miércoles. 17.04.2024

Desigualdad y pobreza en la clase trabajadora son los principales problemas

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Acaban de llegar hace quince escasos días al Gobierno (las ministras y ministros de Sánchez) y las reivindicaciones se acumulan. Las quejas se amontonan y todas y todos esperamos que los duros y largos años de gobierno conservador, reaccionario y franquista, sean superados. El PP llegó al gobierno con el claro objetivo de superar la crisis capitalista y hacerlo con la receta neoliberal pura y dura y someterse a la Troika, es decir favorecer la acumulación de capital para volver a que las grandes patronales y bancos ganarán más dinero a costa del trabajo y las privatizaciones que revierten como negocio privado, la prestación de servicios públicos. La dinámica de lucha capital trabajo ha beneficiado al capital y derrotado al trabajo a base de reformas laborales, recortes de subsidios y prestaciones, pero sobre todo con una devaluación salarial ya sea en forma de salarios, desempleo o pensiones bestial.

La receta es la de siempre. Es  muy antigua: privatizaciones, rebajas salariales, despidos masivos, recortes en estado del bienestar y legislaciones represivas en materia laboral y de seguridad al objeto de proteger con mano dura los intereses patronales y el entramado del poder que aquí (España) personifica la corona y su tinglado empresarial. Un puro y duro golpe de estado contra la clase trabajadora y sus hijas e hijos.

A pesar de la legislación represiva que ha constituido la reforma laboral y la ley mordaza, el capital (en cuyo nombre gobierna el PP) ha conseguido despertar temor a los demás actores sociales incluidos los aparatos sindicales. Han logrado los poderes reales, que millones de personas se resignen a trabajar por un puñado de higos o acepten aunque sea de mal grado unas duras condiciones de explotación laboral que nos han hecho retroceder a parámetros de los años sesenta del siglo pasado, precisamente a antes del nacimiento de la ley de Convenios Colectivos.

Son precisamente dos sectores de la clase trabajadora, las y los pensionistas y las mujeres hartas de ser doblemente discriminadas y explotadas, los protagonistas de más éxito en la revuelta popular frente a las consecuencias tan negativas de la crisis para el mundo del trabajo.

A ello se unen las luchas de ciertos sectores obreros tradicionales como los portuarios, o nuevos como Amazon incluso H&M o la simbólica e importante rebelión de las Kellys del emergente sector turístico, que acumula grandes beneficios precisamente gracias a la destrucción de los derechos del trabajo. O la no menos importante rebelión de los falsos autónomos y la muy interesante del sector del taxi enfrentado nada más y nada menos que a la “uberización” de la economía, es decir la fase más moderna y neo-esclavista del capitalismo.

Cuando en 2012 el Tribunal Constitucional avala lo más duro de la “Reforma Laboral” la judicatura vuelve a tomar partido de parte. De parte de los más poderosos.

Por tanto reforma laboral y laminación de la libertad sindical, así como liquidación de los derechos laborales y despido libre, acaban imponiendo de paso una precariedad que es la segunda de Europa y una pobreza obrera que es la más elevada de Europa, según agencias especializadas de la propia Unión Europea.

Esa es la situación, una bolsa de paro en torno al 17%, la segunda mayor desigualdad de Europa y nulos derechos, sumada a una ley mordaza que penaliza cualquier protesta social o laboral, enviando a la cárcel a disidentes, piqueteros y piqueteras por protestar o artistas por hacer su trabajo crítico.

Ante esto, se abre con la llegada de Pedro Sánchez gracias a todas estas luchas, que no tan solo por la corrupción del PP, una mesa de dialogo social y la reactivación del Pacto de Toledo por cierto  muy cuestionado ya por ineficaz para resolver el sistema público de pensiones. Pero ojo, si los aparatos sindicales aceptan condiciones patronales y de las derechas y subidas globales de salarios y pensiones tan solo entorno a un 2% la clase trabajadora, precaria, en paro o pensionista, se organizará todavía más al margen de ellos. Es mucho lo que hemos perdido ya y demasiado lo que hemos aportado para sanear exclusivamente las arcas del capital y los bancos.

Bruselas ya está alertando al Gobierno Sánchez antes de que este realmente haga nada y le exige 10.000 M de € en recortes. La Unión Europea es parte de las políticas de recortes sociales, impone la austeridad, cuestionando los sistemas públicos de pensiones y sus burócratas defienden tan solo los interesas del capital, europeo o no, frente al trabajo. Esa es la realidad.

Ante esto, el propio gobierno PSOE necesita de la movilización social, si quiere hacer algo, por pequeño que sea.

Sabemos que suprimir la reforma laboral es imprescindible al objeto de “normalizar” la situación, pero en este sentido por ejemplo el PDeCat debería posicionarse y Quim Torra debería aclarar si está por la supresión de la reforma laboral o no al igual que el PNV y así sabríamos todas y todos de que va esto y de si la patrias tienen precio y amos, o de cómo se puede ser tan neoliberal como independentista. Dicho esto la derogación de la reforma laboral y la ley mordaza son imprescindibles y además ya.

Por otra parte las grandes centrales sindicales, se deben armar de valor de una vez y recordar que han sido precisamente las dos leyes antes citadas y los gobiernos PP quienes más daños les han hecho, al tiempo que recordarles por enésima vez que la clase trabajadora esta siendo capaz de auto-organizarse. La propia dureza de la crisis y de los capitalistas, les ha enseñado a hacerlo. Por tanto un  subida global de tan solo un 2% no sería aceptable desde ningún punto de vista.

Acabo llamando a la unidad de la clase trabajadora en torno a reivindicaciones muy claras y escuetas, a frenar la multiplicidad de plataformas diferentes muchas de ellas puramente partidarias y electoralistas, trabajando porqué el Gobierno cumpla con las expectativas que ha despertado. También el Gobierno debe saber, que en peores situaciones nos hemos visto y les hemos llevado a la Moncloa.

Desigualdad y pobreza en la clase trabajadora son los principales problemas