viernes. 29.03.2024

Brasil, Bolsonaro y el fracaso de la política

bolsonaro

La gran crítica del marxismo a las democracias liberales, estaba en la incapacidad de cumplir sus objetivos, por los desequilibrios y desigualdades que generaba el mercado

Cuando se comenzó a configurar lo que hoy conocemos como Estado moderno, se pasó por diferentes estadios previos. El primero de ellos, hacía referencia al poder concentrado en los Estados cristianos de Europa, o sea, en la configuración de una comunidad -con características comunes- es la época del Sacro Imperio Romano. Según diferentes expertos en teoría política, se extendió desde el Siglo VIII al XIX… pues bien, después de la elección de Bolsonaro en Brasil, habrá que reescribir la historia, aunque habría que hacer alguna analogía para una correcta comprensión.

La idea del poder divino, lo hemos vuelto a recuperar en la reciente elección celebrada en Brasil, donde el Presidente electo Jair Bolsonaro se ha presentado a las elecciones bajo la colación “Brasil sobre todo y Dios por encima de todos”; evidentemente no hablamos de los Estados “cristianos” de Europa, sino de la influencia del cristianismo evangélico de Brasil, pero en el fondo, de la religión como fundamento de las decisiones del Estado hacia sus electores.

En muchas de las conversaciones que he mantenido estos días previos -por motivos laborales me ha tocado viajar a Sao Paulo en algunas ocasiones- he notado una mirada poco reflexiva de la situación real que se vive en Brasil y, por otro lado, una mirada de arriba abajo, paternalista de quien se siente fuera de estas expresiones populares…y, finalmente, de incomprensión absoluta.

La vida sin seguridad -jurídica, física, sanitaria, educativa, etc.- no es vida. A estas alturas me queda claro que en la izquierda hemos tenido un complejo respecto de la seguridad, que tiene mucho sentido en la controversia de la lucha por los derechos humanos y las reivindicaciones de ampliación de derechos…pero está claro que nos hemos olvidado de aquella frase tan sencilla para comprender la historia del ser humano, que nos dejó Hobbes “no hagas a los demás, lo que no quieres que te hagan a ti”.

La falta de seguridad y el miedo a morir, han desatado una marcha desde Honduras a Estados Unidos, jamás vista; la falta de seguridad –inventada la mayoría de las veces en Europa- da alas a los populismos y la llamada al nacionalismo asienta este grito de “yo os prometo seguridad…” que la derecha y especialmente la ultra derecha comienzan a repetir de manera machacona. En España lo difunde VOX, lo comienza a copiar Ciudadanos y se lo ha escrito en la frente Casado.

Lo que ha ocurrido en Brasil, no es otra cuestión que el fracaso de la política. No hablo de los partidos de la derecha, sino de los que es mi empeño apoyar y sustentar, que son los de izquierda. Por ello, es urgente que se comience a estructurar una política inclusiva, solidaria, ampliando derechos, pero cuidando que los y las ciudadanas tengan derecho a utilizar libremente las calles (como no ocurre en Honduras, El Salvador o Brasil), a planificar una vida con seguridad jurídica -lo que agota la corrupción en sus inicios- y sobre todo, a vivir libres e iguales en derechos y oportunidades.

La gran crítica del marxismo a las democracias liberales, estaba en la incapacidad de cumplir sus objetivos, por los desequilibrios y desigualdades que generaba el mercado. Está claro que hay que insistir en que el Estado debe intervenir para corregir las desigualdades que provoca el mercado -o así lo creemos los socialistas, la socialdemocracia-; quizás una de las desigualdades que más se ve hoy en día, en un mundo globalizado, es la seguridad de nuestros países respecto a otros.

Hay que ponerse a trabajar con ilusión y con las ideas claras y no perderse en el camino…quienes creemos que el mundo es y debe ser más amplio, tenemos que argumentar nuestra propuesta. No argumentarlo, es dejar terreno abonado a los populistas…y las consecuencias, están a la vista: Brasil, Estados Unidos, Filipinas, Hungría, Polonia e Italia…empiezan a ser demasiados países…sin mencionar a Venezuela o Nicaragua…que dan para un artículo completo.

Brasil, Bolsonaro y el fracaso de la política