sábado. 20.04.2024

El PSOE como rehén del PP. Primeros ensayos

Según encuestas sociológicas, España es de los pocos países de Europa que sociológicamente está ligeramente sesgado a la izquierda y, en cambio, o gobierna la derecha o gobierna el PSOE con políticas de derechas en lo económico. Esta es la contradicción que vive España desde el advenimiento de la democracia. Y cabe pensar que eso ocurría casi desde las Cortes de Cádiz de 1812, de ahí la necesidad durante el siglo XIX de continuos pronunciamientos de derechas –con alguna excepción como la de Espartero– para frenar los avances liberales –entonces eso era la izquierda– y los golpes de Estado de Primo de Rivera y el rey Afonso XIII en 1923, el intento fallido de Sanjurjo en 1932 y el “exitoso” de Franco en el 36 del siglo XX. Conviene siempre saber de donde venimos, tener perspectiva histórica de los elementos definitorios para valorar el presente. La llamada Transición supuso urnas más perpetuación de la dictadura franquista a través de un partido político: Alianza Popular, que no votó el artículo VIII de la actual Constitución. UCD, como partido de nuevo cuño, homologable con los partidos demócratas cristianos italianos o alemanes o golistas como en Francia, fracasó por falta de tradición democrática en la derecha, es decir, en los españoles que, una parte muy importante de los mismos, apoyó las cadenas de la dictadura franquista hasta el mismo año de la muerte del dictador. Si estamos así ahora es gracias a esos españoles, cuya satisfacción por activa o por pasiva de ser súbditos en lugar de ciudadanos se perpetúa ahora en el voto del PP. El dilema entre ruptura o continuismo se resolvió mediante el turno de mayorías absolutas o casi, con coaliciones con los partidos de derechas nacionalistas del PNV y CiU. Este sistema se ha perpetuado hasta la última legislatura de Zapatero. Pero desde ésta y la última de Rajoy ocurren varias cosas que cambian todo el panorama: la crisis económica mundial y la irrupción de dos nuevos partidos como son Podemos y Ciudadanos, que captan el voto de los jóvenes, sobre todo con estudios universitarios, que ya no se sienten representados ni concernidos por los viejos elefantes del PP y PSOE. Y ocurre otra cosa que no está siendo aún valorada ni aquí ni en ninguna parte porque falta perspectiva: el fracaso, una vez más, del neoliberalismo, incluso en su versión intervencionista. Ocurrió con el keynesianismo a mediados de los años 70 del siglo pasado cuando no pudo mantener los niveles de gasto sin inflación, aunque no esté claro que lo uno sea causa de lo otro. Daba igual, la propaganda pudo con la información y la inteligencia, cosa que ocurre siempre. En España la cosa es más grave porque las consecuencias de las medidas neoliberales de Zapatero en mayo del 2010 y, sobre todo, las de Rajoy entre el 2011 y 2012 es la contracción de la economía dentro de la propia crisis. El que quiera comprobarlo sólo tiene que mirar un gráfico de la evolución del PIB desde el 2007 hasta la actualidad. Con más de un 20% de paro –llegó estar en el 24%– frente al 10% de Francia o Italia, el PP tiene muchas dificultades para conseguir el voto de los jóvenes. Si a eso se le suma el acabamiento de la hucha de las pensiones y la falta de ingresos en la Seguridad Social por mor de los bajos salarios (aumentan los cotizantes pero disminuyen los ingresos), parece imposible que se puedan mantener las pensiones sólo con los ingresos propios. Y detrás de las pensiones está el voto de los pensionistas mayoritariamente al partido de Rajoy. De ahí que el Gobierno quiera separar las pensiones de viudedad y orfandad del resto, financiándolas con impuestos. Pero las cifras no dan si se quiere mantener el déficit y no se aumenta los ingresos del Estado en los frentes del fraude fiscal y las cotizaciones, y con el aumento de la participación del Estado en lo público. En España las distintas Administraciones ingresan hasta 8 puntos porcentuales que Francia, Italia y Alemania de media, e ingresa menos que el muy liberal Reino Unido, lo que supone en torno a unos 80.000 millones de euros. Si se quiere cambiar esto, esas son las medidas porque España genera suficiente renta y riqueza como para financiar las pensiones y el Estado de Bienestar, pero hay que romper la extraordinaria desigualdad de renta y riqueza que se ha consolidado con la crisis, reducir sustancialmente el fraude fiscal y aumentar la participación del Estado en la economía.

Roto el turnismo en lo político y fracasado el neoliberalismo intervencionista a la española si se quiere, el PP ya no puede continuar su dictadura de la mayoría absoluta. Lo intenta, pero no puede. Lo ha intentado con la ley mordaza y lo intenta actualmente con la amenaza permanente de boicotear al legislativo con el veto por el artículo de la Constitución del techo de gasto. Y lo hace, por ejemplo, argumentado que ¡no hacer exámenes de reválidas en toda España para el título de bachiller es más caro que hacerlo! Es una desfachatez, pero de nuevo confía en el bajo nivel intelectual de sus votantes para perpetrar semejante patraña. Sin mayoría absoluta el PP no es un partido que sepa gestionar las leyes con negociación en el Parlamento entre fuerzas políticas distintas y diversas. Por ello se aferra ahora a eso que se ha llamado “la gran coalición” con el PSOE. Supuestamente el modelo alemán, modelo que ya está fracasando en la misma Alemania con el surgimiento de nuevos populismos. Aquí copiamos en exceso y siempre con mucho retraso. Parece que todo lleva a esa coalición. Los que dieron “el golpe palaciego” en el PSOE lo hicieron para evitar el entendimiento entre el PSOE de Pedro Sánchez y Podemos. El acercamiento del PP al PSOE a través de la “conquista” socialista de la subida del salario mínimo –pactada de antemano– le permite al PP librarse de Ciudadanos, socio que le hace la competencia en el seno de la derecha, lo miso que Podemos al PSOE en el seno de la izquierda sociológica; además le permite al PP facilitar al PSOE la aprobación del techo de gasto. Sin embargo esa coalición en España no puede consolidarse porque lo que le exige Bruselas al Gobierno no lo puede dar el PSOE, ni siquiera este PSOE gobernado por una gestora de paja. No queda más remedio en España que aumentar los ingresos. España ha ingresado 182.009 millones de euros en impuestos en el 2015 frente a los 200.675 que ingresó en el 2007. Y además Rajoy ha agotado la posibilidad de endeudamiento, ya que ha colocado el saldo de la deuda pública en torno al billón de euros, unos 350.000 millones más que cuando vino al gobierno a finales del 2011. Otra posibilidad, pero no suficiente, sería una subida sustancial del salario mínimo. Precisamente el caramelo que el PP ha vendido al PSOE para que, a su vez, lo venda a izquierda sociológica es la subida pactada entre ambos del 8% del salario mínimo. Supone pasar de los 655,20 euros anuales en supuestamente 14 pagas a 707,61 euros. Sin embargo en Francia el salario mínimo es de 1467 euros, en Alemania es de 1440 y en el liberal Reino Unido es de 1.343. Es verdad que en España, si los que cobran el mínimo cobraran las 14 pagas, el salario mínimo pactado sería de 825,54 euros en 12 pagas, aún muy lejos de los europeos mencionados, países que no tienen esa diferencia en términos de poder de compra.

Es posible que el PSOE pueda mantener los niveles de voto que le otorgan las encuestas actualmente siendo rehén al menos de momento del PP, pero eso es insuficiente e indigno para el partido de Pablo Iglesias Posse. Además su coalición es inestable y contradictoria, porque no puede ser a la vez Oposición y pactar de continuo con el PP arrinconando al resto de los partidos. No puede convertirse en un mono de feria del PP, el cual lo exhibe y lo exhibirá para demostrar que el resto de los partidos sobran en el Parlamento, que son irrelevantes porque deber gobernar siempre el partido más votado y para sacar pecho en Bruselas como alumno aventajado de la Merkel. Y si eso no funciona el PP intentará aumentar su representación electoral a la italiana, es decir, tal como propone Mateo Renzi en el próximo referéndum en Italia. O bipartismo pactado o mayoría absoluta con menos del 40% de los votos emitidos. Nuevo chantaje del PP a la vista.

Creo que en España es de los pocos países que no está agotada la vía de un posible gobierno de izquierdas. Eso haría despertar las ilusiones de muchos abstencionistas actuales, pero para eso tienen que mentalizarse los dirigentes del PSOE y de Podemos de que eso sólo es posible si llegan algún tipo de acuerdo, porque ambos partidos van continuar más o menos en su representación actual en esta legislatura. Ambos responden a la brecha generacional política que se ha abierto en España a raíz del 15-M. Ahora mismo en el Parlamento es posible echar a Rajoy con el voto de ambos partidos y la abstención de Ciudadanos. Y eso será así probablemente en las próximas elecciones. No hay otra forma de mandar al PP a la Oposición. No es posible con los partidos independentistas y será muy difícil si  no se consigue la abstención del partido de Albert Rivera. Más vale que vaya creándose ese entendimiento –aunque sea de momento sotto voce– para mantener la ilusión de que España no está abocada, bien a las dictaduras de la mayoría absoluta del PP, bien a un gobierno del PP con un rehén bajo el brazo. Un triste final para el PSOE, incluso suponiendo que no se produzca su pasokización. De momento, en las últimas encuestas de metroscopia publicadas en diciembre, Unidos Podemos supera al PSOE a pesar de los errores tácticos de Unidos Podemos.

El PSOE como rehén del PP. Primeros ensayos