viernes. 19.04.2024

El negocio educativo y otras mamandurrias

Mamandurria, según la Real Academia de la Lengua “sueldo que se disfruta sin merecerlo, sinecura, ganga, permanente”. Todo hay que decirlo, es un término que no conocía, pero que me hace gracia escucharlo. Yo siempre he buscado un término “simpático” para definir los millones de gastos de la Comunidad en propaganda o en tener miles de asesores.

Mamandurria, según la Real Academia de la Lengua “sueldo que se disfruta sin merecerlo, sinecura, ganga, permanente”. Todo hay que decirlo, es un término que no conocía, pero que me hace gracia escucharlo. Yo siempre he buscado un término “simpático” para definir los millones de gastos de la Comunidad en propaganda o en tener miles de asesores. Por lo que veo, a la Presidenta Regional, Esperanza Aguirre, cuestiones como las ayudas a sindicatos, becas, subvenciones, por ejemplo a desempleados, a distintas asociaciones, son mamandurrias. Pero es que no me termina de convencer nuestra Presidenta, ya que creo que lo de la propaganda y asesores se ajusta de pleno al término.

Sin embargo, yo hoy prefiero escribir sobre otra cuestión, que también entra dentro de las mamandurrias. Día a día, decreto a decreto, o rueda de prensa a rueda de prensa, se va recortando la inversión en educación, pero sin embargo aumenta la inversión en educación privada o concertada. Nos encontramos que cada año aumentan además los beneficios económicos de las empresas que gestionan estos tipos de educación, tanto que ahora se están planteando quitar la gratuidad de varios niveles educativos, como ha pasado ya con los ciclos formativos de ciclo superior. He ahí un tipo de mamandurria muy claro, se ayuda a ciertas empresas que conciben la enseñanza como un negocio, y que buscan beneficios como tal. Si tienen beneficios no creo que necesiten ese tipo de inversiones. Al margen queda el morbo de tratar la educación como un negocio privado, que asumen determinadas empresas, la mayoría vinculada a la Iglesia. Un negocio muy seguro, mamandurria, porque con tales ayudas es muy difícil que tengan pérdidas; es más mamandurria que negocio, ya que los negocios tienen sus riesgos. Ayudas que refuerzan a “empresas” que adoctrinan a nuestros jóvenes, y se enmarcan dentro del más agresivo integrismo. Tanto es así que mientras la Comunidad de Madrid baraja quitar dinero para vacunas, parece valorar invertir dinero en los uniformes de alumnos y alumnas de centros privados. Desde el Gobierno Regional se acosa a los centros educativos públicos, se les asfixia económicamente y se insulta a sus responsables y a toda la comunidad educativa, y mientras se favorece que se establezcan en Madrid nuevos centros privados, incluso regalando terrenos, como en el caso de la Universidad de Nueva York en la Finca Vista Alegre. Eso, Aguirre, también es una mamandurria.

El negocio educativo y otras mamandurrias
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