A veces tengo la sensación de que éste país no tiene arreglo. La intranscendencia del cuchicheo, el rumor que se difunde exponencialmente, el escándalo del día que mañana será olvidado, el estallido amotinado que se diluye más pronto que tarde, la tendencia muy humana, pero tan dañina, de convertir el poder en dinero y viceversa, dicho de otra manera, la corrupción.
Este país tiene un problema, casi exclusivo y monoproblema, el del empleo. La vida cotidiana de cuantos han perdido su puesto de trabajo. La amenaza, como espada de Damocles, siempre pendiente, de perder el trabajo.
Aún a sabiendas de ello, hay quien se empeña en distraer al personal. Es lo que ha ocurrido una vez más con la maniobra de debatir sobre los puentes y las posibilidades de pasar todos los festivos a lunes. Un debate que no arregla nada, pero que se aprovecha para alimentar la idea de que en España trabajamos poco, somos poco productivos.
A lo largo de estos años hemos hablado y negociado muchos convenios con la patronal. Tenemos pendiente resolver negociaciones abiertas sobre solución extrajudicial de conflictos sobre negociación colectiva atascada y negociación colectiva futura. Tenemos el compromiso de intentar alcanzar acuerdos en materias laborales, de empleo, de formación, cualificación.
En mitad del puente, el día 7 de Diciembre la patronal CEOE manda una carta para abrir negociaciones sobre el calendario. Eso era la semana pasada y esta semana son los minijob, miniempleos.
En la carta hablan de efectos indeseables de las fiestas sobre la productividad, lo cual ni está estudiado ni demostrado por estudio alguno, ni por tipo alguno de dato. Además dicen que los efectos sobre la industria y el turismo serían muy positivos.
Parece que quienes dirigen al empresariado, no saben que en España las horas de jornada se fijan anualmente en los convenios colectivos, o Acuerdos laborales. Por cierto, el número de horas anuales es mucho mayor que en Europa. Esa jornada anual se distribuye a lo largo del año y de ahí salen los calendarios de festivos en cada sector o empresa. Son esos calendarios los que fijan las fiestas y los puentes, sin afectar al total de horas anuales.
No tenemos problema, desde CCOO en hablar de las fiestas. Pero eso, tenemos que saberlo, implica que hay que modificar el Estatuto de los Trabajadores y Reales Decretos que regulan la Jornada. También hay que saber que lo que es bueno para el turismo costero, no tiene por qué serlo para el madrileño, que vive más del turismo de negocios, al que le vienen peor los puentes.
Además, hay que tomar en cuenta que la Iglesia tiene un concordato firmado con España que determina días de fiesta nacional de origen religioso como Todos los Santos, Inmaculada, San José, Reyes, Navidad, Santiago Apostol, o la Virgen de Agosto. La mayoría de las fiestas, en definitiva.
No obstante, si quieren hablar de fiestas, festivos y puentes, estamos en disposición de hacerlo, abordando la normativa legal y su regulación en la negociación colectiva. Lo hacemos en el marco de la Jornada anual que en España es de 1751 horas y en Dinamarca de 1.621, Francia 1640, Alemania 1.658 o Italia 1643.
Lo abordamos en el marco de esos largos tiempos de “descanso” para el almuerzo que impiden racionalizar la jornada laboral, producen ineficacia, e impiden la conciliación e vida laboral y personal
Lo abordamos desde el respeto a determinadas fechas como el 25 de Diciembre, 1 de enero, 1º de Mayo, o la Constitución por su sentido social, laboral, político, o religioso.
Los cambios, deberían contar con la participación y consenso de empresarios, trabajadores y Administraciones, porque determinadas fiestas regionales o locales son dificimente trasladables a otra fecha.
Por último, el pasado 6 de Octubre la autoridad laboral fijó el calendario festivo para 2012, que ya es legal y público. No nos parecía aconsejable que en el último minuto del gobierno Zapatero, o el primer minuto del de Rajoy, se dedicaran a cambiar el calendario festivo, recientemente aprobado. En definitiva, no es por no ir, que si hay que ir se va, pero mejor ir con tiento, fundamento y sin apretones del vago.