jueves. 28.03.2024

La ESO en Vallecas o las responsabilidades políticas en el deterioro de la enseñanza pública

Vallecas es un claro ejemplo del alto nivel de deterioro que experimenta la enseñanza pública madrileña, el recorte progresivo de oportunidades que sufre la juventud de los barrios populares y la irresponsable gestión que realizan las autoridades educativas de la Comunidad de Madrid. Del total de 8.673 alumnos matriculados en el distrito de Puente de Vallecas en alguno de los cuatro cursos que componen la Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO), 3.

Vallecas es un claro ejemplo del alto nivel de deterioro que experimenta la enseñanza pública madrileña, el recorte progresivo de oportunidades que sufre la juventud de los barrios populares y la irresponsable gestión que realizan las autoridades educativas de la Comunidad de Madrid.

Del total de 8.673 alumnos matriculados en el distrito de Puente de Vallecas en alguno de los cuatro cursos que componen la Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO), 3.477 (40,1% del total) estudiaban en centros públicos mientras en los centros privados-concertados (en el barrio sólo existe un centro privado no completamente dependiente de la financiación pública que imparte estos cursos) el número de alumnos era sensiblemente superior y suponía 5.196 alumnos (59,9% del total). Los datos anteriores corresponden al curso 2009-2010.

Año a año, durante más de una década, la red de centros privados-concertados ha ido ensanchándose mientras la red de centros públicos perdía densidad y recursos (presupuestos, profesores, orientadores,…) para desarrollar su labor docente y adquiría un carácter subsidiario respecto a los colegios concertados.

Las autoridades educativas del PP de Madrid pueden estar contentas de su esfuerzo por incrementar la competencia entre centros que ofertan un bien público esencial como la educación. No pueden, en cambio, o no deberían estar satisfechos con los resultados conseguidos. Ni el incremento de la competencia en el mercado de la oferta de servicios educativos en sus niveles básicos y obligatorios ni las mayores posibilidades de elección de centros de las que teóricamente disponen las familias han servido para mejorar los resultados obtenidos por el alumnado ni la calidad de la educación básica que se les ofrece. Los resultados académicos del conjunto de los alumnos del distrito han empeorado al tiempo que aumentaban los escandalosos niveles de desigualdad de oportunidades que sufre una parte muy importante de la juventud madrileña desde sus primeros pasos en el sistema educativo.

Los datos de la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid dan cumplida cuenta del desastre. La segregación, la desigualdad, el fracaso y la merma de oportunidades son los resultados conseguidos por la política educativa que de forma consciente y tenaz ha llevado a cabo la Comunidad de Madrid. Con dinero público se ha construido una extensa red de chiringuitos educativos privados de baja calidad y se ha favorecido el trasvase de estudiantes desde los centros públicos hacia esos chiringuitos, empeorando los resultados de todo el alumnado.

En ningún caso se puede decir que se trata de un trasvase aleatorio de alumnos desde la escuela pública a la escuela concertada. Lo que han intentado las autoridades educativas madrileñas durante los últimos años y siguen intentando es reforzar la concentración en los centros públicos del alumnado con especiales dificultades sociales, culturales y educativas y mayores riesgos de mantenerse en la situación de exclusión social, precariedad laboral y bajos niveles de renta que padece una parte significativa y creciente de los hogares de este barrio madrileño.

Los resultados de ambos movimientos no pueden ser más desastrosos. En los centros públicos de Puente de Vallecas, tan solo 1.186 alumnos y alumnas (34,1% del total) matriculados en alguno de los cursos de ESO obtuvieron el pasado año una evaluación positiva en todas las materias. En los centros privados-concertados un porcentaje superior, pero también decepcionante, del 57,7% (3.000 de un total de 5.196 alumnos) obtenía igual resultado positivo. Obsérvese que la otra cara del asunto es igual de tenebrosa. De un total de 1.933 alumnos que no pasaban de curso o no promocionaban al curso superior, 1.069 correspondían a centros públicos (31,0% del total de alumnos matriculados en dichos centros) y 864 a centros concertados (16,6% del total).

Los datos que refuerzan la idea de la extensión del fracaso educativo son apabullantes. Por ejemplo, el número de alumnos de los tres primeros cursos de la ESO que promocionan al curso superior habiendo obtenido calificaciones negativas en dos, tres o cuatro materias es tan numeroso como el de los que no promocionan. A los 1.512 matriculados en los tres primeros cursos de la ESO que no promocionaron al curso siguiente, hay que sumar otros 1.394 alumnos que promocionaron con el lastre de no haber obtenido una evaluación positiva en varias materias. En total, un 42,5% de los alumnos no promocionan o pasan al curso siguiente sin haber adquirido los conocimientos y las herramientas que les permitirían encajar y superar nuevos retos. Y tras tres cursos marcados por una intensa depuración de alumnos abocados a la pérdida de confianza en sus capacidades llegan al 4º y último curso de esta etapa educativa, desde la que pueden acceder a niveles educativos no obligatorios como el Bachillerato o a la Formación Profesional de segundo grado, y deben afrontar un nuevo proceso de selección que deja un saldo de 193 alumnos que promocionan con dos materias o asignaturas suspendidas (y muy excepcionalmente con tres) que sumados a los 421 alumnos que no promocionan suponen un 33,4% de los 1.840 matriculados en este último curso de la ESO.

En resumen, los alumnos y alumnas que cursan sus estudios de ESO en Vallecas tienen muchas posibilidades de repetir curso o no superar esta etapa educativa básica y una pequeña probabilidad de aprobar todas las materias y afrontar sobre bases sólidas los retos que supondrá el proceso de aprendizaje en el curso siguiente. El fracaso escolar es aún mayor entre el alumnado de los centros públicos.

Norte y Sur han sido reinventados en la educación básica madrileña por el Gobierno de Esperanza Aguirre. Al igual que en Vallecas, en todos los distritos y pueblos del sureste de la Comunidad de Madrid se consiguen peores indicadores en los resultados educativos que los que se obtienen en los centros públicos y privados del noroeste de la capital y del conjunto de la provincia. El Norte gana y el Sur pierde.

Y en el Sur, clases trabajadoras asentadas en empleos precarios de bajos salarios y sectores sociales de renta media y mayor capacidad de presión social e interlocución política se disputan una oferta pública de recursos educativos que por insuficiente e ineficaz no permite atender los requerimientos y necesidades educativas de la mayoría social. Franjas minoritarias de la sociedad ganan y la inmensa mayoría pierde recursos, oportunidades y futuro.

Y atizando ese escenario explosivo de ganadores y perdedores, la mano visible del PP de Esperanza Aguirre y su apuesta por una política educativa basada en el clientelismo político y en una escasez crónica de recursos que favorecen la segregación del alumnado y la falta de respuestas a sus necesidades y demandas. Ese es el caldo de cultivo ideal para que autoridades políticas irresponsables generen periódicamente falsos debates y falsas soluciones, apoyen sin rubor la presencia educativa de los grupos más aguerridos del catolicismo integrista, filtren a los medios de comunicación información tendenciosa y, cuando los datos siguen mostrando la atroz realidad de los resultados que se obtienen con esa política, sacan de la chistera ocurrencias o gracietas que intentan desviar la atención de la sociedad de los verdaderos y graves problemas del sistema educativo.

La Consejería de Educación de la CAM está promoviendo de forma irresponsable dos fracturas de gran calado social y educativo que van a tener un impacto de primer orden en la configuración del entramado y las relaciones sociales de los próximos años: la primera, entre centros públicos y centros privados-concertados en todos y cada uno de los distritos de Madrid y los pueblos de la Comunidad; la segunda, entre las mayores oportunidades educativas y, como consecuencia, de promoción social y laboral que disfruta la juventud que vive y estudia en el noroeste de la CAM y los muy escasos recursos educativos y oportunidades que se ofrecen a la juventud del sureste de la región, que es también la más afectada por el paro, la precariedad laboral, los menores niveles de renta por habitante, las mayores insuficiencias educativas y culturales y, como consecuencia de todo ello, riesgos crecientes de exclusión y marginación sociales.

La irresponsabilidad de la derecha en el terreno de la política educativa es mayúscula. Y en las comunidades autónomas donde desarrolla su acción política es donde mejor se observa la incapacidad del PP para afrontar unos retos educativos que la crisis económica ha contribuido a exacerbar. Hay que añadir que el grado de responsabilidad de las autoridades educativas del Gobierno de España en el deterioro del sistema educativo y en la escasa atención que reciben los problemas que afectan a la enseñanza pública es también, por acción u omisión, muy importante.

Hay lugares comunes que a veces revelan verdades poco cuestionables. Por ejemplo, que la financiación de la educación básica es una inversión cargada de futuro y de valor; o que la igualdad de oportunidades de niños y jóvenes en el terreno educativo es un derecho irrenunciable que debe ser respetado y cuidado por toda la sociedad y, especialmente, por sus representantes políticos; o que la mejora de los niveles de formación de las nuevas generaciones es una condición necesaria para afrontar con alguna posibilidad de éxito los retos de consolidar una sociedad sustentada en una ciudadanía libre, igual en derechos, solidaria y capaz de asumir las diferencias étnicas, culturales, religiosas, nacionales, de orientación sexual o ideológicas como un valor y como una oportunidad para mejorar la convivencia. ¿Por qué, entonces, se hacen las cosas tan mal en materia educativa? ¿Por qué, los políticos concentran su atención al hablar de los problemas educativos en auténticas chorradas? ¿Por qué se desentienden de los problemas de mayor calado y trascendencia social y miran para otro lado o a la luna de la excelencia de una exigua minoría de alumnos?

Aparentemente, la importancia decisiva de un buen funcionamiento del sistema educativo está clara. No hay más que acercarse a los textos de la Unión Europea que reflejan el acuerdo unánime en esta materia de las máximas autoridades de todos los países miembros. Por ejemplo, las Conclusiones del Consejo Europeo celebrado los días 24 y 25 de marzo de 2011.

En esas conclusiones se afirma que “invertir en la educación y la formación” es una de las medidas que deberán adoptar los Estados miembros para complementar los esfuerzos del saneamiento presupuestario (página 3). De igual forma, en el Anexo I, correspondiente al Pacto por el Euro Plus, se especifica que es necesario que todos los países realicen “esfuerzos específicos para mejorar los sistemas educativos” (página 17). En nada se desvalorizan esas palabras entrecomilladas por estar enmarcadas en el contexto de un epígrafe destinado a concretar las medidas de aumento de la productividad que los Estados miembros deberán llevar a cabo; en todo caso, desmerecen a los Jefes de Estado y de Gobierno que firman ese texto por su incapacidad para desprenderse de la sesgada visión economicista dominante y valorar la importancia de la calidad del sistema educativo al margen de sus repercusiones sobre la productividad o el ajuste presupuestario. Por último, se menciona la “educación permanente” entre las medidas concretas de impulso del empleo a las que los gobiernos deberán prestar particular atención (página 17)

¿Por qué, entonces, el ajuste presupuestario, las políticas de austeridad y las reformas de las pensiones o de los mercados laborales encaminadas a incrementar la productividad y la competitividad conforman un grupo de medidas y objetivos de primera categoría que los Estados miembros de la UE deberán llevar a cabo obligatoriamente y, en cambio, las medidas de mejora del sistema educativo forman parte de un grupo de reformas de tercera clase que se mencionan por corrección política, pero que nadie espera que se lleven a cabo?

Una parte significativa de la ciudadanía de Vallecas parece haber comprendido que los políticos que gestionan la educación en Madrid no tienen el coraje, el interés o la voluntad de afrontar los problemas educativos que sufre desde hace años el distrito. Y parece que no está dispuesta a permitir que la suerte educativa de la juventud del barrio esté a merced de una política educativa que ha demostrado fehacientemente su fracaso. Y ha comenzado a actuar y a denunciar al PP y a una gestión caracterizada por la incompetencia y una extrema ideologización que lleva a poner los recursos públicos al servicio de los intereses privados de sus amigos y apoyos electorales. Y ha comenzado a actuar y a presionar a la izquierda para que se comprometa con soluciones educativas progresistas que requieren más financiación, más recursos humanos y educativos y mayor grado de democracia en los centros para promover la participación de todos los miembros de las comunidades educativas.

Ayer, 27 de abril se desarrolló una asamblea de más de un centenar de miembros de la comunidades educativas de los centros públicos de Vallecas en la sede de la Asamblea de la CAM y una concentración paralela de varios centenares más para denunciar la política educativa de las autoridades comunitarias, exigir más respeto para la enseñanza pública y poner encima de la mesa del debate social y de la agenda política la necesidad de contar con los recursos educativos y financieros necesarios para consolidar una Escuela Pública de calidad e integradora que esté al servicio de las necesidades educativas de toda la sociedad.

Gentilmente invitados por dos diputadas regionales de IU y PSOE, que con elegancia cedieron el protagonismo del acto a una asamblea de las comunidades educativas de los centros públicos de Vallecas, profesores, alumnos, padres y madres colocaron el deterioro del sistema educativo y el fracaso escolar en la mesa de las soluciones políticas. Vientos de cambio entraron en el Parlamento regional madrileño y pueden crecer hasta llegar a forzar cambios efectivos en la política educativa e impedir que las autoridades madrileñas sigan tratando la enseñanza como un negocio o un mero servicio asistencial.

Al igual que en Vallecas, también en Arganda del Rey y en otros distritos y pueblos de Madrid, las Plataformas por la Escuela Pública existentes y nuevas asambleas de defensa de una enseñanza pública de calidad se están movilizando, aportando soluciones y denunciando la política educativa segregadora, sectaria e ineficaz que desarrolla el Gobierno de la CAM y su Presidenta.

Pase lo que pase en las elecciones del próximo 22 de mayo es muy importante que el proceso de movilización, toma de conciencia y organización de la ciudadanía ante los problemas que sufre el sistema educativo continúe. También sería conveniente que el apoyo que muestra la izquierda política en vísperas electorales se extienda en el tiempo y que desde el próximo Gobierno de la CAM o desde la oposición mantenga su defensa de las reivindicaciones de una escuela pública que es de toda la sociedad y que debe recuperar, por el bien de toda la sociedad, su papel esencial y vertebrador del conjunto del sistema educativo. ¡Ojalá!

La ESO en Vallecas o las responsabilidades políticas en el deterioro de la enseñanza...
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