jueves. 25.04.2024

El Premio Nacional de las Letras se concede a un heterodoxo de la economía

El Premio Nacional de las Letras se le ha concedido este año a José Luis Sampedro en reconocimiento a sus méritos literarios y a su compromiso moral con los problemas de la sociedad. Soy un lector de las novelas de Sampedro y disfruto con ellas por la forma en las que están escritas, por los temas que plantea, y por la manera en que los aborda y desarrolla.

El Premio Nacional de las Letras se le ha concedido este año a José Luis Sampedro en reconocimiento a sus méritos literarios y a su compromiso moral con los problemas de la sociedad. Soy un lector de las novelas de Sampedro y disfruto con ellas por la forma en las que están escritas, por los temas que plantea, y por la manera en que los aborda y desarrolla.

Hace tiempo Sampedro me decía que algún crítico cuestionaba su forma de escribir porque consideraba a su estilo decimonónico. ¡Bienvenido sea este estilo! exclamé, pues posee una gran riqueza literaria y se hace un uso realmente formidable del lenguaje. Las novelas de Sampedro suponen, para mí, un verdadero deleite el leerlas, entre otras cosas, aunque algunas tengan preferencias sobre otras, por la forma de estar escritas, pero también porque tienen vida. En ellas se reflejan sentimientos, amores, desamores, sufrimientos, alegrías, sexo, en definitiva describen de una forma magistral relaciones humanas y reflexiones sobre la vida. Todo ello tratado con gran sensibilidad y ternura.

De todas formas, sobre lo que quiero llamar la atención en este artículo es acerca de su aportación como economista. Sus escritos económicos, al igual que sus novelas, también están dotados de un gran estilo literario. Esta facilidad de expresarse que tiene Sampedro hace que sus obras escritas de economía sean comprensibles y agradables de leer. Ahora bien, que quede claro que no se queda en las formas, sino que acude al fondo de los problemas, y para ello utiliza el método del análisis estructural que él mismo elaboró. No cabe duda de que los libros y artículos de economía escritos por él, como gran ensayista y pensador que es, se merecen por sí mismos el Premio de las Letras.

Así que, este premio se ha concedido a una persona que domina el idioma castellano, en la literatura y en la economía, es un gran maestro de las Letras, que combina con unas grandes dotes intelectuales que le hacen ser un referente como pensador. Es sin duda uno de los más importantes intelectuales que ha habido en la posguerra en España, y uno de los mejores profesores que ha tenido la Universidad Complutense. Su enseñanza de la economía y la manera de entender ésta, resulta ahora más necesaria que nunca, como consecuencia del estallido de la crisis que se padece en los países desarrollados, pero sobre todo ante la crisis civilizatoria que padece el mundo en su conjunto.

El surgimiento de la crisis ha supuesto que se pongan en cuestión las ideas económicas que han configurado el paradigma dominante en las últimas décadas. Estas ideas que han formado a muchas generaciones de estudiantes han demostrado ser erróneas, sobre todo la creencia generalizada en la eficiencia de los mercados, y cuya consecuencia que se deduce de este planteamiento es que son capaces de conseguir el equilibrio por sí mismos, autorregulándose. También el uso abusivo de las matemáticas que han llegado a hacer de la economía una rama de esta ciencia, y la pérdida, por tanto, de su condición de ciencia social. La formalización en modelos abstractos y basados en supuestos muy simples ha conducido a su vez a que se haya alejado el objeto de estudio del mundo real.

El análisis estructural trata de superar el estrecho marco de la ciencia económica convencional con un enfoque más amplio de lo que se concibe que debe ser la economía. Se plantea un método global para el análisis del objeto de estudio que está compuesto por estructuras y se establecen leyes de interdependencia. No se considera que las partes se encuentran aisladas, sino que están en estrecha relación unas con otras. La forma en que se combinan estas partes da lugar a una totalidad, que no es la suma de las partes, sino que viene conformada por las relaciones básicas que configuran una estructura.

El análisis cuantitativo se considera necesario, pero no es suficiente por eso hay que tener en cuenta el análisis cualitativo. Sampedro valora las aportaciones hechas por la estadística. Así señala que:” identificada, la estructura económica como la especialidad consagrada a conocer la realidad con un sentido científico moderno, a nadie extrañará que sus lazos con la estadística sean muy estrechos” (Economía humanista, debate, 2009). Otro tanto cabe decir de la econometría cuya aportación la considera esencial para el método estructural, pero este conocimiento no basta por sí mismo para entender la compleja realidad.

Las fuentes de la Estructura, como disciplina, son muchas, pero se pueden enumerar: el marxismo, la escuela histórica alemana, el institucionalismo de Veblen, sus colegas y discípulos, el análisis causal de Akerman y, el sociologismo francés (Marchal y Perroux). Así como también la contribución de Keynes y el desarrollo de la macroeconomía.

El enfoque estructural es un instrumento valioso para afrontar el estudio de la realidad, pero hay que tener en cuenta que a las corrientes señaladas como fuentes de este método, hay otras contribuciones teóricas efectuadas por gigantes, pues además de la de Keynes, Sampedro subraya la de Schumpeter, a las que añadiría, por mí parte, las de Kalecki, Sraffa, Mynski, por citar algunos de los que, aunque con diferencias entre ellos, pensaron y elaboraron teorías explicativas y relevantes. La enseñanza de la economía, si no tiene en cuenta todo esto, así como la historia y la evolución del pensamiento, se queda coja, y lo que es peor ciega, como ha pasado con la crisis actual.

Hay que señalar que Sampedro creó nuevos elementos de trabajo, pero partiendo de contribuciones que se habían hecho con anterioridad, y planteó la estructura económica como una disciplina nueva, antes de que el estructuralismo se pusiera de moda. Se anticipó también varios años a lo que fue la contribución del estructuralismo latinoamericano, que se desarrolló en la segunda mitad de la década de los sesenta del pasado siglo, como una interpretación de las causas del subdesarrollo en la región latinoamericana. Si se estudia el análisis histórico-estructural que proponen varios economistas latinoamericanos observamos que hay muchos puntos de coincidencia con el enfoque realizado por Sampedro.

En suma, el análisis estructural aborda el estudio de las estructuras, tantas como delimitemos en nuestro objeto de estudio, teniendo en cuenta el marco de las relaciones básicas e institucionales, pero que se producen y reproducen en un marco de relaciones sociales. Con estas premisas Sampedro aparece como un heterodoxo que nada contra corriente en las aguas tranquilas en las que se desenvuelve la economía oficial y convencional. Es también un inconformista con la realidad económica mundial. Heterodoxo e inconformista que proporciona una visión lúcida de la economía mundial y que sabe poner el dedo en la llaga en los problemas candentes que existen.

El Premio Nacional de las Letras se concede a un heterodoxo de la economía
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