jueves. 28.03.2024

No se trata de robar la dignidad de los estibadores y estibadoras, sino que todas tengamos trabajo digno

Cuando un sector obrero y sobre todo si es esencial y estratégicamente necesario, se pone en huelga, en lucha o adopta una posición reivindicativa, siempre surgen campañas en su contra desde las grandes patronales, las posiciones conservadoras, liberales o los gobiernos…Pero también desde la ignorancia o el egoísmo. Ferroviarios, empleados del transporte público urbano o por carretera, sanitarios, maestros o mineros... Todos han tratado de ser desprestigiados. Ahora toca los estibadores y las estibadoras.

La lucha sindical es dura, pero sin la lucha de clases desde la mitad del siglo XIX, no hubiéramos avanzado en derechos, alimentación y educación. Eso que nos están quitando desde la Unión Europea y el Gobierno de España, mucho de lo conseguido. A pesar de que estamos hablando de una parte muy pequeña del mundo. Los sectores más tradicionalmente combativos de la clase obrera es cierto que están mejor remunerados y con más derechos, pero nadie les ha regalado nunca nada.

Nadie que vive de su trabajo y depende en su sustento de una patronal grande y fuerte como las navieras y consignatarias es un privilegiado. En los puertos españoles el sindicalismo de clase penetra ya en los albores del siglo XX y se hace muy fuerte en un trabajo muy antiguo y con potentes vínculos cooperativos y gremiales, que lo hacen especial en su entramado laboral. A las marinas mercantes y las empresas de fletes y aduanas les era más barato disponer de obreros eventuales contratados por descarga o carga de barco y que además debían permanecer fijos en los puertos esperando buque. Eso crea una fuerte red portuaria y familiar que facilita la ayuda mutua para mantenerse y que es parte de la historia y de la realidad de la estiba marítima. No se trataba de un privilegio meterse en el agua en invierno descargando sacos o bultos y encima a voluntad de los capitanes o aduaneros y transitarios. Por eso cuando irrumpe el sindicalismo de clase los estibadores y no solo en España, sino en casi toda Europa y América están en la avanzadilla sindical. Nadie les regaló nada, conquistaron sus derechos.

El primero, dejar de estar en las tabernas o las esquinas de los barrios portuarios esperando ser llamados a voluntad de los contratantes. Por eso surgen los turnos, las sociedades obreras y el antecedente en algunos puertos como el de Valencia de instituciones gremiales muy antiguas.

El segundo es que estamos ante un trabajo especializado y peligroso que requiere de profesionales formados. Pero hemos de añadir con respecto a los salarios algo muy importante y es: el sector del transporte marítimo no está en crisis. En el transporte marítimo se mueven ingentes cantidades de dinero y hay numerosos intermediarios y comisionistas ganando mucho dinero sin hacer otra cosa que mover papeles, descolgar teléfonos o contratar fletes y además utilizando para su exclusivo servicio infraestructuras públicas y mantenidas y pagadas con dinero público como son los puertos. Claro que pagan derechos y tasas, hasta ahí podíamos llegar, que encima que obtienen jugosos capitales con muelles, grúas y vías que hemos pagado entre todas, lo tengan gratis. Pero el foco está en las y los trabajadores de los muelles. Lo cual es muy injusto. Que ocurre en este asunto, sencillo, las grandes multinacionales como el Banco de los EEUU J.P. Morgan o grandes empresas chinas y rusas se quieren hacer con el control total de los puertos españoles y liquidar a un sector protegido y que trabaja con dignidad y sueldos dignos que les impide hacer su voluntad y contratar a placer y sin derechos a obreros precarios. A esto hay que añadir un elemento que está pasando desapercibido y es el deterioro laboral de la marina mercante, plagada de buques con banderas de conveniencia y radicados en paraísos fiscales marítimos, que son los nuevos piratas, sobreexplotando tripulaciones del tercer mundo, con sueldos del cuarto y que desean las multinacionales, que también hagan trabajos de estiba, para los que por cierto muchos de ellos no están cualificados y además no es esa su función.

Cuando era muy joven fui despedido de una empresa metalúrgica por sindicalista. Parado y en la crisis de los setenta busqué trabajo infructuosamente. Un capataz de una colla terrestre del Puerto de Valencia, Gallineta, me dio trabajo como clasificador y como no podía ingresar en la OTP pues era difícil, pagado por un agente de aduanas, trabajé durante años en el puerto. Los estibadores fueron solidarios conmigo, fueron mis amigos, jamás se metieron conmigo ni con otros que ejercíamos trabajos portuarios, incluso Vicente Estrela en una ocasión me dio su jornal de forma solidaria pues en aquel trabajo concreto yo no podía cobrar. Son pues personas solidarias, doy fe y sé que lo siguen siendo. Sé que JuanviRomeritoel Negro o Bergante ahora harían lo mismo.

Por todo esto os pido que no creáis tanta patraña y mentira que se está urdiendo contra ellas y ellos. Acoto, sólo en Valencia hay 400 estibadoras.

Lo que hay que hacer es ser solidarios, pedirles su solidaridad en sectores precarios, defender nuestros puertos y tener focos de dignidad laboral que nos alumbren para alcanzar en todas partes el trabajo decente y los sueldos dignos y no hacer caso a quienes todavía quieren obtener más beneficios a nuestra costa.


Carlos Martínez, ex trabajador portuario

No se trata de robar la dignidad de los estibadores y estibadoras, sino que todas...