jueves. 18.04.2024

Confusión europea

27.03.2020., Zagreb - U Nacionalnoj i sveucilisnoj knjiznici odrzan je videolink sastanak ministara Europske unije i Ministra regionalnoga razvoja i fondova Marka Pavica. Photo: Josip Regovic/PIXSELL/EU2020HR

El fatalismo, decía Ulrich Beck, es una enfermedad del lenguaje y no puedo estar más de acuerdo con él. Pero creo que es importante distinguir la crítica -aunque sea insana y moleste profundamente-, respecto de la creación de un estado de confusión cuya pretensión es favorecer a unos sobre otros. En todas las situaciones difíciles por las que pasa la humanidad, hay quien quiere sacar provecho de ellas…generando confusión alrededor de la misma.

En el inicio de la película (¡este es tiempo de ver buen cine en casa!) “The Big Short” -La Gran Apuesta- que nos explica de manera magistral la crisis económica global del 2007…antes de comenzar aparece una frase del escritor Mark Twain donde se puede leer “Lo que nos mete en problemas no es lo que no sabemos, sino lo que creemos con certeza y no es cierto”. Esta frase me parece muy adecuada a lo que estamos viviendo estos días con la actitud que está dispuesta a tomar una parte de la UE.

Como afirmaba Twain, efectivamente el problema viene -y me atrevo a decir que vendrá- si los que teníamos la certeza de que la UE era un espacio de derechos, una visión conjunta de futuro económico y político en el que solidariamente nos enfrentamos a los diferentes bloques económicos en un mundo globalizado… y resulta que todo esto, va a ser que no es cierto. Lo que nos vienen a decir algunos países de la Unión, liderados por Holanda, es que “cada palo aguante su vela…”, vamos, para ser claros.

Esta idea (por eso mencionaba a Beck antes) la describió el sociólogo alemán con una claridad infinita. Hay políticos que van por la vida con una alegría liberal…y no se dan cuenta que serán ellos mismos los que se carguen la forma de vida que queremos y que tenemos los europeos. Son los mismos que defienden el globalismo (la economía por encima de todo) y no la globalización (como proceso de mundialización en el que cabe la sociedad, la economía, la cultura, la ecología…). Estos defensores de la confusión son los mismos que permiten que se paguen muy pocos impuestos en esta Europa maravillosa y que se deslocalice (no internacionalice) la producción a lugares con salarios más baratos. Son los mismos que quieren que sus hijos y familias disfruten de todas las comodidades que genera una sociedad de bienestar como la europea; pero llevan el pago de impuestos a una zona donde el coste es prácticamente igual a cero; sin embargo si usted les pregunta -a estas mismas personas- si quieren irse a vivir a esos países en donde pagan cero impuestos o mandar a sus hijos a vivir o estudiar allí, e ir a esos hospitales a pasar una enfermedad; le dirán que por encima de todo se sienten europeos.

Sánchez, Conte y Costa han dejado claro que o remamos todos en la misma dirección o este concepto de UE que sólo se articula en función de unos pocos va a tener un resultado nefasto 

Yo creo que este asunto puede ser determinante, pues el momento elegido por los ultraliberales holandeses (con el silencio cómplice de Alemania) es un momento, por decir lo menos, complicado. En efecto, no hablamos de la prima de riesgo, hablamos de la muerte de personas…y por ello, las familias se sienten o mejor dicho, nos sentimos vulnerables. El sentido emocional de las cosas, en estos momentos, puede ser el momento ideal para aquellos que pregonan que la Unión Europea es o ha sido el problema a todos nuestros males.

Debo reconocer que no entiendo muy bien esta “fortaleza” que exhiben algunos países, en un mundo globalizado y en el que la política de bloques es determinante. Holanda con 17 millones de habitantes impone su “cultura” a España, Italia y Portugal (por citar a tres países del entorno) que de forma conjunta suman 116 millones de habitantes, que ya los quisiera un producto o servicio como marco de negocios. Creo que en esta oportunidad -Pedro Sánchez, Giuseppe Conte y de forma más enérgica António Costa- han dejado claro que o remamos todos en la misma dirección o este concepto de Unión Europea que sólo se articula en función de unos pocos y no da solución a los grandes problemas, va a tener un resultado nefasto en la población de los países más europeístas… como España.

Como decía Beck, hay políticos que de forma alegre se apuntan a la globalización, pero -añado- sólo en aquellos puntos que les favorecen. En aquellos asuntos en los que nos tenemos que poner de acuerdo para establecer reglas -sobre todo derechos- en Europa, ahí pondrán todas las trabas posibles. El problema es que este hecho se produce por segunda vez, en poco tiempo, y con los mismos actores (esto no suma, más bien resta).

Tengo la sensación de que ha habido un error de cálculo importante y que en los próximos días habrá una rectificación. O se sabe leer bien este asunto o tendremos un coste enorme en el futuro inmediato de la UE.

Confusión europea