domingo. 19.05.2024

A Moncloa a hombros de sandios oportunismos

Las agencias de rating nos llevan de cabeza. España se encuentra bajo la zarpa de estos monstruos, también Italia. Y el tiburón abre ya sus fauces insaciables hacia los llamados países económicamente fuertes.

Las agencias de rating nos llevan de cabeza. España se encuentra bajo la zarpa de estos monstruos, también Italia. Y el tiburón abre ya sus fauces insaciables hacia los llamados países económicamente fuertes. Durao Barroso insta a Bruselas a trabajar coordinadamente para evitar estos 'rescates' -eufemismo para ocultar el término robo- por parte de otros ogros que anónimamente se esconden bajo la aparente neutralidad de 'mercados'. Son simplemente los especuladores los que se hallan detrás de tanta barbarie. Estos bucaneros de la maldad tienen como lacayos algo que viene en llamarse empresas de 'calificación', entre ellas hemos tenido que aprender el nombre de las principales, Moody's, S&P y Fitch.

Los que mueven los hilos de tanta angustia son, en connivencia con la especulación financiera, los políticos de ideología ultraliberal. Ideología que va imponiendo su dominio en Europa dejando en la estacada a la socialdemocracia. Aquí en España su espejo es el Partido Popular.

En España, desde su patria gallega y en pleno disfrute vacacional, Mariano Rajoy ha sido generoso y ha afirmado el buen hacer de Zapatero en la gestión inacabable de intentar contener el 'rescate' de nuestro país. Pero manda a sus huestes a poner todo tipo de zancadillas al Partido Socialista.

Pons, González, tan oportuno como siempre, exige adelantar el adelanto de las elecciones generales. Ahora que el partido gobernante tiene la argolla más prieta en el cuello por las amenazas 'rescatadoras', el PP da una vez más la perversa imagen ante la ciudadanía potencialmente votante y ante el resto del mundo de que nadie puede confiar en España ni en su Gobierno actual. La única solución es la suya, la de los 'populares'. Pero ¿en qué consiste tal solución?

Las comunidades autónomas de Madrid, Castilla-La Mancha, Murcia y Valencia quieren transferencias a la carta. Les molestan aquellas áreas que no dejan dinero y que son pilares en el Estado de Bienestar, como son sanidad y educación, principalmente. Hasta el punto de que han llegado a plantear la devolución de estas transferencias al Gobierno de la Nación, saltándose la Constitución y cualquier cosa que se les ponga por delante.

En Valencia, por citar lo más cercano a mí, las distintas 'familias peperas’ andan a la greña por el poder, no por dar soluciones a los graves problemas habidos. Intentando presionar al nuevo Presidente, Alberto Fabra, tenemos a los campistas, con Sánchez de León procurando abrirse su cuota, a los opudeistas, a los zaplanistas, a los blasquistas-rusistas y los agraviados de 'Fabra el malo'. Todos 'muy preocupados' por afianzarse en su 'aquí mando yo', las dificultades que las resuelvan otros.

Mientras, don Mariano no abre su boquita para clarificar qué hacer ante las llamadas primas de riesgo que atenazan a buena parte de Europa pero que a nosotros nos están asfixiando. Los tentáculos de los 'mercados' ya no nos dejan ni respirar. Y decir que los 'populares' tienen la varita mágica de la solución es enredarse en sus propios embustes. Hora es ya de 'mojarse' y ante los más que probables nuevos recortes tienen la obligación de pronunciarse alto y claro. Un señor que se ve ya en Moncloa tiene que tener la gallardía de coger las riendas ante los problemas. Aunque la respuesta de Rajoy ante las dificultades es no sabe no contesta, y dejar que estas se pudran por sí mismas. Pero aquí no hablamos de las corruptelas de su partido; esto es distinto y mucho más serio. Se trata de sacar adelante a España o consentir en que nos arruinen de por vida. Y los recortes no pueden ceñirse nuevamente a la clase trabajadora, a los funcionarios y a los pensionistas. No. La justicia social impera que carguen ahora con sus responsabilidades aquellos más pudientes y que antes ni se enteraron de que una gravísima crisis nos atrapaba con sus tentáculos.

A Moncloa a hombros de sandios oportunismos
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