viernes. 29.03.2024

La cuestión es el programa

ministros

La cuestión no es quienes son ministras y ministros, sino que el programa de la calle se cumpla

Cuando Pedro Sánchez presenta la moción de censura, lo que es un acierto, cientos de miles de pensionistas están llenando las calles, denunciando algo más que una congelación de pensiones y un incremento ridículo. Están defendiendo el sistema público de pensiones que el PP, pero ojo también los planes de la Unión Europea cuestionan y de forma no transparente, tratan de privatizar. Las y los pensionistas, no solo defienden unas mermadas pensiones puesto que millones de ellas y ellos son imprescindibles para alimentar a sus hijos y nietos. Están defendiendo el estado social, los derechos sociales e incluso sus conquistas laborales y su dignidad. Son clase trabajadora pensionista, pero saben que ahora son imprescindibles en un Estado que ha empobrecido a su clase trabajadora en activo o en paro y le ha hurtado sus derechos, con la excusa de la crisis económica.

Cuando el 8 de Marzo pasado millones de mujeres se lanzan a las calles, una de las principales reivindicaciones es la desigualdad salarial y la precariedad que de forma especial perjudica a las mujeres. Es el hartazgo por el terrorismo machista y la violencia sexual que se ceba sobre ellas, con demasiadas complicidades no solo sociales, también judiciales. Pero cuidado no es una movilización transversal. El PP y Cs no la apoyan, es más se burlan de ellas, de las feministas hasta que ven su éxito rotundo. Además sus argumentos (PP/Cs) se disuelven cuando colectivos como “las Kellys” pasan a ser uno de sus símbolos. El 8 de Marzo es una huelga y una huelga no es un movimiento transversal es el instrumento de lucha de las clases trabajadoras y de las mujeres como elemento doblemente explotado de la clase trabajadora.

Cuando Pedro Sánchez estalla y se lanza, ante una sentencia que demuestra lo que toda España y toda Europa sabe, que el PP es un partido corrupto, las y los estibadores, taxistas, trabajadoras de hostelería, trabajadores de Amazon… Están en lucha. Tanto los sindicatos, como nuevas expresiones y coordinadoras de la lucha y surgidas en la lucha de clases, llevan tiempo movilizando, con un clamor que ha estallado porque hay que echar a Rajoy.

Por eso la moción de censura del PSOE triunfa. No podía sino triunfar y por eso el PP se marcha con el rabo entre las piernas, aturdido y descolocado. El Congreso de los Diputados, materializa por mayoría democrática lo que es voluntad popular.

Por eso ahora la cuestión no es quienes son ministras y ministros, a pesar de la seria desconfianza que alguno y alguna de ellas y ellos despierta, por su ligazón a sentencias derechistas y escaso celo por defender los derechos humanos o por excesiva ligazón a la burocracia de Bruselas que ha hecho mucho por joder la vida a la clase obrera europea e impuesto políticas de austeridad y privatizaciones en beneficio de los poderosos. No. La cosa es que el programa de la calle se cumpla. Si además la mayoría son mujeres, pues mejor y encima se les supone mayor sensibilidad, por formar parte de una mayoría oprimida. Claro, lo tendrán que demostrar.

La exigencia al Gobierno de España es que haga realidad legal, es decir ley, de la defensa de las pensiones públicas, de la derogación de la reforma laboral, de modificaciones legales que impidan el fraude laboral, la sobre explotación de trabajadoras y trabajares y de abusos que encima vacían las arcas de Hacienda y de la Seguridad Social. Que acaben con el terrorismo machista. Que las victimas del terrorismo machista, sean consideradas eso, víctimas y sus hijas e hijos también víctimas. Esas son nuestras víctimas del terrorismo.

Pero también las luchas por la libertad.

Solución real al problema catalán, solución democrática, avanzando hacía un federalismo real. Nuevamente las calles luchan por la libertad. La de expresión cultural perseguida; la sindical y de huelga perseguida igualmente agravado todo por la ley mordaza que es la mayor amenaza existente contra la democracia y los derechos laborales, sociales y culturales.

Yo no llamo a pedir ministerios. No queremos ser ministros del rey. Llamo y muchas personas llamamos a defender nuestro programa, escrito en las calles, las huelgas, las manifestaciones, las neveras vacías o los dormitorios ensangrentados.

Entre todas y todos hemos echado a Rajoy. Entre todas y todos seguiremos exigiendo hacer ley la voluntad popular. Las leyes están para ser cambiadas y no hay leyes y/o constituciones inamovibles, pues de ser así seguiríamos con esclavitud, asesinato de honor, el fuero del trabajo o los inalienables principios del Movimiento Nacional. Los socialistas siempre ansiaron llegar a los parlamentos para cambiar las leyes y repartir. Pero siempre supimos que el parlamento no es la única forma de avanzar, ni de cambiar, ni de alcanzar la libertad y la justicia.    

La cuestión es el programa