viernes. 29.03.2024

La pobreza sigue creciendo en España

Periódicamente la Fundación Foessa de Caritas nos atiza un puñetazo en el estomago con la publicación de sus informes sobre la pobreza y exclusión social en nuestro país. Los datos nunca mejoran, empeoran y ahora con la crisis, más. Lo malo es que o terminamos insensibilizándonos o buscamos coartadas para no hacer mucho caso de lo que dicen.

Periódicamente la Fundación Foessa de Caritas nos atiza un puñetazo en el estomago con la publicación de sus informes sobre la pobreza y exclusión social en nuestro país. Los datos nunca mejoran, empeoran y ahora con la crisis, más. Lo malo es que o terminamos insensibilizándonos o buscamos coartadas para no hacer mucho caso de lo que dicen.

Ya se sabe, son gente de la Iglesia Católica, exageran, lo que buscan es conseguir mas recursos públicos y privados para sus actividades, no son rigurosos en sus análisis…. Lo cierto es que Foessa al detectar la situación de la pobreza en España cubre un vacío que debería afrontar las Administraciones Públicas. Tan solo cuando se han presentado los Planes Nacionales de Acción para la Inclusión Social del Reino de España, se han acompañado de Anexos de diagnostico de situación, que en lo sustancial coinciden con los datos de Caritas. Por su parte el INE, en sus Encuestas de Condiciones de vida, están incluyendo un apartado sobre riesgo de pobreza, que igualmente recogen cifras similares a las aportadas por Foessa. Por tanto, aquí no hay trampa.

Es evidente que hablar de pobreza en España, no es lo mismo que hacerlo en Bolivia, en Somalia o en Afganistán o incluso en algún otro país de la Unión Europea como Rumania. Pero esto nunca puede ser una excusa o un consuelo. La pobreza que tenemos que afrontar los españoles es la de nuestros conciudadanos y los índices de pobreza se establecen en función de estar por debajo del 60% de la mediana de los ingresos por unidad de consumo. Dicho en otras palabras, las condiciones de los pobres españoles no son ni mucho menos las de los pobres del tercer mundo, pero en relación con la sociedad en la que viven son pobres. En definitiva las tasas de pobreza son un elemento sustancial para determinar el nivel de desigualdad e injusticia que hay en un país, en este caso en España.

Los datos son intolerables. Siguiendo la Encuesta del INE, en el año 2004 era el 19’9% de la población, en el año 2008 había descendido tres décimas, el 19’6%, y en el 2011 ha ascendido al 21’8%. Estamos hablando nada menos que de 10’2 millones de personas.

Si descendemos un poco en la identificación de la pobreza, encontramos un dato muy interesante. La pobreza ha descendido sensiblemente en la población de mas de 65 años, del 29’5% al 21’7% y sin embargo se ha incrementado en los de menos de 16 años, de 24’2% al 26’5% y mas aun en el tramo de la población adulta de 16 a 64 años, del 16’4% al 20’7%.

Esto puede interpretarse como que el Sistema de Pensiones de la Seguridad Social ha venido jugando un papel muy positivo para reducir la pobreza. Por el contrario, el deterioro de las condiciones de trabajo y salario y el incremento del paro se ha traducido en un incremento de la pobreza en el resto de la población adulta y en los menores. También es muy elocuente resaltar que la pobreza se ha incrementado algo mas en los hombres que en las mujeres, pasando del 18’9% al 21 y del 20’8% al 22’5% respectivamente.

Hay que subrayar que el umbral de la pobreza, que lógicamente año tras año iba ascendiendo, al mejorar los niveles de renta de la población, en el año 2010 por primera vez ha descendido, pasando de 7.980 euros anuales por persona a 7.818 euros.

Y si la desigualdad vertical se ha intensificado, la desigualdad territorial es más que alarmante. En el abanico diferencial es de nada menos que 30 puntos, entre una tasa del 38’2% en Extremadura al 7’3% en Navarra. Esta cifra cuestiona a fondo la capacidad redistributiva del Estado Autonómico, en el que otras tres Comunidades Autónomas, Canarias, Andalucía y Murcia, tienen tasas de riesgo de pobreza en torno al 30%.

Con estos datos, que se irán agravando, reducir las políticas sociales y el gasto social, es apostar directamente por el incremento de la pobreza y la desigualdad. No podemos olvidar que los diez años de gran crecimiento económico no han servido para reducir los índices de pobreza en España, lo cual es una vergüenza en los debes de los gobiernos del PP y del PSOE.

La Unión Europa desde finales de los años 90 ha establecido que los estados miembros aprueben Planes de Acción contra la pobreza e inclusión social. En España se han hecho hasta cuatro planes bianuales. El ultimo el del 2008-2010. Ni el gobierno de Rodríguez Zapatero preparo su actualización, ni la nueva ministra Ana Mato en su comparecencia en el Congreso de los Diputados ha hablado del tema. Posiblemente unos y otros se hayan olvidado, dados los nulos resultados de los anteriores, que se limitaban a agrupar políticas sectoriales ya establecidas, sin establecer nuevas medidas especificas y nuevos recursos presupuestarios finalistas.

Así estamos. Reducir la pobreza ni es fácil ni es rápido, pero debería ser una de las prioridades políticas el diseñar una estrategia de lucha contra la pobreza, que tienen que ser compartida por las tres administraciones publicas. Mientras no se haga España será un país terriblemente injusto.

La pobreza sigue creciendo en España
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