viernes. 19.04.2024

Isabel Díaz Ayuso necesita una Nancy

Angel Gabilondo | Portavoz PSOE Asamblea de Madrid

En EEUU 35 años de sectarismo en los medios de extrema derecha propiciaron el fenómeno Trump. En la Comunidad de Madrid los 25 años de gobiernos del PP, también sectarismo de multitud de medios y la ausencia de un centro derecha racional han propiciado el fenómeno Isabel Díaz Ayuso. A ello hay que añadir una oposición silenciosa, extremadamente tranquila e incapaz de trabajar como un bloque, plural, pero bloque.

Así las cosas, el estilo Esperanza Aguirre ha renacido en el cuerpo de Ayuso, poseído por el espíritu de Miguel Ángel Rodríguez, dando lugar a esas miradas de muñeca diabólica que a veces nos regala. La diferencia es que Aguirre hacía y deshacía, también en tiempos en los que cobró más fuerza la corrupción organizada del PP, con mayoría absoluta. Ayuso perdió las elecciones y está sujetada por Ciudadanos, que todo apunta está en descomposición, y la ultraderecha de Vox, cuyo objetivo es el lío y pasar peajes al Gobierno regional. La cuestión es que no es raro que el PP madrileño pase por la derecha a Vox mientras el tercer socio mira para otro lado.

Es en este escenario en el que Ayuso parece sentirse contenta con sus juguetes. A ella le gusta jugar. Juega a periodista, que para eso estudió la carrera, con Telemadrid; juega a los médicos con el Hospital Zendal y ahora también con La Paz; juega a los profes montando una universidad privada… Pero fundamentalmente, y relacionado con todo ello, juega a las casitas, a las construcciones. Para eso ha aprobado en plena pandemia la Ley del Suelo, en lectura única y sin posibilidad de debate.

Si algo ha hecho bien el PSOE en la Asamblea de Madrid recientemente ha sido posibilitar el debate sobre Telemadrid en el pleno de la Asamblea, aunque ha vuelto a faltar pedagogía y que la comunicación fluyera con el resto de las izquierdas políticas, sociales y laborales. Más en estos tiempos en los que el vicepresidente del Gobierno de Podemos, Pablo Iglesias, hace extrañas declaraciones en las que parece querer tensionar las relaciones con el PSOE.

Nadie puede negar que Telemadrid ha mejorado radicalmente en sus contenidos, sus informativos y su audiencia. Hay que estar muy loco, o loca, para no verlo y criticar desaforadamente a la televisión pública madrileña. Otra cosa es que los profesionales de Telemadrid nos transmitan informaciones que no nos gustan. Pero claro…, es que si pierde nuestro equipo de fútbol, pues ha perdido y será por unas causas y traerá unas consecuencias, pero hay que contarlo. Eso es lo que le ocurre a la presidenta Ayuso con lo que cree que es su juguetito. Que no siempre se gusta cuando sale, o cuando se tratan temas que a ella no le parecen adecuados, o cuando le hacen preguntas que no se espera.

Como ve que con el juguetito Telemadrid no se divierte como sí hacían Esperanza Aguirre o Ignacio González, pues quiere romperlo vía Consejería de Hacienda. Quiere romperlo de tal forma que incluso ha impedido que se transmitiera un acto en el que participaban los Reyes de España porque hacía falta contratar técnicos temporalmente y la Consejería de Hacienda lo ha impedido.

Ayuso quiere jugar a médicos y monta el Hospital Isabel Zendal. Un auténtico desaguisado al que nadie con covid y en su sano juicio quiere acudir. Una especie de nave industrial en la que los enfermos no tienen la más mínima intimidad (¡ah, esos tiempos de Aguirre en los que prometía habitaciones individuales en los hospitales!). Un hospital en el que los familiares de los enfermos son “el enemigo” y los teléfonos móviles son considerados armas de destrucción porque demuestran el estado de los baños, de los desayunos… Y en una maniobra mediática que ya vivimos bajo el poder de Aguirre y las averías del Metro, surge un “sabotaje” realizado por sanitarios contra el hospital.  Campaña que cuenta, lógicamente, con el apoyo de esos medios que son simples voces de su amo Miguel Ángel Rodríguez.

Pero no es sólo el Zendal, ahora también es La Paz. Este inmenso hospital se ha mezclado con el juego de las construcciones hasta tal punto que está abriendo grietas dentro de los propios consejeros del PP. Javier Fernández Lasquetty es el responsable regional de Hacienda. Un mal gestor en lo técnico y más de derechas que el grifo de agua fría en lo político. Lasquetti tuvo que dimitir en 2014 porque la justicia le tumbó un proyecto para privatizar seis hospitales en la región de Madrid en los tiempos de otro presidente prenda: Ignacio González. Ahora la idea de Fernández Lasquetti es tirar el actual hospital de La Paz (donde quedará un buen terrenito) y construir otro nuevo, que raro será no le venga bien a la cuenta de resultados de los amigos que no pudieron entrar en la privatización de los seis hospitales. Entretanto, la Consejería de Sanidad (del PP) y los consejeros de Ciudadanos no dan crédito a la idea porque existe un plan de 2019 de reforma integral de La Paz valorado en más de 500 millones de euros, tal como informaba recientemente “El País”.

Contra la resignación

El listado de barbaridades que esta región está padeciendo con Ayuso es más largo que las viejas guías de teléfono. Las muertes por el COVID-19 siguen superando las cuarenta diarias en Madrid, pero Ayuso parece seguir a su referente democráticamente defenestrado, Donald Trump, e insiste en que hay que salvar la economía antes que la salud. De hecho, el objetivo de Miguel Ángel Rodríguez es convertirla en la Agustina de Aragón del empresariado del sector de hostelería en toda España, para disgusto de los presidentes del PP que tienen dos dedos de frente.

El primer peaje claro de Vox para aprobar los presupuestos regionales es que se abra toda la hostelería y ese es el camino emprendido ya por la presidenta, caiga quien caiga. Cómo no, presiona al Gobierno de España mientras ella no da cuenta de a dónde va todo el dinero transferido por el Ejecutivo central a la región y no ofrece ninguna ayuda directa al sector de hostelería. Ayuda que, como bien decía el otro día el periodista Joaquín Estefanía, debería darse “condicionada a que los hosteleros muestren que los contratos y los salarios de sus trabajadores son decentes”.

En Madrid parece que cada cual está a sus cosas mientras en el mundo miran a esta región y su capital con sorpresa. El “Huffingtonpost” se hacía eco de un reportaje en “París Match”, una de las principales revistas de Francia, titulado “Madrid, el pavor y la fiesta”. Leen los franceses y es sabido en el resto de Europa que “a medida que Europa endurece sus medidas contra la amenaza de nuevas cepas, Madrid está considerando el toque de queda hasta la media noche”.

Ayuso juega a periodistas, a médicos, a construcciones…, pero también juega con la vida, la salud y la muerte de los madrileños. Parece que nos hemos acostumbrado. Lo que necesita Ayuso es una Nancy Pelosy. Una persona que ha montado dos “impeachment” contra Donald Trump a sabiendas de que no salían los números pero que eran un deber moral y político frente al abuso de poder. Como recientemente escribía Lluís Bassets en el artículo titulado “Un incierto futuro”, el “impeachment también es un ejercicio de pedagogía política”.

Ayuso necesita una Nancy y Madrid también para no perder la credibilidad en la democracia. La oposición política parece seguir a sus cosas sin entender que a la ciudadanía se nos ha trasladado una sensación de que aquí no pasa nada aunque veamos medio centenar de muertes diarias. Esto apesta a resignación y alguien debería elevar la voz con contundencia, algo que no está reñido con la educación. Alguien debería organizar a la oposición para que deje de mirarse al ombligo. Alguien debería despertar de este letargo con olor a muerte.

Isabel Díaz Ayuso necesita una Nancy