jueves. 28.03.2024

Yak-42: otro ejercicio de desmemoria

No son los poderes públicos en España un ejemplo de respeto a la historia y su memoria, nuestro país sigue siendo hoy una referencia en la ocultación de hechos históricos muy graves, con una obstrucción ejercida desde los poderes públicos que impiden se consiga la necesaria verdad justicia y reparación de los mismos. Es una auténtica vergüenza que nuestro país sea junto a Camboya líder en desapariciones forzadas con más de 114.000 españoles asesinados y enterrados en cunetas y fosas comunes sin que hasta hoy los poderes públicos hayan facilitado que los familiares puedan recuperar sus restos. Insensibilidad, impunidad y no asunción de responsabilidades son con demasiada frecuencia señas de identidad de la actuación de los poderes públicos. En mi opinión esa perversa dinámica en el comportamiento de nuestras instituciones ha generado una FORMA DE HACER que se mantiene en nuestros días.

Estos poderes públicos amantes de la desmemoria, y quienes  bajo la excusa de no reabrir heridas se hacen cómplices de aquellos, se ven obligados a contemplar como hechos graves años atrás acaecidos, que no fueron clarificados de forma veraz reaparecen y colocan a quienes trataron de enviarlos a la papelera del olvido en una situación de absoluto descrédito ante la ciudadanía. Veamos.

Estos días ha retornado a la atención de la opinión pública un grave suceso que puede encuadrarse perfectamente en la dinámica de comportamiento de los poderes públicos que antes expuse: la caída en vuelo del Yak-42 en el año 2003 que supuso la muerte de 75 personas entre ellas 62 militares españoles que regresaban de una misión internacional en Afganistán. La gestión del Ministerio de Defensa presentaba muchas dudas en relación a la contratación del avión siniestrado como posteriormente se ha comprobado,  fue deleznable y delictiva en relación a la identificación de los cadáveres una vez producido el siniestro y a pesar de ello el máximo responsable ministerial , Sr. Trillo, no asumió ninguna responsabilidad.

En cualquier país con un sistema democrático de calidad los hechos hubieran supuesto bien la dimisión a petición propia del citado personaje o en su defecto su cese fulminante por parte del Presidente de Gobierno( Sr. Aznar); ello no se produjo, al contrario, miembros del gobierno, entre ellos el Sr. Rajoy en aquellas fechas vicepresidente, y correligionarios de Trillo avalaron la gestión del entonces ministro y tildaron las justas peticiones de clarificación y verdad como cacería política.

Conocido estos días el dictamen del Consejo de Estado, presidido por el Sr. Romay Beccaría , donde se establece con absoluta claridad que el siniestro pudo evitarse;  con anterioridad al mismo se habían enviado al Ministerio quejas de militares sobre las condiciones de seguridad de los vuelos y asimismo el Servicio de Inteligencia Militar había remitido un informe indicando que ese avión no reunía las condiciones adecuadas de seguridad y que transportar en él a militares suponía riesgos añadidos. El dictamen pone en solfa la “ verdad oficial” que en aquellas fechas se transmitió a la opinión pública y deja al descubierto y en mal lugar a quienes hicieron piña para defender a Trillo( entre ellos el Sr. Rajoy) tergiversando las justas peticiones de verdad y justicia por parte de los familiares tratando de hacerlas pasar por una cacería política del irresponsable ministro que no conviene olvidar fue premiado después por el actual presidente del gobierno con la embajada de España en Reino Unido, no sabemos bien si por su nefasta gestión ministerial o por otras actividades menos conocidas.

La respuesta de los máximos representantes de los poderes públicos tras conocerse el dictamen del Consejo de Estado, se encuadran en mi opinión en esa perversa FORMA DE HACER que parece estar instaurada de forma indeleble en nuestro país: LA DESMEMORIA.

Así hemos visto como el Presidente del Gobierno cuando se le ha requerido desde los medios de comunicación manifestó no haber leído el dictamen emitido dos meses antes ( cuestión grave si ello es cierto dada la importancia del mismo) y además que el asunto estaba sustanciado judicialmente y había ocurrido hacía muchísimo tiempo. Bochornoso.

En la fiesta de la Pascua Militar del pasado 6 de enero con la asistencia y discursos de la máxima autoridad del Estado y de la Ministra de Defensa el caso Yak-42 y el dictamen del Consejo de Estado que está en boca de la opinión pública no merecieron ni una mínima referencia. En la fiesta de los militares, ninguna referencia a aquellos 62 militares fallecidos en acto de servicio a su país. Lamentable bochornoso y clarificador.

En mi opinión esta forma de comportarse los poderes públicos y quienes ejercen su máxima representación tratando de mandar a la papelera del olvido todo aquello que mayoritariamente la sociedad entiende obedece a actuaciones políticas injustas, deleznables y vulneradoras de derechos humanos dificultando su necesaria clarificación es absolutamente impropia de una verdadera democracia.

Verdad y justicia son imprescindibles en democracia, sino es así ésta se convierte en una entelequia.

Yak-42: otro ejercicio de desmemoria