viernes. 29.03.2024

El doble lenguaje de CiU

Una de las características genéticas de la política de CiU es la habilidad con la que practican un doble lenguaje.No sólo porque dicen unas cosas y hacen otras, sino porque en Cataluña suelen quejarse de decisiones adoptadas en Madrid, que ellos han votado, cuando no impulsado. No es una cuestión nueva.

Una de las características genéticas de la política de CiU es la habilidad con la que practican un doble lenguaje.No sólo porque dicen unas cosas y hacen otras, sino porque en Cataluña suelen quejarse de decisiones adoptadas en Madrid, que ellos han votado, cuando no impulsado.

No es una cuestión nueva. Sin ir más lejos en la anterior legislatura, CiU votó a favor, mejor dicho impulsó una partida de los PGE 2011 para compensar la caída de los ingresos motivada por la bajada de tráfico en las autopistas radiales de Madrid.Quizás hay que añadir que las concesionarias de estas autopistas son empresas con las que CiU suele tener una relación muy fluida.  Eso sí, este comportamiento en Madrid no les impide luego a Cataluña alimentar la cultura del agravio situando como ejemplo el tema de las autopistas, que ellos mismos han votado, cuando no impulsado.

Este comportamiento de doble lenguaje se ha mantenido durante esta legislatura, al tiempo que CiU y el gobierno catalán ponían en marcha una ofensiva para lograr la mayoría absoluta con la que seguir haciendo sus políticas.

Las votaciones realizadas en el Congreso de Diputados en 9 meses son muy ilustrativas de lo que explico:

De los 27 Decretos Ley convalidados por el Congreso de Diputados, CiU ha votado SÍ en 17 ocasiones; NO sólo en 6 y abstención en 4.

Y en cuanto a las leyes aprobadas en estos meses, CiU ha votado SÍ en 4 ocasiones y NO en 2.

Entre los Decretos Ley en la que CiU ha votado SÍ están los que hacen referencia a los recortes presupuestarios y de derechos.  Así, votó a favor del primer ajuste durísimo del gobierno del PP, el del Decreto Ley 20/2011 de 30 de diciembre.  Se trata de una norma que contiene todos los recortes en el sector público, incluida la congelación de salarios y plantillas, así como las de sanidad o educación.  También la subida de sólo un 1% de las pensiones que actualmente el gobierno del PP no se ha comprometido todavía a revalorizar en función de una inflación del año 2012, que puede estar entre el 3 y el 3, 5%. También votó a favor del Decreto Ley 12/2012 de medidas tributarias para reducir déficit público, que, como ya sabemos ahora, no se ha reducido y sí lo han hecho los derechos.

En este terreno CiU votó en contra del Decreto Ley 14/2012 sobre gastos educativos y el Decreto Ley 16/2012 de sanidad.  Vale la pena destacar que si se leen las intervenciones del debate se podrá comprobar que la oposición a estas medidas iba más dirigida a problemas competenciales y no a la oposición a las políticas de recortes de derechos sociales básicos.  En muchas ocasiones, se ha visto también en los debates en el Parlamento catalán y en la negativa a presentar recursos de inconstitucionalidad contra leyes españolas, CiU deja bien claro que no está en contra de los recortes sino que está en contra de que los recortes no sean competencia del gobierno catalán.  Una manera muy curiosa de entender el autogobierno.

CiU también ha votado a favor del Decreto Ley 372012 y de la Ley 3/2012 de reforma laboral. Y lo ha hecho, en palabras de su portavoz, sin complejos.  No es necesario insistir demasiado en las consecuencias hoy ya evidentes de la reforma laboral.  Ha incentivado los despidos, los cambios unilaterales de las condiciones de trabajo, incluidos salarios y un debilitamiento de la negociación colectiva. El resultado último ha sido más parados y menos salario para los que trabajan. En el terreno laboral se abstuvo en el Decreto Ley 23/2012 de 24 de agosto que renovaba y recortaba el programa "PREPARA", el de los 400 euros.

También ha votado a favor de las reestructuraciones bancarias  que han supuesto transferir recursos públicos para tapar los agujeros de los bancos, socializando las pérdidas. Un caso claro de "expolio" de los ciudadanos por los bancos que, en este caso, CiU no sólo no denuncia sino que vota a favor.  Lo ha hecho en el Decreto Ley 2/2012 de 3 de febrero de saneamiento del sector financiero.  Y también en el más reciente Decreto Ley 24/2012 de 31 de agosto de reestructuración y resolución (liquidación) de entidades financieras, que entre otras cosas autoriza a crear el "banco malo" que se quedará con los activos inmobiliarios dañados o tóxicos en poder de las entidades financieras.  Y que si no lo impedimos puede acabar siendo una monumental estafa por la vía de socializar pérdidas y privatizar luego beneficios por la vía de vender activos inmobiliarios a precios más bajos de los que pagará el "banco malo" a las entidades financieras con dinero público, de la UE.  Recursos europeos que cargan la deuda pública española y que entre otras cosas son la justificación de las "contrapartidas" que en forma de recortes de derecho y privatización exige la Troika a cambio de facilitar recursos para salvar bancos españoles y sus acreedores europeos.

Curiosamente, el mismo dinero que sí se dispone para salvar bancos no existe para salvar familias hipotecadas.  En este sentido, CiU también votó a favor del Decreto Ley 6/2012 referido a los deudores hipotecarios, que cerró la puerta a las propuestas de dación en pago, que entre otras hacemos ICV-EUiA, y apoyó el placebo, con la trampa del "Código de buenas prácticas bancarias" del ministro de Guindos.

En el terreno de economía y hacienda, CiU ha votado casi siempre a favor de las leyes que permiten la intervención de la economía española y la catalana. Entre ellas la Ley Orgánica de estabilidad presupuestaria y estabilidad financiera o la Ley orgánica por la que se autoriza la ratificación del llamado Fiscal Compact de la UE o tratado de estabilidad, la base de todas las medidas de "rescate" y de desarrollo de la vergonzosa reforma del artículo 135 de la CE, impulsada por PSOE y PP en la anterior legislatura.  Incluso en este terreno se abstuvo en la votación del Decreto Ley 21/2012, el que regula los mecanismos de rescate de las CCAA a cambio de ceder soberanía y autogobierno.  Vale la pena destacar que la abstención vino tras el anuncio de voto a favor de los portavoces de CiU (en concreto Durán), pero la intervención de los portavoces del PP fueron tan duras –con una llamada a dejar claro que todo el que acoja al rescate autonómico debe asumir que en España sólo hay una soberanía y no 17– que el grupo de CiU tuvo que cambiar el voto a favor por la abstención.

Otras votaciones ilustrativas de los intereses que defiende CiU en el Congreso, que ni de lejos son los de la ciudadanía de Cataluña, las encontramos en la abstención en el Decreto Ley 1/2012 que acabó con los incentivos a las energías renovables.  El voto a favor del Decreto Ley 1972012 de liberalización del comercio y otros servicios (atención pequeños comerciantes, sobre su contenido). O el voto a favor Decreto Ley 22/2012 de infraestructuras y servicios ferroviarios que bajo el paraguas de la liberalización abre la puerta a la privatización de servicios ferroviarios.

Sin duda, CiU tiene todo el derecho del mundo a votar lo que crea oportuno, como todos.  Pero lo que no puede hacer y no debería hacer es seguir manteniendo un doble lenguaje, decir una cosa y hacer otra.  Decir una cosa en Cataluña y hacer la contraria en España.  Decir que actúa en nombre de los catalanes y las catalanas, cuando utiliza Catalunya como pantalla para defender los intereses de determinados sectores económicos y lobbys españoles, porque estos sí que no tienen patria.  O mejor, si, son sus intereses.

Y si lo hace, los ciudadanos tienen derecho a saberlo.

El doble lenguaje de CiU
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