3 de septiembre de 2009, 4:20
NUEVATRIBUNA.ES - 23.5.2009
Desde hace algún tiempo, un tiempo largo, la Comunidad de Madrid parece vivir una situación fantasmagórica.
El relato de su acontecer político y social transita entre el palacio de cristal de la casa de correos, sede de la presidencia del gobierno regional verdadera prolongación de la pasarela Cibeles y la Asamblea de Madrid, un teatro estable donde las representaciones nada tienen que ver con la realidad, y en el que la compañía inicia cada jueves, día del pleno, su particular viaje a ninguna parte.
Nada es lo que parece, Esperanza Aguirre, presidenta de PP en Madrid, tiene trufado de presunta corrupción buena parte de su partido y pide explicaciones a todo el mundo menos a los presuntos corruptos.
El Tribunal Superior de Justicia de Madrid permite que se conviertan en acusadores aquellos a quienes acusa.
Los imputados (sospechosos de haber cometido algún delito), algunos de ellos parlamentarios, por la mañana eluden la cárcel con fianzas millonarias y por la tarde votan en el parlamento como cualquier ciudadano libre de toda sospecha.
El resto de los acusados, alcaldes del PP la mayoría que han tenido que dimitir, siguen en muchos casos presidiendo las comisiones de urbanismo y de contratación de sus ayuntamientos para seguir controlando el negocio por el que han sido acusados.
El consejero de interior de la Comunidad, se gasta presuntamente el dinero de los ciudadanos en montar un servicio de espías privado para intentar averiguar si las bolsas que su compañero de gobierno el consejero de presidencia llevó a Colombia, eran de ropa sucia o de ropa limpia.
En un ataque de transparencia política, el Partido Popular de Esperanza Aguirre, monta un artilugio al que denomina comisión de investigación, para que se sepa la verdad y nada más que la verdad y pone al frente a un hombre de su confianza, que resulta ser el mas imputado de todos los imputados de la trama de corrupción del PP en la Comunidad de Madrid.
Alguien da más. Parece que en Valencia hay algunos indicios de que ellos también quieren dar la talla, pero no lo tienen fácil
Y a pesar de todo “la nave va”.
La Comunidad de Madrid tan acostumbrada a liderar según sus dirigentes, sigue liderando, ha liderado en abril el incremento del paro en España situándolo en 415.142 desempleados su record histórico.
Ha destruido en los últimos 24 meses la friolera de 223.155 empleos, el 50% del total del paro registrado en la Comunidad
La industria madrileña muestra su debilidad creciente y pierde un 10% de su empleo durante 2008.
La CEIM, la patronal madrileña, realiza su mayor esfuerzo inversor para superar la crisis despidiendo trabajadores, pagando una media de 71.000 euros de indemnización por trabajador fijo despedido, justo el doble de la media nacional que es de 36.000 euros
Son solo algunos apuntes que dan cuenta de la gravedad de la situación y de la dureza de la crisis en Madrid que deberían ser objeto del interés constante y permanente de quienes tienen la responsabilidad de gobierno
Lejos de eso, lo que buena parte de los ciudadanos de la Comunidad de Madrid perciben de sus gobernantes, es que están en el rifi-rafe y la algarabía permanentes, en un dialogo de sordos que sólo a ellos incumbe y que el intento por solucionar los graves problemas de la gente no forma parte de su agenda política.
La situación soñada por la derecha, conseguir el desapego y la desafección de la mayoría por los asuntos generales, desincentivar la participación para devolver la política a una época predemocrática donde solo las élites gobernaban los asuntos de todos.
Habría que estar atentos para que la ficción política que vive Madrid empezara a parecerse un poco más a la realidad.
Pedro Reyes es coordinador de actividades de la Fundación Sindical de Estudios.
Desde hace algún tiempo, un tiempo largo, la Comunidad de Madrid parece vivir una situación fantasmagórica.
El relato de su acontecer político y social transita entre el palacio de cristal de la casa de correos, sede de la presidencia del gobierno regional verdadera prolongación de la pasarela Cibeles y la Asamblea de Madrid, un teatro estable donde las representaciones nada tienen que ver con la realidad, y en el que la compañía inicia cada jueves, día del pleno, su particular viaje a ninguna parte.
Nada es lo que parece, Esperanza Aguirre, presidenta de PP en Madrid, tiene trufado de presunta corrupción buena parte de su partido y pide explicaciones a todo el mundo menos a los presuntos corruptos.
El Tribunal Superior de Justicia de Madrid permite que se conviertan en acusadores aquellos a quienes acusa.
Los imputados (sospechosos de haber cometido algún delito), algunos de ellos parlamentarios, por la mañana eluden la cárcel con fianzas millonarias y por la tarde votan en el parlamento como cualquier ciudadano libre de toda sospecha.
El resto de los acusados, alcaldes del PP la mayoría que han tenido que dimitir, siguen en muchos casos presidiendo las comisiones de urbanismo y de contratación de sus ayuntamientos para seguir controlando el negocio por el que han sido acusados.
El consejero de interior de la Comunidad, se gasta presuntamente el dinero de los ciudadanos en montar un servicio de espías privado para intentar averiguar si las bolsas que su compañero de gobierno el consejero de presidencia llevó a Colombia, eran de ropa sucia o de ropa limpia.
En un ataque de transparencia política, el Partido Popular de Esperanza Aguirre, monta un artilugio al que denomina comisión de investigación, para que se sepa la verdad y nada más que la verdad y pone al frente a un hombre de su confianza, que resulta ser el mas imputado de todos los imputados de la trama de corrupción del PP en la Comunidad de Madrid.
Alguien da más. Parece que en Valencia hay algunos indicios de que ellos también quieren dar la talla, pero no lo tienen fácil
Y a pesar de todo “la nave va”.
La Comunidad de Madrid tan acostumbrada a liderar según sus dirigentes, sigue liderando, ha liderado en abril el incremento del paro en España situándolo en 415.142 desempleados su record histórico.
Ha destruido en los últimos 24 meses la friolera de 223.155 empleos, el 50% del total del paro registrado en la Comunidad
La industria madrileña muestra su debilidad creciente y pierde un 10% de su empleo durante 2008.
La CEIM, la patronal madrileña, realiza su mayor esfuerzo inversor para superar la crisis despidiendo trabajadores, pagando una media de 71.000 euros de indemnización por trabajador fijo despedido, justo el doble de la media nacional que es de 36.000 euros
Son solo algunos apuntes que dan cuenta de la gravedad de la situación y de la dureza de la crisis en Madrid que deberían ser objeto del interés constante y permanente de quienes tienen la responsabilidad de gobierno
Lejos de eso, lo que buena parte de los ciudadanos de la Comunidad de Madrid perciben de sus gobernantes, es que están en el rifi-rafe y la algarabía permanentes, en un dialogo de sordos que sólo a ellos incumbe y que el intento por solucionar los graves problemas de la gente no forma parte de su agenda política.
La situación soñada por la derecha, conseguir el desapego y la desafección de la mayoría por los asuntos generales, desincentivar la participación para devolver la política a una época predemocrática donde solo las élites gobernaban los asuntos de todos.
Habría que estar atentos para que la ficción política que vive Madrid empezara a parecerse un poco más a la realidad.
Pedro Reyes es coordinador de actividades de la Fundación Sindical de Estudios.