jueves. 28.03.2024

Los ataques rabiosos de patio de colegio del PNV

nuevatribuna.es | 03.12.2010“Espejito, espejito, ¿quién es el más vasco, más independiente, más bueno, alto, listo y guapo? Usted, señor mío, no está mal, pero el que gobierna en Euskadi es Patxi López, elegido democráticamente”.Lo del PNV es un sinvivir constante y absoluto.

nuevatribuna.es | 03.12.2010

“Espejito, espejito, ¿quién es el más vasco, más independiente, más bueno, alto, listo y guapo? Usted, señor mío, no está mal, pero el que gobierna en Euskadi es Patxi López, elegido democráticamente”.

Lo del PNV es un sinvivir constante y absoluto. De hecho, viendo su comportamiento en los últimos tiempos, exactamente desde que se celebraran las últimas elecciones al Parlamento Vasco, lejos de mejorar, no ha hecho otra cosa que empeorar cual hermano mayor celoso de la llegada de un nuevo miembro a la familia. Es como ver que te usurpan el puesto de protagonista al que todos consentían a cambio de dos besos y unos cuantos favores.

De hecho, insulta, patalea y lloriquea rabioso por no sentarse en la silla de Lehendakaritza. Y lo hace en público, sólo por llamar la atención. De hecho, esto es, claramente, un caso para Super Nanny, de esos en los que esta buena mujer les pone en la nevera una cartulina de colorines y un montón de pegatinas de estrellitas que habrán de poner cuando el comportamiento sea civilizado. “Si no insultas a tus compañeros, te doy una estrellita verde. Y si además respetas a los ciudadanos, te doy la roja”.

Triste pero cierto. El PNV todavía no se ha recuperado de la pérdida del control del Gobierno Vasco. Es evidente que perder el sillón desde el cual se oteaba y manejaba las riendas de Euskadi al antojo identitario de unos cuantos ilustrados, cuesta y cuesta mucho. De hecho, cuesta tanto que hasta José Luis Bilbao, presidente de la Diputación Foral de Vizcaya, comienza a portarse como los dirigentes de su partido. Las malas influencias.

No importan los ciudadanos, sólo importa el recuperar el sillón y el desprestigio al equipo de gobierno de Patxi López. Y lo hacen todos los pesos “pesados y pasados” de la cuadrilla: Anasagasti, Egibar, Urkullu, Ortúzar (esta vez sin disfrazarse de Mr. Spock). Eso sí, como el fin justifica los medios, si no hay argumentos hay insultos. Y cuando los mayores han acabado de soltar barbaridades, algún cachorro, de esos que consideran que ser alcalde le dota de la virtud de poder insultar, ejercen dicha virtud como si fuera un derecho.

Y claro, teniendo en cuenta que Urkullu daba por hecho que el Euskera desaparecería del mapa a la llegada de la “horda españolista” y sigue, desaparecería el Goiherri y no ha tenido a bien moverse de sitio y así otros tantos despropósitos intuitivos, el hombre está inquieto.

Y encima el mundo abertzale, tocando las narices en el patio del colegio. Que si, al final, deciden incorporarse a la vida democrática supondrán un mordisco a la porción de tarta nacionalista del PNV. Y lo que es peor, no sabemos quién es el que soplará las velas.

En fin, que es el mundo contra el PNV. Y el PNV se revuelve y patalea. Que para eso son los adalides de la vasquicidad, oiga. Que ellos fueron los que la trajeron a Euskadi.

En lo que probablemente no hayan caído es que faltan al respeto al Presidente de todos los vascos (ya sé que los vascoparlantes de pro se estarán llevando las manos a la cabeza en shock por no haber escrito Lehendakari, pero de todos es sabido que el ejercicio es bueno para mejorar la circulación) y que no es de recibo que se le insulte como si se tratara de una riña de patio de colegio.

Los casos de corrupción que afloran de los años de gobierno nacionalista, el miedo a que no sea la Lehendakaritza lo único que pierdan [las Diputaciones están temblando] y la comprobación sobre el terreno de que la hegemonía nacionalista se ha diluido como lo haría un puñado de sal en el océano es mucho más de lo que su templanza nervioso-institucional puede admitir.

Lo que los ciudadanos no perdonamos son los 30 años de nacionalismo supresivo y obsesivo en el que no importaba otra cosa que el ser vasco por encima hasta del aire a respirar. Tenemos derecho a vivir en una sociedad en la que todos tienen su lugar, en la que las preocupaciones ahora se centran en los problemas reales de los ciudadanos, una tierra de oportunidades económicas, una sociedad que, por fin y tras muchos años, encamina sus pasos al unísono al camino de la paz y al respeto y enaltecimiento de las víctimas del terrorismo. Un gobierno que grita alto que las víctimas son poseedoras de la verdad, de la justicia, la dignidad y de la memoria que han de llevarnos a recordar nuestra historia para evitar futuros errores que tanto daño hicieron a los que sufrían.

Y si el PNV guardó un poquito de dignidad y respeto en el desván de Sabin Etxea, dejará de comportarse como el niño mimado y malcriado que demuestra ser y ejercerá su papel de partido de oposición de manera que sus afiliados puedan estar orgullosos de quienes les representan en el Parlamento Vasco, que no deja de ser la casa de todos.

Leire Díez Castro | Presidenta de Red Laica por la Igualdad y la Diversidad.

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