sábado. 18.05.2024

Movilización y violencia

Un fuerte y amplio movimiento de resistencia se ha levantado frente a las políticas de recortes de derechos que están llevando a cabo los gobiernos neoliberales y conservadores de España y Catalunya. Cada recorte, grande o pequeño, tiene respuesta en forma de movilizaciones y contestación social.

Un fuerte y amplio movimiento de resistencia se ha levantado frente a las políticas de recortes de derechos que están llevando a cabo los gobiernos neoliberales y conservadores de España y Catalunya. Cada recorte, grande o pequeño, tiene respuesta en forma de movilizaciones y contestación social. La movilización más grande hasta el momento ha sido la huelga general del 29 M, tanto por el alto seguimiento de la huelga en los centros de trabajo y como por las masivas manifestaciones ciudadanas que la acompañaron. En pocos días el movimiento del 15M emergerá con fuerza con motivo de su 1º aniversario, generando un amplio espacio de movilizaciónes y propuestas alternativas.

Las respuestas de la derecha a los conflictos sociales que han provocado sus pretendidas reformas, mejor seria llamarlas contra-reformas, han sido; deslegitimación de los protagonistas de los conflictos, atacando con una especial virulencia a los sindicatos; amenazas de recortes del ejercicio de nuestros derechos civiles; y excesos policiales y judiciales. Una buena excusa para nuestras derechas han sido los actos violentos que se produjeron el día de la huelga general. Los poderes políticos y mediaticos consiguieron en gran medida reducir el éxito de la huelga con los actos vandalicos que se produjeron. Alborotos y alborotadores fueron los grandes protagonistas en el cubrimiento informativo de la jornada de huelga general. Se puede argüir que hubo manipulación en los medios, en algunos seguro, pero lo que es incontestable es que los hechos se produjeron, dando argumentos a nuestros adversarios y que estos aprovecharon a fondo. A raíz de lo acaecido el 29M la derecha ha acusado a la izquierda política, sindical y social, cuando no de organizar la violencia, si de ser tolerante con la misma. Ha magnificado lo sucesos para anunciar recortes en derechos civiles, ha endurecido su discurso autoritario con el objetivo de criminalizar la contestación y atemorizar a la ciudadanía. El grotesco, inútil y costoso despliegue policial durante la reunión del Consejo del Banco Central Europeo es una buena prueba de ello.

Ni PP ni CiU van a rectificar en sus políticas. Los conflictos y las tensiones sociales estarán en el orden del día de nuestro país. Es por ello importante que las izquierdas tengamos clara una posición sobre la violencia que ejercen los que dicen estar, al menos, en nuestra misma trinchera. Sobre la violencia y la coerción que ejercen nuestros adversarios o sobre la violencia intriseca del sistema capitalista esta casi todo escrito o dicho. Mis posiciones son las siguientes:

− Ninguna excusa ni tolerancia con la violencia callejera y sus autores. Ninguna reserva mental al condenar estos actos y a sus protagonistas. Ni son compañeros de lucha aunque con métodos equivocados, ni tienen ninguna razón ni derecho en sus acciones. Mi critica no viene solo motivada por su inoportunidad política, que también, sino que sobretodo es una critica ética y moral. Nadie tiene derecho a violentar la dignidad e integridad de ninguna persona ni a utilizar la violencia sin ninguna causa que la justifique y menos contra inocentes.

− La difícil situación que padecen los trabajadores y las clases populares no justifica la violencia organizada. Si que justifica la resistencia y la lucha democrática y pacifica.

− La violencia y los violentos no aportan nada a los conflictos políticos y sociales que sufrimos. Son la excusa perfecta para que la derecha para criminalizar las luchas y a sus reales protagonistas. Las imágenes televisivas y las fotografiás de “descerebrados” rompiendo escaparates o quemando contenedores lo único que consiguen es atemorizar a sectores de la sociedad y justificar el autoritarismo. Se lo ponen fácil a Fernández Díaz, Puig y otros para que intenten manipular a la opinión pública.

− No estamos hablando de reacciones espontaneas frente a situaciones de grave sufrimiento social ni como respuesta a excesos policiales. Estamos hablando de violencia organizada por gente que sabe muy bien lo que quiere, liar-la.

Se están produciendo excesos policiales y judiciales muy preocupantes, tener más de un mes en prisión a tres jóvenes, en Barcelona, para que la Audiencia los deje libres sin fianza, es aberrante. Hay que denunciar caso por caso, sin ninguna excepción. No podemos tolerar que los distintos cuerpos policiales se caractericen por su brutalidad. Pero no podemos olvidar que sin seguridad no hay democracia, que la seguridad debe ser pública y que la policía es una parte fundamental de las políticas de seguridad. El reto esta en si las políticas de seguridad son democráticas o autoritarias, según cual sea el desenlace de este dilema tendremos una policía u otra.

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