miércoles. 24.04.2024

Almeida pierde la dignidad y la honorabilidad

“Hasta el final de la Guerra Civil, Madrid tuvo su propia identidad. No la identidad reflejada por las zarzuelas de autores que ni siquiera eran madrileños. Me refiero a ese espíritu que se puso de manifiesto el 7 de noviembre de 1936. Un espíritu rebelde de reacción ante el poder. Un espíritu que ya se puso de manifiesto el 2 de Mayo de 1808. Ese espíritu que Franco se encargo de eliminar”. Pedro Montoliú, cronista de la Villa y gran conocedor de todo lo acontecido en la capital me relataba así en mayo de 2018 para la revista “Madrid Sindical” las vicisitudes del foro y el castigo infligido por Franco.

No podemos olvidar que Madrid fue quien resistió año tras años al avance final del fascismo en España. Tanto es así que el propio Serrano Suñer, según explicaba Montoliú, planteó quitarle la capitalidad a la ciudad, “así se propuso en un Consejo de Ministros, pero los militares rebeldes a la legalidad republicana lo impidieron porque “estaban deseando instalarse en ella”. Madrid fue una ciudad “roja” y Franco “de una forma muy sibilina, muy tranquila, a través del Ayuntamiento y el Gobierno Civil fue quitando instituciones y tradiciones que terminaron por descafeinar ese espíritu madrileño”, explicaba el cronista de la Villa.

Con la llegada de la democracia, se intentó recuperar ese espíritu y con la llegada de Tierno Galván, el viejo profesor, hubo un repunte, pero los gobiernos posteriores poco hicieron, hasta el momento actual en que está reviviendo la venganza de los herederos del franquismo por aquella resistencia. PP, Vox y Ciudadanos son marionetas en manos de Vox y el síntoma más evidente acaecido estos días es su rechazo a la ciudad que gobiernan. Pretenden eliminar de la memoria de Madrid los nombres de dos ilustres socialistas, de dos indiscutibles referencias sindicales del movimiento obrero español e internacional: Indalecio Prieto y Francisco Largo Caballero, este último madrileño y aunque “poco fiestero gran bailador de chotis”, según relata su nieta en una entrevista.

Como es sabido aquel espíritu de reconciliación fue incluso mantenido por José María Álvarez del Manzano cuando siendo alcalde de Madrid por el PP propuso dar el nombre de “Indalecio Prieto”  al bulevar que el ahora alcalde, también del PP, ha decidido retirar del callejero. Álvarez del Manzano mostró su perplejidad mientras Almeida y la vicealcaldesa Begoña Villacís siguen adelante con la propuesta de Vox. Según un comunicado de UGT, la calle dedicada a Francisco Largo Caballero fue en su día promovida por un concejal de la extinta Unión de Centro Democrático.

Es evidente que el viaje al centro anunciado por Pablo Casado para el PP tiene el timón estropeado en la Comunidad de Madrid y en la capital, donde han puesto proa a Vox y su derrotado influencer intelectual, Donald Trump. Ese acoso a Indalecio Prieto y Largo Caballero desde el Gobierno municipal -desde Almeida-Villacís-Vox- tiene su réplica en los ultrajes de grupos “incontrolados” que permanentemente atacan la estatua erigida en Nuevos Ministerios en honor a Indalecio Prieto, que fue quien ideó está zona de la ciudad.

De cualquier forma, el Ayuntamiento de Madrid ha institucionalizado gravemente el ultraje y la violencia contra los dos socialistas. Hace escasos días aparecía destrozada en los almacenes municipales la placa erigida en el que fuera domicilio de Francisco Largo Caballero. La instalación de la placa fue aprobada por unanimidad hace 39 años por el Pleno del Ayuntamiento de Madrid y su retirada se realizó a martillazos y sin previo aviso coincidiendo con el 151 aniversario del nacimiento del líder socialista.

Sonia Largo Valcarce es nieta de Largo Caballero, nació en el exilio en México y ahora vive en Estados Unidos. Evidentemente está indignada y ha remitido una carta abierta “a la España libre y democrática” en la que califica la actitud del Gobierno municipal de “acto de barbarie”, que “también refleja la vileza de los fascistas que gobiernan la ciudad de Madrid”. Y continúa, "está muy claro que están haciendo todo lo posible por crear un ambiente de descontento y de miedo en la sociedad madrileña”. La ética “no existe en sus mentes atrofiadas. Solo saben demostrar crueldad, son faltos de compasión y son vengativos”. Y concluye refiriéndose directamente al alcalde Almeida: “Usted y su gobierno fascista no representan a Madrid y mucho menos a España. Usted representa el odio, la venganza, la mentira, la violencia y al fascismo, y a su pesar, España no es un país fascista, España es un país democrático y libre”.

La polarización está servida. Como desarrollaba Juan Francisco Fuentes, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad Complutense de Madrid, en un artículo titulado “Ni héroes ni villanos”, Largo Caballero e Indalecio Prieto “han sido las últimas víctimas de esa polarización maniquea del pasado y, sin embargo, si en España tuviéramos una memoria compartida y plural, integrada por españoles de toda condición, Prieto y Caballero, pese a los errores que cometieron, deberían ocupar un lugar en ella”.

Desde el mundo universitario, alrededor de 300 historiadores de todo el mundo, han firmado un manifiesto en el que explican que los argumentos de Vox y el Ayuntamiento se basan en “los viejos y desacreditados clichés pseudohistóricos de la propaganda franquista, acarreando de forma confusa los mitos guerracivilistas enunciados en 1939 por el Dictamen de la Comisión sobre ilegitimidad de poderes actuantes en 18 de julio de 1936”. El documento de estos historiadores desmonta punto por punto el argumentario del Gobierno municipal.

Asimismo recuerdan que Largo Caballero puede considerarse víctima del terrorismo, ya que la Falange tiroteó su domicilio y estuvo apunto de matar a una de sus hijas en un atentado el 15 de marzo de 1936. Igualmente se puede considerar víctima del nazismo, pues estuvo prisionero en el campo de Sachsenhausen (al norte de Berlín) desde el 31 de julio de 1943 al 21 de abril de 1945.

Estamos pues en una paradoja bastante normalizada a lo largo de la historia como es la de criminalizar a las víctimas y, en este caso, para más inri, bajo el paraguas de la Ley de Memoria Histórica, que se refiere a “retirada de placas conmemorativas de exaltación, personal o colectiva, de la sublevación militar, de la Guerra Civil y de la represión de la Dictadura”.

A nadie se le ocurre solicitar la retirada de la enorme escultura que se levantó en homenaje a Juan de Borbón, padre de Juan Carlos I, a pesar de estar documentado su deseo por participar en la Guerra Civil apoyando a Franco, con quien tuvo intercambio de misivas. Como muestra, el telegrama de Juan de Borbón tras la caída de Madrid:

“Uno mi voz nuevamente a la de tantos españoles para felicitar entusiasta y emocionadamente a V.E. por la liberación de la capital de España. La sangre generosa derramada por su mejor juventud será prenda segura del glorioso porvenir de España, Una, Grande y Libre. ¡Arriba España!”

A vuelta de correo, Franco le contestó:

“Al recibir vuestro emocionado telegrama por la gran victoria nacional, me es grato recordar que entre esa juventud admirable, tan pródiga en el sacrificio, habéis intentado formar, solicitando reiteradamente un puesto de soldado. Por ello será realidad la España Una, Grande y Libre que evocáis. ¡Arriba España!”

Años después, el objetivo era restaurar la democracia, y como rescata Juan Francisco Fuentes, Largo Caballero aseguró a fines de 1945 tras recibir la visita de un emisario monárquico en su confinamiento francés que lo importante era la libertad, “luego, que le ponga cada cual el nombre que quiera”.

Ante este ataque institucional que están sufriendo las figuras de Caballero y Prieto, en paralelo al vandalismo callejero, el PSOE, UGT y el Grupo Municipal Socialista están adoptando coordinadamente medidas ante los tribunales. Esta semana está prevista la presentación de una querella criminal por la destrucción de la placa por la comisión de un delito tipificado en el artículo 323 del Código Penal, también por prevaricación y la siguiente semana está prevista la presentación de un contencioso.

La democracia tiene resortes en los tribunales, en las instituciones y en la Universidad para impedir actitudes prevaricadoras por parte de la ultraderecha. El objetivo es precisamente impedir la erosión de la democracia. El objetivo es la libertad evocada por Largo Caballero.

Almeida pierde la dignidad y la honorabilidad