viernes. 29.03.2024

Debate o renuncias. Las baronías territoriales del PSOE

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Guillermo Fernández Vara (izqda.), junto a Emiliano García Page y Javier Lambán (tercero y cuarto de izqda. a dcha.), en un acto en el Congreso - EFE

Todos los partidos y personas que estamos en el movimiento socialista amamos profundamente la libertad y hacemos de la democracia nuestra seña de identidad. Claro hay quienes hace tiempo se quedaron anclados en la democracia liberal y sin deseos de avanzar hacia la democracia socialista en la que no creen ya o nunca creyeron.

Los debates internos en el PSOE son tan antiguos como el propio partido. Se reflejan en algunos casos hoy en día. 

El PSOE en Mayo de 1979 venció a Felipe y tuvo que dimitir. Tan solo después de amaños, amenazas y una gestora favorable a sus tesis logró regresar victorioso con su ejecutiva. Antes se había liquidado a Rodolfo LLopis con apoyos externos y levantado una escisión del PSOE que finalmente se hizo con las siglas.

Esto es un ejemplo, pero hay muchos de derrota del aparato en diversos momentos, lo cual solo ocurre en España en ese partido. En los partidos socialistas, laboristas y socialdemócratas las derrotas de los aparatos son más numerosas de lo que parece. Lo cual es una señal de vida y democracia del movimiento socialista en su conjunto.

El fenómeno de los llamados barones y baronesa es algo nuevo en el PSOE, es una más de las malas praxis heredadas del felipismo. Antes los líderes de las corriente socialistas eran personas que marcaban líneas ideológicas dentro del socialismo y Largo Caballero, Prieto o Besteiro no eran líderes territoriales, es decir su poder no se basaba en un dominio territorial y el clientelismo o el caciquismo político, sino en su concepción ideológica, su coherencia y su capacidad de persuasión y/o pedagogía, que no en su poder de dar empleos y subvenciones.

El fenómeno de las baronías, en realidad puestos de poder y reparto territorial es negativo, castrante y suele ser una carga derechista en el partido que fundará Pablo Iglesias que hubiera abominado profundamente de esa práctica socioliberal y reaccionaria.

Los barones y baronesa se mueven por lo que ellos entienden es bueno para ellos, en un territorio y su electorado, pero no para la clase obrera o popular que habita ese territorio. Deben tejer alianzas con sectores empresariales y de presión mediática o bien las vicarías territoriales de los poderes financieros así como con sus burguesías locales e incluso crear nuevas burguesías fruto de sus convenios, contratos y subvenciones para poder subsistir y eso los escora sin remedio a la derecha, la colaboración de clases, siempre en favor de las clases poseedoras y la creación de un imaginario territorial a veces más que discutible.

De forma que los cuestionamientos de las baronías que siempre son también una opción ideológica derechizante, suelen partir de los sectores más conscientes e ideologizados del propio partido, aunque nunca falten los oportunistas y trepas. Pero son en realidad una reacción contra la falta de ideas, principios y capacidad. Porque las baronías se sostienen sobre el reclutamiento de cuadros y “dirigentes” en base a la fidelidad personal y/o la sumisión borreguil, que no en la coherencia ideológica y personal o el mérito y la capacidad y así vemos como ilustres cantamañanas y personajes sin oficio ni beneficio suben en el escalafón, lo cual acaba profundizando todavía más la derechización del partido de Pablo Iglesias cuya obra y pensamiento conveniente ocultado desconocen la mayoría de los cuadros del PSOE renovado

Page por ejemplo en La Mancha, se alinea sin pudor con las tesis más rancias del nacionalismo españolista derechista. Fernández Vara se alinea con lo más reaccionario de la patronal agraria extremeña. Susana Díaz es la heredera se los ERE y un ejemplo de casi todo lo que no hay que hacer por parte de un socialista.

La primera a la que le ha estallado una revuelta es a Susana Díaz, pues un barón o baronesa sin poder clientelar no es nadie. Además porque hay ya mucho hartazgo contenido hacía ella y su nadería politica y surge de personas muchas de ellas de las bases más humildes o bien de hartos y hartas, que no del aparato federal. Es curioso que el origen de la revuelta socialista anti-Susana no parte del “sanchismo oficial”. Seguramente está detrás, pero incluso destacadas y destacados susanistas abjuran ya de ella, pues se sienten ahora utilizadas y utilizados o ninguneados por una lideresa que no ha dudado en sacrificar a personas que le han sido muy leales, al objeto de obtener el plácet de Sánchez para lo único que le preocupa que es volver a ser candidata en las próximas elecciones andaluzas, lo cual por cierto PP y VOX van a agradecer profundamente, de darse esa circunstancia.

Puede ser que Page sea el próximo, ojalá. Las satrapías no son una tradición socialista. Si las corrientes, las diferentes escuelas marxistas o socialdemócratas, incluso en nuestros tiempos la lucha de clases interna entre sectores profesionales y burgueses, o altas castas funcionariales infiltrados en la socialdemocracia y personas que entienden ser militantes y su objetivo es político y de cambio y profunda transformación social. El problema tiene origen en la férrea voluntad de Felipe González y sus herederos y herederas en transformar el partido obrero y socialista de Pablo Iglesias en un partido atrápalo todo, liberal, defensor del capitalismo y alejado de las luchas sociales, sindicales y obreras. Cuando el socialismo recupera su razón de ser, adaptado a los tiempos lógicamente, pero ello no quiere decir ser una pieza del sistema capitalista más, entonces, la única izquierda posible es la socialista.

Dicho todo lo anterior, algunos empezamos a ver cosas que no nos gustan en las decisiones del gobierno de progreso, de inicio. En ese sentido afirmo que la Europa UE que no Europa, es solo una herramienta de privatización, imposición de austeridad, techo de gasto y encima no protege ni a nuestra agricultura, ni pymes y pequeño comercio, pero tampoco a pensionistas o trabajadoras y trabajadores. Abandonar esos sectores y no saber lo que hay en sus reivindicaciones será beneficiar a VOX y las grandes multinacionales exclusivamente. Hay detalles que a un o una socialista no se le pueden escapar. La culpa no es de un salario mínimo insuficiente, los es de la PAC y las grandes superficies e intermediarios. Lo es de patronales que tienen muy claro que deben obtener sus beneficios del salario de sus empleadas y empleados. El socialismo siempre ha creído en la intervención, el control, las nacionalizaciones…     

   

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