jueves. 28.03.2024

Y Artur Mas se envolvió en la bandera

Es evidente, incluso para los que no lo quieran ver, que en Cataluña hay un problema en cuanto a su relación con el Estado. Es un problema económico pero no exclusivamente económico. El malestar, la desafección que decía el President Montilla, el encontrarse mal comprendidos o directamente incomprendidos, es un sentimiento que día a día ha ido creciendo en Catalunya.

Es evidente, incluso para los que no lo quieran ver, que en Cataluña hay un problema en cuanto a su relación con el Estado. Es un problema económico pero no exclusivamente económico.

El malestar, la desafección que decía el President Montilla, el encontrarse mal comprendidos o directamente incomprendidos, es un sentimiento que día a día ha ido creciendo en Catalunya. Y digo que no es un problema únicamente económico porque temas como el referente a la inmersión lingüística en las escuelas catalanas, que no significan ningún problema real en la sociedad catalana, son continuamente utilizados por sectores no sólo de la caverna mediática y política española sino a veces incluso en boca de gente de izquierdas.

El principal problema en Cataluña es el derivado de una financiación insuficiente. Una cosa es que sea solidaria y otro que una vez aplicado el fondo de compensación pierda el lugar que le corresponde por su aportación a las arcas del Estado.

Este problema que es real, junto con otras de tipo político, intentó ser abordado a partir de la propuesta de nuevo Estatuto del President Maragall que trataba de hacer un encaje amable de Cataluña dentro de España. Esta propuesta fue mal recibida, fue rebajada por el PSOE, y una vez recortada, fue aprobada en el Congreso y el Senado y por Referéndum del pueblo de Cataluña.A pesar de ello la campaña de oposición radical del PP culminó en una demanda ante el Constitucional, el cual a pesar de su composición irregular liquidó políticamente el intento que había significado la propuesta de Estatuto.

Esta es una realidad incuestionable que quedó en la mente de los ciudadanos, al margen de provocar una multitudinaria manifestación contra la sentencia del Constitucional que aglutinó todas las fuerzas políticas y sociales a excepción del PP.

Otra realidad igualmente incuestionable es que el Gobierno de Artur Mas ha sido un gobierno con una profunda política neoliberal de profundos recortes al estado del bienestar de los ciudadanos de Cataluña e incluso el líder de los recortes en el Estado. Creo que nunca como en estos dos años ha habido tantas movilizaciones, algunas multitudinarias contra los recortes sociales de Mas que nada tiene que envidiar, sino incluso le ha hecho de maestro al propio Rajoy. El Gobierno de CiU ha tenido de aliado preferente en el Parlament al PP de Cataluña en su política de recortes a la vez que evitaba e incluso mejoraba las condiciones de los sectores más acomodados, un ejemplo muy claro es la rebaja del Impuesto de Sucesiones.

A la vez CiU ha sido el aliado del PP en Madrid donde ha votado la mayoría de las veces las políticas, especialmente las recortadoras, del Gobierno Rajoy. Un ejemplo gráfico de las mutuas ayudas han sido los cambios en la regulación de los medios públicos de comunicación de España y de Cataluña que ambos han votado para mutuo beneficio. La ayuda mutua entre las derechas catalana y española ha sido como era de esperar.

Hasta aquí dos hechos incuestionables.Pero Mas y CiU empiezan a comprobar que la política de recortes y de apoyos mutuos con el PP le puede significar un fuerte desgaste electoral y es entonces cuando saca de nuevo de la "chistera" el tema del Pacto Fiscal que deprisa y corriendo se hace aprobar en el Parlamento y a continuación comienza una increíble campaña "de agit-prop" durante un mes desde los propios medios de comunicación públicos de la Generalitat, TV3 y Catalunya Ràdio, planteando la necesidad de una movilización de los catalanes contra esta España que nos expolia. Hay que decir que la manifestación fue un éxito que Mas capitaliza, fueran 600.000 o un millón o más. También debemos decir que durante estos dos años cientos de miles de manifestantes han participado en manifestaciones contra las políticas de Mas, sin ninguna cobertura y menos sin campaña mediática, con esto quiero significar que todo esto no es blanco o negro.

La realidad es que después de la manifestación, Mas se puede presentar ante Rajoy y responder al "No" de este al Pacto Fiscal con una jugada de ajedrez, acudiendo al Parlamento, haciendo votar una resolución a favor del derecho a decidir, es evidente que una gran mayoría de catalanes lo apoya, derecho a decidir no significa independencia, y después disuelve el Parlamento y convoca elecciones, que pretende convertir en un plebiscito sobre sí mismo. Sólo citar, para entender la campaña de intoxicación mediatica, que en un Telenoticias de TV3 se atrevieron a comparar a Mas con el President Companys.

Mas con su actuación de envolverse en la bandera consigue dos cosas, por una parte aparecer como el líder de la reivindicación nacional y del otro esconder del debate político toda su política concreta de privatizaciones y recorte del estado del bienestar de los catalanes. Nuevamente se trata de que la dialéctica territorial esconda la controversia social.

Y ante esto establece una hegemonía política sobre la oposición. El PP queda relegado a representante del nacionalismo españolista, ERC y todo su conjunto de escisiones se suman de forma resignada a la dirección de CiU como padre de la reivindicación. El PSC en una profunda crisis no se acaba de situar de forma clara en ninguna posición, hay que ver su abstención en el Parlamento. Últimamente su candidato y Secretario General, Pere Navarro, parece articular un discurso coherente sobre federalidad y cambio constitucional que queda, sin embargo, desacreditado en cuando llegan las voces del PSOE. Y por último queda la voz de quien ha sido estos dos años la única oposición clara a Artur Mas, Iniciativa per Catalunya-EUiA. Su posición es bastante clara al plantear que no se puede hablar de derechos nacionales sin hablar de derechos sociales, y por tanto siendo partidarios del derecho a decidir las formas de relación con España también critican, cuestionan y hacen especial hincapié en las políticas llevadas a cabo por el Gobierno Mas de ataques sistemáticos a los derechos sociales de los ciudadanos catalanes.

Y que pasará después del 25-N? Una cosa está clara, habrá que encontrar una forma de encaje satisfactoria de financiación de Cataluña. Y si CiU tiene mayoría absoluta o está cerca de conseguirla, volverá a salir el pragmatismo de CiU, el de Jordi Pujol y Cía. Los grandes poderes económicos y financieros catalanes no son partidarios de ninguna aventura, y menos de una separación traumática que sería negativa para ambas partes.

Ahora hay una reflexión profunda que hacer en España, especialmente entre la izquierda. Es necesario un cambio profundo en nuestro marco político y defender la necesidad de un federalismo creíble y estratégico como posible solución razonable. Ya no es hora de imposiciones imposibles ni de visiones jacobinas. Hasta ahora el principal enemigo de los federalistas en Cataluña es que los independentistas preguntan, no sin alguna razón: "¿Dónde están los federalistas en España? Si no los hay el federalismo no es posible y la única salida es la Independencia" .

Nota: En recuerdo a Santiago Carrillo una persona de izquierdas que desde el Estado entendió Cataluña

Y Artur Mas se envolvió en la bandera
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