jueves. 18.04.2024

1976 y 2016: Los programas económicos de los partidos

Los acontecimientos y la política económica han conducido por derroteros opuestos a la economía española de lo que en 1976 se planteaba

He visto recientemente el documental realizado por Pere Portabella Informe General II. El primero lo rodó en 1976. Han pasado cuarenta años y los cambios habidos en nuestro país y en el mundo han sido considerables. Los contextos políticos, económicos y sociales en los dos años en los que se ruedan los dos Informes son muy distintos. Resulta interesante ver los dos para comparar, pues reflejan muy bien situaciones que no tienen nada que ver la una con la otra, pero eso sí animadas las dos por la esperanza del cambio.

En 1976 no estaban legalizados los partidos, había grandes deseos de libertad y democracia, al tiempo que grandes incertidumbres. Se producían represiones en las manifestaciones y concentraciones en las que hubo muertos y heridos. En el de 2016 refleja, aunque no solo, los movimientos sociales y del 15-M que han hecho que el ciudadano se haya convertido en el sujeto político. Dos momentos importantes, pues en uno se luchaba por la democracia y en el otro por la regeneración de esa democracia que nació entonces y que se ha ido pudriendo y anquilosando con el paso del tiempo.

La comparación entre estos dos documentales me ha impulsado a hacer el mismo ejercicio y revisar los programas económicos de los partidos de la oposición que hicieron en 1976 y analizar lo que se dijo entonces, lo que se ha hecho, y lo que plantea ahora. Ello es posible porque la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de Barcelona organizó del 5 de mayo al 4 de junio un ciclo de conferencias sobre ” Programas económicos en la alternativa democrática” que se encuentran publicadas en Anagrama (1976). Intervinieron Jaime Cortezo, de Izquierda Democrática (ID); Manuel Azcárate, del Partido Comunista de España (PCE); Miguel Boyer, del Partido Socialista Obrero Español (PSOE); Francisco Fernández Ordóñez, Federación Socialdemócrata (FSD), Manuel Sánchez Ayuso, Partido Socialista Popular (PSP), y Nazario Aguado, del Partido del Trabajo de España (PTE).

Como se puede observar de aquellos partidos solo quedan dos. Uno de ellos el PCE dentro de Izquierda Unida y ahora en coalición con Podemos. La democracia cristiana de ID no obtuvo ningún diputado en 1977 y desapareció. La FSD se integró en la coalición electoral que conformó UCD. A raíz del hundimiento de la UCD, Fernández Ordóñez y Carmela García Moreno ingresaron en el PSOE, Luis Gámir en el PP y Luis González Seara dejó la política activa de militante, por citar los nombres de las figuras más destacadas. El PSP se integró en el PSOE después de las primeras elecciones y el PTE, tras no haber obtenido ningún diputado en las dos primeras elecciones y fusionarse posteriormente con la Organización Revolucionaria de Trabajadores (ORT), acabó disolviéndose sin que se supiera muy bien por qué.

De manera que el PSOE es el único que permanece tal cual con sus siglas. Por eso resulta interesante leer algunas de las propuestas de entonces. Boyer fue presentado por Alfonso Guerra y dijo entre otras cosas:” Como decía mi amigo Alfonso Guerra hace unos minutos, el PSOE es un partido de origen marxista, y en este sentido desea una transformación fundamental de la estructura de la propiedad de los medios productivos, para suprimir la explotación que deriva actualmente de los derechos abusivos que detenta el capital en las empresas… En el capítulo de las nacionalizaciones, que creemos deben efectuarse, nos parece necesario, y en esto discrepamos de algunos otros partidos que han expuesto su estrategia económica para el futuro próximo, la nacionalización de la gran banca española, el de las empresas eléctricas, las minas de carbón, los servicios públicos básicos de transporte colectivo y la distribución de agua y gas.

Por su parte, el PCE presentaba un programa mucho más moderado, en el que no se nacionalizaba nada y en el que se planteaba un gobierno provisional para: a) Restablecimiento de la confianza; b) Impulso de la demanda global, y c) Lucha contra la inflación. En suma, un programa keynesiano y reformista.

Como se puede observar, los acontecimientos y la política económica han conducido por derroteros opuestos a la economía española de lo que en 1976 se planteaba. Ahora, todos los programas de la izquierda son mucho más moderados y no pasan de combinar políticas keynesianas con reformas fiscales. A pesar de ello se tacha a Unidos-Podemos como extremista, habiendo sido bastante más radical en sus propuestas el PSOE de 1976. Por otra parte, he escuchado en la radio que un alto cargo de la dirección del PSOE ha negado el carácter socialdemócrata a Podemos, porque incluye en su programa nacionalizaciones. Entonces: ¿lo era el PSOE en 1976? A su vez había un partido denominado socialdemócrata, sin que, hasta lo que mi memoria me permite, el PSOE reivindicara la exclusiva de su uso.

En fin, la historia sirve para aprender, y para conocer mejor el presente, y lo que se puede pedir a los jóvenes es que por lo menos conozcan la de su propio partido. Menos descalificaciones y más debate de ideas y programas es lo que hace falta, y sobre todo con una visión más global y no tan provinciana.

1976 y 2016: Los programas económicos de los partidos