jueves. 25.04.2024

Dios nos libre de vivir tiempos intensos

Alguien afirmó que la democracia necesariamente debía de ser aburrida. Sin embargo, nos es ésta la fase en que nos encontramos. Estamos en pleno centro del huracán. La sociedad española vive con intensidad los movimientos financieros que nos están llevando a un empobrecimiento en amplias capas de la población y a su desprotección pública debido a las medidas tomadas por el Gobierno de España.

Alguien afirmó que la democracia necesariamente debía de ser aburrida. Sin embargo, nos es ésta la fase en que nos encontramos. Estamos en pleno centro del huracán. La sociedad española vive con intensidad los movimientos financieros que nos están llevando a un empobrecimiento en amplias capas de la población y a su desprotección pública debido a las medidas tomadas por el Gobierno de España. Nos han tocado el nervio social y la gente clama desesperadamente en las calles. Desde el cinismo analítico pudiéramos afirmar que la sociedad y la política española se están convirtiendo en un gran laboratorio social. Pero no se trata de eso, los experimentos con gaseosa. El momento en el que estamos es de suma gravedad; muy delicado porque hablamos de sufrimiento.

Lo peor de esta situación es que no se perciben soluciones, ni iniciativas propias. Como mucho, nos encomendamos a una Europa que no existe, ya que tan solo es el sumatorio de intereses nacionales. Tal como hemos visto en los parlamentos nacionales que han debatido el préstamo financiero a España. Ya nadie ve brotes verdes; ya nadie afirma que las crisis están para aprovecharse de ellas. Al igual que el poema de Kavafis, “Que vienen los bárbaros”, la parálisis es la constante, a la espera que nos rescaten. La verdad es que desconozco si nos rescatarán, si nos intervendrán o si nos declararemos en quiebra. Lo que si afirmo es que nadie espere que nos salven; sólo de nosotros mismos depende nuestro futuro. Por ello, se deben plantear soluciones, propuestas, medidas, proyectos, horizontes. Debemos ser capaces de contestar a la pregunta clave: Por dónde salimos; cuál va ser nuestro modelo de crecimiento.

Es en estos tiempos revueltos, donde es preciso plantear mudanzas. Es más necesario que nunca que la izquierda lidere propuestas de cambio, que articule medidas sociales y políticas que hagan aflorar esperanzas. Que nos digan por dónde podemos salir del túnel. La protesta social es el cobijo natural del vulnerado, del herido. También es su propia defensa. Pero no es suficiente. Hay que liderar salidas desde opciones de progreso, visibilizarlas para hacerlas posibles. Trabar amplias alianzas sociales, desde la generosidad, para construir amplias alamedas. Lo que nos estamos jugando no es sólo cuestión de pobreza, es también cuestión democrática. Y ambos ingredientes, bienestar y libertad son imprescindibles. En fin, grandes tiempos estamos viviendo y para los mismos, se necesitan grandes personas, grandes ideas que hagan realidad grandes proyectos.

Dios nos libre de vivir tiempos intensos
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