viernes. 29.03.2024

Consejos Europeos: crónica de la mala gobernanza de Europa

La cumbre del Consejo Europeo, que se reunió en Bruselas durante los días 13 y 14 de diciembre, fue una de las menos resolutivas de los últimos tiempos, lo cual, si se tiene en cuenta lo que han sido las conclusiones de buena parte de dichas cumbres, quiere decir que no resolvió nada. Esto es literalmente lo que se desprende de la lectura de los 12 folios del documento de conclusiones.

La cumbre del Consejo Europeo, que se reunió en Bruselas durante los días 13 y 14 de diciembre, fue una de las menos resolutivas de los últimos tiempos, lo cual, si se tiene en cuenta lo que han sido las conclusiones de buena parte de dichas cumbres, quiere decir que no resolvió nada. Esto es literalmente lo que se desprende de la lectura de los 12 folios del documento de conclusiones. Las decisiones sobre la Unión Bancaria, las adoptó el Ecofin en su reunión del día anterior, el 12 de diciembre. En las conclusiones de la cumbre de jefes de estado y de gobierno ni siquiera hay un párrafo que afirme que ratifican las decisiones adoptadas por el Ecofin. ¿Pero es que el Ecofin adoptó alguna decisión precisa reflejada por escrito en algún documento de conclusiones? Cabe dudarlo, porque al día de hoy, seis días después de la reunión, no existe tal documento. Todo lo publicado en los medios de comunicación sobre las decisiones adoptadas en las dos reuniones –Ecofin y cumbre– se basa en notas de prensa y declaraciones de portavoces y líderes, europeos y nacionales, y en la interpretación del documento de conclusiones de la cumbre que no refleja sino un debate todavía abierto que puede culminar con una versión limitada de Unión Bancaria en 2014.

Si decisiones del Consejo, que aparecían reflejadas en anteriores documentos de conclusiones con una cierta precisión, luego han sido reinterpretadas o simplemente no cumplidas o aplicadas –siempre en beneficio de la versión alemana–, a partir de las consideraciones sobre la Unión Bancaria que hizo esta cumbre caben varios puertos de llegada, alejados todos ellos de las propuestas de partida más ambiciosas del documento de los “cuatro presidentes (presentado por el presidente del Consejo, Van Rompuy, con el acuerdo de los otros tres “presidentes” europeos: Barroso, Juncker y Dragui).

Cabe recordar, dado que las “conclusiones” del Consejo también hablan de otros aspectos del reforzamiento de la Unión Económica y Monetaria, que sobre la armonización fiscal de la UE o/y de la Zona Euro –el pilar más marginado hasta el momento en los debates– lo único concreto que ha aprobado, hasta el momento, una cumbre del Consejo fue en junio de 2011. Entonces encargó a la Comisión que presentara una propuesta sobre establecimiento de una base imponible común del impuesto de sociedades para que fuese aprobada en la cumbre de diciembre de 2011. No se hizo. En la cumbre de junio de 2012 se llamaba a que prosiguieran los estudios sobre éste y otros aspectos impositivos muy parciales. En las dos últimas cumbres ya no hay ni la menor alusión al tema.

¿Y sobre el crecimiento? ¿Y sobre las ayudas a los países que están en una peor situación económica? El Plan de Crecimiento y Empleo, aprobado en la cumbre de junio de 2012, no sólo es radicalmente insuficiente sino simplemente un engaño: de los supuestos 120.000 millones de euros que se iban a dedicar a su financiación, sólo 10.000, el 0,1% del PIB europeo, eran realmente nuevos. Son los destinados a la capitalización del Banco Europeo de Inversiones (BEI). Lo demás, puro artificio contable mediante el que se sumaba un cálculo sobre la potencial capacidad de apalancamiento del BEI y los fondos estructurales y de cohesión no gastados. Pues bien, el reforzamiento de la capitalización del BEI no se ha realizado todavía Se supone que se hará a partir de comienzos de 2013. Es decir, cuando la Zona euro y la UE han entrado en recesión, las mínimas medidas que pueden fomentar la inversión ni siquiera se consideran urgentes: ¡van a tardar casi un año en comenzar a aplicarse!

Sobre las ayudas a los países en peor situación económica, el apartado 12b) de las conclusiones habla de “mecanismos de solidaridad que puedan sustentar los esfuerzos que realicen aquellos Estados miembros que celebren tales acuerdos contractuales a favor de la competitividad y el crecimiento”. Pero se trata de uno de los apartados de la propuesta que el presidente del Consejo, deberá presentar a la cumbre de junio de 2013. Es decir que, como muy pronto, podrán implementarse en 2014, a pesar de la dramática y urgente necesidad de ayuda que tienen algunos países del Sur y del Este de Europa. Pero aún así, la canciller Merkel, en persona, dictaminó que tendrán “un presupuesto muy limitado… de 10.000, 15.000 o 20.000 millones de euros como máximo”, y que, por supuesto, los países deberían aceptar condiciones adicionales. En esto quedó la propuesta de Van Rompuy de crear un “fondo de solidaridad” para los Estados con mayores problemas.

Los otros tres apartados de las propuesta que la cumbre debería examinar dentro de seis meses se refieren a la coordinación de las reformas nacionales, la viabilidad de los contratos negociados de competitividad y crecimiento y a “la dimensión social de la UEM, incluido el diálogo social” (ni una sola palabra más en este apartado).

Pues bien, lo supuestamente acordado sobre la Unión Bancaria por el Ecofin comprende, entre otros extremos:

• La creación de un Mecanismo Único de Supervisión (MUS), dependiente del BCE. En contra de la propuesta de los cuatro presidentes, el MUS sólo supervisará los bancos “sistémicos” (con activos superiores a 30.000 millones de euros), nacionalizados o intervenidos.

• El mantenimiento de la Autoridad Bancaria Europea (ABE), con sede en Londres, con funciones imprecisas. Parece certera la opinión de que su mantenimiento sólo se ha hecho para “contentar a los británicos”.

• La creación de un mecanismo único de resolución de entidades bancarias con los poderes necesarios para liquidar bancos en los Estados miembros participantes del mismo (al menos los de la Zona Euro) y cuya financiación se base en las contribuciones del propio sector financiero.

• El rechazo a la propuesta de los cuatro presidentes de crear un fondo de garantía de depósitos europeo. Sólo se procurará armonizar los criterios de funcionamiento de los fondos de garantía nacionales.

En todos y cada uno de los puntos de controversia, el gobierno alemán impuso su criterio. El resultado global es que cuando haya Unión Bancaria, si finalmente se resuelven todos los problemas técnicos y políticos pendientes, allá en 2014, ésta será limitada, fragmentada y España no podrá trasvasar a los bancos españoles la deuda pública de su rescate bancario. Una de las principales “concesiones” de Merkel en la cumbre de junio ha sido finalmente revertida. Sólo fue una concesión en el papel y temporal.

El Consejo pospuso el debate sobre el marco presupuestario de la UE 2014-2020. Los términos del debate están centrados en la magnitud del recorte que se debe aplicar a la bien modesta propuesta de la Comisión Europea, es decir en cuanto disminuyen respecto a los presupuestos vigentes y a la modestísima cifra del 1% del PIB europeo.

Las reuniones del Ecofin y de la cumbre del Consejo que comentamos y sus conclusiones, o lo que se supone de ellas, son otro nuevo ejemplo del mal gobierno de Europa. Por la persistencia en las fracasadas políticas de austeridad, reformas estructurales regresivas y recortes sociales y laborales. Por el olvido, insuficiencia o/y no aplicación de medidas para afrontar la recesión económica promoviendo el crecimiento y el empleo. Por negarse siquiera a abordar la creciente división territorial, social y política que pone en crisis el mismo proyecto de la UE. Por la marginación de todo lo social y del diálogo social en las decisiones de los órganos de la UE. Por profundizar en la falta de transparencia y democracia en la toma de decisiones de las instituciones de la UE. Sólo se avanza en la cesión de soberanía –nada menos que la política presupuestaria nacional se cede en el nuevo Tratado– a las instituciones europeas, ante todo por parte de los países más endeudados, mientras que se pierde democracia. El método intergubernamental, el único realmente vigente de los procedimientos de toma de decisiones de la UE, está adquiriendo cotas realmente alarmantes de falta de transparencia y de democracia. No las hay ni en el ámbito europeo ni en los ámbitos nacionales sobre decisiones que están incidiendo como nunca, y muy negativamente, en la historia de la UE en las condiciones de trabajo y de vida de la gran mayoría de la ciudadanía

Y sin embargo, el presidente del Gobierno de España, Mariano Rajoy, declaró a la salida de la reunión del Consejo, a modo de balance anual navideño: “Ha sido un buen año para Europa”. Asombroso.

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