia de hace unos años atrás- que son la experiencia (los políticos y políticas sin experiencia, tienen la mirada corta y sus expectativas de permanencia, son escasas) y la segunda -que no la última- es la credibilidad. Cuando Pedro Sánchez ganó las primarias, lo hizo -sin lugar a dudas- por la credibilidad de sus actos, dimisión y pérdida de su escaño; que le dieron la fortaleza moral para rehacerse y que le apoyásemos de forma mayoritaria. Sin credibilidad…los días son muy duros.

Volviendo al término -distancia-, que es el punto del que quiero partir con mis reflexiones,creo que hay que tomar “distanciamiento”, en este caso, con determinadas actuaciones empresariales que producen asco, y no -sólo- por las consecuencias terribles del caso (jornalero muerto por golpe de calor en Murcia), sino por la cínica visión del mundo de quienes muchas veces tiran mierda (literalmente) a los inmigrantes y luego los utilizan -con papeles o sin ellos, como es el caso- para abusar de unas condiciones indignas que han de hacernos pensar y mucho, si no estaremos haciendo mal las cosas. Todo el peso de la ley, ha de recaer a estos sinvergüenzas, cínicos y traficantes de esclavos del siglo XXI, que nada tienen que ver con el concepto de empresario. Quien se ocupa de su empresa, se ocupa de los trabajadores de la misma, sin ellos, no hay empresa; luego en España -conozco otros cuantos países por Europa con igual cinismo- hay muchos que se ponen el nombre de empresarios y empresarias, por el hecho de realizar una actividad en la que requieren de personal para su manejo, lo que no es real.

Me resulta evidente que hay que hacer una trazabilidad en cuanto al respeto de los derechos humanos, del medio ambiente, de la energía y huella que dejamos en nuestras actividades y será interesante saber para quién trabajaba este “empresario”, pues tan culpable es el que comete el delito, como el que cierra los ojos ante estas situaciones. Que un trabajador, fuera abandonado a su suerte…literalmente tirado a las puertas de un centro de salud, me produce asco, dolor, cabreo y un sentimiento de tristeza difícil de explicar por escrito. Distanciamiento social, debería ser el término, para aislar a este tipo de sinvergüenzas de la sociedad en la que vivimos y su castigo -en relación al punto anterior- ¡debería tener algo de ejemplaridad!

Por último, distancia…parece que quiere coger el Rey Emérito, que de no serlo -y estuviéramos hablando de un ciudadano-, la distancia la tendría en la cárcel de Soto del Real, donde van las figuras ilustres del robo constante a las arcas públicas. Esta historia, la del Emérito, irá por fascículos y mucho me temo que iremos de sorpresa en sorpresa. Hace unos días, discutiendo con unos amigos en casa, ellos muy monárquicos, me decían que la culpa de todo lo tenía una tal Leticia Ortiz (para echarse a llorar). Pues eso, que hay que coger distancia de ciertos ejemplos…como el del Emérito y pensar en Soto del Real (real sitio, por lo demás) que estará preparando la zona VIP para su más importante recluso.

Distancia