sábado. 20.04.2024

Los retos del sindicalismo: la comunicación

Enumero alguno de esos retos: afianzar la legitimación que aporta el vínculo social con los trabajadores, a partir de la afiliación y la representación en los centros de trabajo y las empresas; reforzar el sindicalismo confederal como un espacio organizativo que permita trabar intereses compartidos, agregar voluntades y evitar la segregación que propicia el actual modelo social; ejercer el conflicto social en todos los espacios en que este se produce, en

Enumero alguno de esos retos: afianzar la legitimación que aporta el vínculo social con los trabajadores, a partir de la afiliación y la representación en los centros de trabajo y las empresas; reforzar el sindicalismo confederal como un espacio organizativo que permita trabar intereses compartidos, agregar voluntades y evitar la segregación que propicia el actual modelo social; ejercer el conflicto social en todos los espacios en que este se produce, en las empresas, en las políticas públicas, en los conflictos socioeconómicos; generar una cultura que permita al sindicato abrirse a las necesidades e inquietudes personales de los trabajadores en el ejercicio de sus derechos laborales y sociales.

Pero de todos, el reto más importante para la legitimidad social del sindicalismo afecta a la comunicación, a la manera en que se transmiten y se comparten las razones del sindicalismo, sus valores, su ideología –no partidaria, pero siempre comprometida con los valores de transformación social-, y cómo se llega a las personas trabajadoras en una sociedad con una gran concentración de poder en los medios de comunicación y, sobre todo, con una gran hegemonía de las ideas ultraconservadoras.

Este reto no es fácil, especialmente cuando el sindicalismo amplía su ámbito de actuación a los espacios socioeconómicos, como ha sucedido con las negociaciones de la Seguridad Social y el acuerdo social. En estos casos los mecanismos de comunicación propios del conflicto social que se da en un ámbito reducido, limitado y cercano a los trabajadores, resultan insuficientes.

En estos supuestos de intervención del sindicato confederal, la comunicación, los mensajes, el relato del sindicalismo sobre el conflicto en cuestión acaba siendo intermediado por los medios de comunicación que acaban gestionando muchas veces el relato, las razones del propio sindicato. Lo comprobamos con la huelga general de septiembre y después con la firma del acuerdo social. Desde los mismos medios y con argumentos contrapuestos y contradictorios se critica y se intenta deslegitimar al sindicalismo, ora porque actúa irresponsablemente cuando hace huelga, ora porque no defiende suficientemente los trabajadores cuando llega a acuerdos. Pero de nada vale la queja. Se hace imprescindible y urgente construir nuevas formas de comunicación que permitan al sindicato mantener la legitimidad social para poder desarrollar su función.

Esta es la más importante dificultad para legitimar la acción del sindicato cuando esta se produce fuera del centro de trabajo, en espacios muy generales, en los que el sindicalismo llega a los trabajadores de manera intermediada, a través de los medios de comunicación.

Los cuales construyen sus propios relatos sobre el sindicalismo a partir de sus intereses políticos, también empresariales, y en los que la precariedad laboral de los profesionales dificulta el ejercicio de su función social: garantizar la verdadera pluralidad de la sociedad.

Máxime cuando las nuevas generaciones de profesionales de la comunicación han sido educadas para que desconozcan y renuncien a su función social.

Por ello, si el sindicalismo quiere mantener su legitimidad social para poder ejercer su función social y ser útil a los trabajadores que afilia y representa y actuar como contrapoder social, requiere, como si fuera el aire que respira, generar sus propios relatos, marcos e instrumentos de comunicación que permitan establecer comunicación y proximidad como antaño lo fueron la asamblea y el contacto directo. No se trata de renunciar a las formulas tradicionales, sino de complementarlas para que el sindicato pueda llegar allí donde las formulas de siempre no llegan o no sirven o son insuficientes.

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