lunes. 13.05.2024

La estulticia otra vez de manifiesto

Desconozco si será a causa de los últimos planes de enseñanza del gobierno socialista, como insiste el PP, o a la tradicional incapacidad para entender las cosas más simples, más sencillas, en nuestro país, y por contra, a nuestro histórico interés por complicarlas y sacar de ellas 'petroleo', no lo sé.

Desconozco si será a causa de los últimos planes de enseñanza del gobierno socialista, como insiste el PP, o a la tradicional incapacidad para entender las cosas más simples, más sencillas, en nuestro país, y por contra, a nuestro histórico interés por complicarlas y sacar de ellas 'petroleo', no lo sé. Pero reconozco mi asombro ante lo que a la mayoría del personal mayoritariamente ha entendido, en estos días, por sus comentarios, y les ha quedado del discurso de Investidura del ya Presidente del gobierno de España: D. Mariano Rajoy Brey.

Resulta que el hombre, el Sr. Rajoy, después de su largo y esforzado discurso, sólo ha sido capaz de trasladar, por lo que deduzco, a la opinión pública, como tema principal: el cambio de los puentes a los lunes, salvo que sean fiestas de importancia (sic), y, después, la necesidad de que todos lo españoles nos apretemos el cinturón, pues de esta acción saldrá la necesaria solución que todos estábamos esperando.

Pienso yo, mal pensado que soy, para este viaje no necesitábamos alforjas.

Que había que apretarnos el cinturón, no sólo lo sabíamos, sino, hay quienes ya no les queda más agujeros en el cinto, desde hace más de dos largos años, y por otra parte, que todo será difícil, duro y complicado, en el tiempo que nos espera, insisto, llevamos dos largos años conociéndolo algunos a conciencia.

Por ello, y porque lo evidente no hace falta ponerlo de manifiesto, me revelo y me indigna, el grado de estulticia, de idiotez, de necedad, que nuestra sociedad, ha conseguido alcanzar en tiempo récord.

Si al final de todo el proceso de desleal, e incluso burda oposición, la nueva clase dirigente de nuestro país, encabezada por el Sr. Rajoy, sólo ha sido capaz de transmitir las dificultades que nos esperan, poco hemos avanzado.

Si al final de los casi cuatro años de crisis manifiesta, la oposición tocando poder, sólo es capaz de hacer el diagnostico de lo que por todos era conocido, y la necesidad de que todos arrimemos el hombro, la sorpresa se reduce a la más simple necedad.

De verdad sinceramente esperaba algo más, resulta que hasta incluso la propuesta del PSOE, para ampliar la jubilación hasta los 67 años, a la que el PP, se opuso en su día, votando en contra. Ahora, en el gobierno, es aceptable, resulta que todo lo denostado, vilipendiado, y criticado por el PP en la reciente oposición, es asumible ahora sin el más mínimo sonrojo.

Si al final resulta, que ese mismo país que estaba al borde de la bancarrota, que no aguantaba ni un minuto más, que era un destare según el Sr. Aznar, sin ir más lejos, parece que por arte de 'birlibirloque', ahora resulta que es un gran país, capaz de todo lo posible y lo imposible, y acreedor a las mejores posiciones europeas, junto con los que 'parten el bacalao', y ahí es donde debemos de estar.

Yo me pregunto: ¿o somos tontos todos, o al menos lo parecemos? ¿no nos habíamos enterado hasta ahora?. De verdad, los argumentos utilizados por el Sr. Rajoy, dedicando la mayor parte de su discurso a contarnos todos los males de la situación, ya nos era por él conocidos, en su larga etapa de destructiva oposición, y si además le añadimos la necesidad de mejorar, es para nota.

Al final me queda como corolario, el que tendremos un futuro: en el que la Santa Madre Iglesia, como siempre, decidirá las fiestas que deben guardarse en su fecha fija y las que deben ser pasadas a los lunes, y si no al tiempo. Y, por otra parte, nos queda un país donde por causa de la situación deberemos renunciar a muchos derechos conseguidos con grandes esfuerzos durante muchos años pues la situación lo exije. Nos queda un país donde para estar en primera línea de Europa modificaremos todo aquello que nos pida el eje franco-alemán, para que estén contentos, aunque a los ciudadanos españoles nos obligue a realizar todos los sacrificios que ellos no harían de modo alguno.

En fin, nos queda un país que de nuevo, y por enésima vez, demostraremos la capacidad de parecer idiotas, probablemente, sin duda, porque lo seremos, y ésto difícilmente, a corto plazo, tiene arreglo.

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