20 de septiembre de 2010, 17:27
NUEVATRIBUNA.ES - 30.10.2009
Tras saltar a los medios de comunicación las detenciones de personas del PSC y CiU, la corrupción está en su Everest. Tirios y troyanos llenan los periódicos y tertulias con análisis sesudos y crítica fácil. Es sabida la afición del español por esta última. Criticar es sencillo. Ahora bien ¿y proponer soluciones o ideas que ayuden a evitar o mejorar lo criticado?
Hay dos que me parecen obvias: reforzar la democracia y los medios de control. Nadie puede estar en desacuerdo, salvo los corruptos…claro. Todo lo que se haga en esta dirección nos parecerá bien. Quisiera señalar dos o tres ideas distintas a las habituales.
Respetar y potenciar las minorías. Como consecuencia del bipartidismo cada vez más imperante, los pequeños partidos van camino de la extinción Y eso, en mi opinión, es una de las causas de la situación política actual, donde el hastío y el desencanto alejan a los ciudadanos. Cuando se teoriza sobre la democracia se recalca eso del respeto a las minorías. Más en la práctica se les combate a sangre y fuego pensando en quedar sólo dos contendientes en la arena política. Vaya de paso que los errores de esas minorías y el cainísmo de algunos, como IU, no ayuda en nada.
Crear en los partidos una Oficina de atención al ciudadano al igual que hay en tantos organismos o las de atención al cliente en tantas empresas. No solucionará la gravedad de los problemas, pero ayuda. Enseguida se me dirá que en los partidos ya existe una secretaría encargada de esa relación. ¿Alguien piensa seriamente que de verdad tienen relación con la sociedad, con los votantes o ni siquiera con los afiliados? Me da igual como se llame. Lo que quiero decir es que exista algo a nivel estatal donde un simple españolito pueda dirigirse directamente para denunciar lo que es vox populi cuando se está al pie del cañón.
Porque cuando se estudian los casos de corrupción y se pregunta directamente en la calle se encuentra una frase común: “esto era sabido y algún día tenía que saltar”. Estoy seguro que quien lea este artículo está pensando, en su fuero interno, en algún caso que simplemente no ha saltado porque quien reparte la tarta lo hace a la perfección y nadie se va de la boca. Si esta apreciación es correcta, me pregunto ¿cómo se puede saber en la calle lo que pasa y no en la policía, los juzgados y, sobre todo, en los partidos? Continuamente se dice que éstos deben modernizarse. Al igual que existe en la policía o en las entidades bancarias con su auditoría interna, los partidos deberían crear una Sección de Asuntos Internos dependiente de la dirección estatal o directamente de la secretaría general encargada de vigilar la actuación de sus cargos públicos y de recibir las denuncias de cualquier concejal o militante que quiera informar o denunciar de algo que sea ilegal. Seguro que así se frenarían muchos casos y cuando el partido los sacara a la luz pública o, en su caso, a la justicia, no haría más que ganar ante la opinión pública. Por muy dura que resulte esa transparencia, siempre es mejor “limpiar la era” antes de que te obliguen a limpiarla.
José Luis Egido - Periodista.
Tras saltar a los medios de comunicación las detenciones de personas del PSC y CiU, la corrupción está en su Everest. Tirios y troyanos llenan los periódicos y tertulias con análisis sesudos y crítica fácil. Es sabida la afición del español por esta última. Criticar es sencillo. Ahora bien ¿y proponer soluciones o ideas que ayuden a evitar o mejorar lo criticado?
Hay dos que me parecen obvias: reforzar la democracia y los medios de control. Nadie puede estar en desacuerdo, salvo los corruptos…claro. Todo lo que se haga en esta dirección nos parecerá bien. Quisiera señalar dos o tres ideas distintas a las habituales.
Respetar y potenciar las minorías. Como consecuencia del bipartidismo cada vez más imperante, los pequeños partidos van camino de la extinción Y eso, en mi opinión, es una de las causas de la situación política actual, donde el hastío y el desencanto alejan a los ciudadanos. Cuando se teoriza sobre la democracia se recalca eso del respeto a las minorías. Más en la práctica se les combate a sangre y fuego pensando en quedar sólo dos contendientes en la arena política. Vaya de paso que los errores de esas minorías y el cainísmo de algunos, como IU, no ayuda en nada.
Crear en los partidos una Oficina de atención al ciudadano al igual que hay en tantos organismos o las de atención al cliente en tantas empresas. No solucionará la gravedad de los problemas, pero ayuda. Enseguida se me dirá que en los partidos ya existe una secretaría encargada de esa relación. ¿Alguien piensa seriamente que de verdad tienen relación con la sociedad, con los votantes o ni siquiera con los afiliados? Me da igual como se llame. Lo que quiero decir es que exista algo a nivel estatal donde un simple españolito pueda dirigirse directamente para denunciar lo que es vox populi cuando se está al pie del cañón.
Porque cuando se estudian los casos de corrupción y se pregunta directamente en la calle se encuentra una frase común: “esto era sabido y algún día tenía que saltar”. Estoy seguro que quien lea este artículo está pensando, en su fuero interno, en algún caso que simplemente no ha saltado porque quien reparte la tarta lo hace a la perfección y nadie se va de la boca. Si esta apreciación es correcta, me pregunto ¿cómo se puede saber en la calle lo que pasa y no en la policía, los juzgados y, sobre todo, en los partidos? Continuamente se dice que éstos deben modernizarse. Al igual que existe en la policía o en las entidades bancarias con su auditoría interna, los partidos deberían crear una Sección de Asuntos Internos dependiente de la dirección estatal o directamente de la secretaría general encargada de vigilar la actuación de sus cargos públicos y de recibir las denuncias de cualquier concejal o militante que quiera informar o denunciar de algo que sea ilegal. Seguro que así se frenarían muchos casos y cuando el partido los sacara a la luz pública o, en su caso, a la justicia, no haría más que ganar ante la opinión pública. Por muy dura que resulte esa transparencia, siempre es mejor “limpiar la era” antes de que te obliguen a limpiarla.
José Luis Egido - Periodista.