29 de septiembre de 2010, 16:22
NUEVATRIBUNA.ES - 29.9.2010
...No he ejercido mi derecho a la huelga por considerar que carecía del objetivo esencial que toda huelga debe tener: la defensa del trabajador.
Creo con firmeza que esta huelga general es lo que el dicho popular denomina papas a deshoras o, abusando aún más de la sabiduría ancestral y que no será el último de esta reflexión: a buenas horas mangas verdes. Dicho de otro modo, es una huelga de justificación…que no se justifica.
Y no se justifica porque cuando la crisis asomó el hocico, se cerraban empresas y se perdían a chorros puestos de trabajo y la banca se enrocaba poniendo a salvo su tajada, los responsables de salvaguardar los derechos de los trabajadores, o sea sus representantes sindicales, no plantaron la cara que debían al ejecutivo de este país, nuestro País. Y se perdieron en mesas de negociación, palabrería, falso sentido de la responsabilidad, mareos de perdiz...en resumen no estuvieron a la altura de las circunstancias.
Tras esta huela general lo importante no será, aunque se tratará de simplificarlo de ese modo, el número de trabajadores que la ha secundado o no. Porque habría que analizar innumerables porqués en la adhesión o rechazo para que los dígitos tuvieran sentido. La reflexión, a mi juicio, tiene que ser otra y de hondo calado ¿es válido el modelo sindical actual? ¿Es independiente, económica y políticamente, de los poderes públicos? ¿Sus representantes están cualificados para lograr los objetivos que se espera de ellos? ¿Han sabido evolucionar a la par que el resto de las instituciones sociales? Y lo que es más importante ¿defienden eficazmente al trabajador al que representan?
Si no hay una profunda reflexión tras esta huelga general, si prevalece la ceguera y no se aprovecha para enmendar errores, si mañana los millones de trabajadores en paro siguen en el olvido…no tendremos vergüenza. Unos más que otros, claro.
Santos Rejas Rodríguez
...No he ejercido mi derecho a la huelga por considerar que carecía del objetivo esencial que toda huelga debe tener: la defensa del trabajador.
Creo con firmeza que esta huelga general es lo que el dicho popular denomina papas a deshoras o, abusando aún más de la sabiduría ancestral y que no será el último de esta reflexión: a buenas horas mangas verdes. Dicho de otro modo, es una huelga de justificación…que no se justifica.
Y no se justifica porque cuando la crisis asomó el hocico, se cerraban empresas y se perdían a chorros puestos de trabajo y la banca se enrocaba poniendo a salvo su tajada, los responsables de salvaguardar los derechos de los trabajadores, o sea sus representantes sindicales, no plantaron la cara que debían al ejecutivo de este país, nuestro País. Y se perdieron en mesas de negociación, palabrería, falso sentido de la responsabilidad, mareos de perdiz...en resumen no estuvieron a la altura de las circunstancias.
Tras esta huela general lo importante no será, aunque se tratará de simplificarlo de ese modo, el número de trabajadores que la ha secundado o no. Porque habría que analizar innumerables porqués en la adhesión o rechazo para que los dígitos tuvieran sentido. La reflexión, a mi juicio, tiene que ser otra y de hondo calado ¿es válido el modelo sindical actual? ¿Es independiente, económica y políticamente, de los poderes públicos? ¿Sus representantes están cualificados para lograr los objetivos que se espera de ellos? ¿Han sabido evolucionar a la par que el resto de las instituciones sociales? Y lo que es más importante ¿defienden eficazmente al trabajador al que representan?
Si no hay una profunda reflexión tras esta huelga general, si prevalece la ceguera y no se aprovecha para enmendar errores, si mañana los millones de trabajadores en paro siguen en el olvido…no tendremos vergüenza. Unos más que otros, claro.
Santos Rejas Rodríguez